Economía

Euskadi es la comunidad con menor presión fiscal solo por detrás de Madrid

Madrid obtendría una presión fiscal de 87,6 puntos, la más favorable, seguida de los distintos territorios vascos: Gipuzkoa con 92,9, Álava con 89,8 y Bizkaia con 88,9

15 abril, 2021 16:43

Euskadi es la comunidad autónoma con menor presión fiscal, solo por detrás de Madrid, mientras que Cataluña es la región con la mayor presión, según el informe "La competitividad fiscal de las comunidades autónomas. Condición necesaria para el desarrollo económico"

En la presentación del estudio, el presidente del Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa, ha señalado que la crisis de la covid-19 ha intensificado "los graves problemas" de la economía española, con más déficit publico y deuda, ha subrayado la importancia de generar crecimiento económico y empleo, y ha rechazado subir los impuestos "en un momento tan delicado".

Ha agregado que aumentar la imposición en seis puntos, como sugiere el Gobierno, es "negativo", y que subir los impuestos no siempre tiene un efecto positivo, porque desincentiva la inversión, y ha abogado por hace aflorar la economía sumergida.

Según el estudio de esta entidad privada, España no está por debajo de la media de presión fiscal de la Unión Europea, si se tiene en cuenta esa economía sumergida, que es "sustancialmente más elevada" que en la media de la UE. España cuenta con una presión fiscal normativa en 2020 diez puntos superior a la media de la Unión Europea, 110 puntos frente a 100 del promedio de la UE, precisa.

Madrid obtendría una presión fiscal de 87,6 puntos, la más favorable, seguida de los distintos territorios vascos: Gipuzkoa con 92,9, Álava con 89,8 y Bizkaia con 88,9. El peor resultado se da en Cataluña, donde el índice se elevaría hasta los 134,5 puntos. El informe destaca la importancia de la corresponsabilidad fiscal, y en su defecto, que cualquier armonización de tributación entre comunidades autónomas debería hacerse a la baja, y no al alza.

Considera positivo dejar que los territorios puedan reducir los impuestos que cobran a sus contribuyentes, puesto que existe una correlación clara entre un sistema fiscal eficiente y competitivo, que evite distorsiones y con tipos reducidos, y un mayor crecimiento económico, lo que produce la paradoja de que territorios con impuestos más bajos consigan una mayor recaudación que aquellos otros que mantienen una tributación elevada.