Una mquina trabaja en un vertedero lleno de basura. / Pexels

Una mquina trabaja en un vertedero lleno de basura. / Pexels

Economía

El Gobierno vasco destina 18 millones de euros a la basura

Lakua inyecta fondos europeos Next Generation a 79 proyectos urbanos y rurales para optimizar la gestión de residuos municipales y acercarse al fin a los objetivos de reciclaje y reutilización marcados desde la UE

28 enero, 2023 05:00

Al principio, todo lo que se tiraba al cubo de la basura era solo eso: desecho. Ahora en cualquier parte hay al menos cinco contenedores diferentes con los que separar envases de leche de cáscaras de plátano, botes de conservas, revistas dominicales o pilas del mando a distancia. El objetivo es facilitar la gestión de los residuos que llegan a las plantas de tratamiento para darles segunda vida. Una estrategia que requiere de la complicidad ciudadana en el inicio del ciclo, pero también de instalaciones y tecnologías capaces de completarlo. Y ahí se ha pinchado hueso mucho tiempo. Según estadística del propio Gobierno vasco, en este momento apenas la mitad de los restos domésticos y comerciales entra en la recogida selectiva, de éstos el 38% se recicla, únicamente el 7% acaba convertido en compost y no llega ni al 1% el que se trata para su reutilización. Malas cifras que exigían un golpe de timón.

Euskadi aprobó en plena pandemia sanitaria su Plan de Economía Circular y Bioeconomía, estableciendo la gestión de residuos como uno de sus puntales. Con el programa Next Generation para una recuperación sostenible y resiliente de los países europeos, ha llegado el acelerón. El Gobierno vasco acaba de destinar 18 millones de euros de su línea de ayudas procedentes de la UE a 79 proyectos urbanos y rurales. La idea es que esto ayude a agilizar la tarea pendiente y poder acercarse puntualmente a los tres nuevos horizontes temporales marcados en reutilización y reciclado de residuos municipales: objetivo del 55% en 2025, 60% en 2030 y 65% en 2035.

Una mejor gestión de restos ayudará a reducir los impactos medioambientales. También favorecerá la generación de puestos de trabajo, con la consiguiente cohesión social si las condiciones laborales acompañan. Pero las motivaciones de esta inversión van más allá. Ihobe, Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno vasco, señala claramente que esta acción forma parte de una estrategia para “posicionar Euskadi como una región referente en el ámbito europeo en economía circular, en la que el medio ambiente se convierta en factor clave de competitividad”. Instituciones y empresas ya han comprobado que sumarse a la transición verde, además de permitir cuidar el entorno y el planeta, ayuda a ganar dinero y prestigio convirtiendo desafíos en oportunidades.

Iniciativas en marcha de aquí a 2026

El caso es que no hay prácticamente rincón en Euskadi que se haya quedado sin ayuda. De los 79 proyectos, 34 son de Gipuzkoa, 27 de Bizkaia y 18 alaveses. El criterio principal al seleccionar iniciativas y repartir asignaciones era que respondieran a estos cuatro ámbitos de actuación: implantación o mejora de recogidas separadas, especialmente biorresiduos (residuos orgánicos biodegradables de origen vegetal o animal generados en el ámbito domiciliario y comercial); construcción de instalaciones específicas para su tratamiento; puesta en marcha de nuevas plantas de preparación para la reutilización y el reciclado de otros flujos de restos; e inversiones relativas a instalaciones de recogida, triaje y clasificación, mejora de centrales de tratamiento mecánico-biológico y preparación de Combustible Sólido Recuperado. 

A partir de ahí, se han priorizado aquellos proyectos enfocados en la mejora de la recolección y tratamiento de la fracción orgánica, porque Euskadi quiere contar para 2025 con recogidas generalizadas de biorresiduos en cada uno de sus municipios. Con el foco puesto en ese año y ante la urgencia de cumplir el Pacto Verde, se ha exigido que todas las iniciativas sufragadas mediante los fondos Next Generation estén desarrolladas de aquí a 2026 a más tardar. 

Desde plantas de compostaje a recuperación de muebles

Detrás de las 79 iniciativas hay sobre todo municipios, pero también cuadrillas, mancomunidades y las diputaciones. Algunos proyectos son modestos, otros ambiciosos, según el campo de operaciones y la envergadura de la obra. Por inversión en Álava destaca la iniciativa del Ejecutivo foral para el fomento de la reparación y venta de segunda mano de productos de consumo: 1.850.000 euros con los que conseguir recuperar y sacar al mercado elementos desechados por la ciudadanía, como muebles, textiles, electrodomésticos, material de jardinería… En este mismo territorio también se llevan buen pellizco las plantas de compostaje de Vitoria-Gasteiz y la Llanada Alavesa, con 1,6 millones de euros. 

Uno de los proyectos mas potentes en Gipuzkoa es el Centro de Preparación para la Reutilización de residuos sólidos urbanos de Zubieta (1.789.042 euros), cuya finalidad es llevar a cabo la comprobación, limpieza y reparación de productos o componentes de productos que se hayan convertido en residuos. En Bizkaia, el grueso se lo ha embolsado Garbiker, empresa pública perteneciente a la Diputación de este territorio. Con 1,7 millones se construirán tres plantas comarcales con capacidad para albergar 2.000 toneladas anuales de restos de alimentos. El objetivo será fabricar compost destinado a recuperación de suelos degradados, agricultura o como sustrato para la flora. 

Ihobe insiste en que “el mejor residuo es el que no se genera o, en su defecto, el que, una vez generado, puede recibir un tratamiento tal que le permita incorporarse de nuevo al ciclo productivo con las mismas propiedades que el material de origen, sin que exista una degradación de la materia prima original”. Con la ayuda europea espoleando en esa dirección y el planeta pidiendo a gritos la transición verde, tirar dinero a la basura ha adquirido nuevo significado.