Economía

La industria vasca echa el freno en sus consumos energéticos y anticipa una ralentización económica

El consumo de gas natural en la industria se desploma un 33% en octubre y la siderurgia gasta un 16,2% menos de electricidad que en 2021

30 noviembre, 2022 05:00

Con unos síntomas de ralentización ya presentas en algunos aspectos de la economía vasca y una recesión industrial a la vista para 2023, la industria empieza ya a reducir una marcha. A los innumerables conflictos de finales de un otoño caliente (Metal de Bizkaia, Ibermática, Lidl, Amazon, Correos...) se empiezan a sumar parones por el retroceso de la demanda en automoción -ahí están los casos de Bridgestone y Michelin- y la siderurgia -con el caso de Arcelor- y los propios precios de la energía, todavía altos y que se han comido los márgenes empresariales de varias de las firmas más importantes de Euskadi.

El cóctel cada vez se hace más difícil de digerir, las industrias cada vez tienen más incertidumbre y ahora lo vienen a ratificar los datos de consumo energético. Unas cifras que dibujan un panorama de menos actividad industrial incluso que en 2021, cuando la pandemia y las restricciones del LABI todavía eran una losa para la economía vasca. Así lo reflejan las cifras del Observatorio de Coyuntura Energética de Euskadi. Un instrumento del Ente Vasco de la Energía (EVE) con el que la entidad pública cuantifica cómo está evolucionando el consumo energético en la comunidad autónoma y que recientemente ha publicado sus datos de octubre.

Las cifras del ente público recogen un consumo que en el conjunto de Euskadi recogen retrocesos tenues del consumo en el caso de gas natural -que aunque en el conjunto del año ha aumentado ya ha sido inferior en este octubre si se compara con las cifras del mismo mes del año pasado- y en el de la electricidad -donde el consumo ha caído un 3% en el acumulado anual y un 5,3% en el mes de octubre-, pero que desglosa por sectores esa evolución del consumo y empieza a dar cuenta de cómo la gran industria está empezando a ralentizarse. Según las cifras del EVE, el consumo eléctrico de las siderúrgicas vascas se ha desplomado un 16,2% durante este último mes en comparación con el año pasado y en el acumulado anual registra un retroceso del 11,7% con respecto al año pasado.

Pero si la coyuntura ya es de ralentización en las electrointensivas, el caso de las gasintensivas es de frenazo considerable. Aunque el acumulado anual es algo más halagüeño -el consumo ha descendido un 13,2% en el conjunto del año-, en este mes de octubre la demanda de gas en la industria ha sido un 33% inferior a la de 2021. Dicho de otra forma: la industria vasca ha renunciado a uno de cada tres GWh que consumía por estas alturas de 2021.

Planta de cogeneración en una industria papelera / Aspapel

Planta de cogeneración en una industria papelera / Aspapel

Las centrales térmicas, a pleno rendimiento

En el lado contrario de la balanza están las centrales térmicas. Unas infraestructuras a las que la extensión de la excepción ibérica les ha hecho coger mucha velocidad después de un primer semestre prácticamente paralizadas. Ahora el consumo de estas plantas -entre ellas, las de cogeneración- se ha disparado: es un 75% superior con respecto a octubre de 2021 y en el acumulado del año duplica con holgura el consumo del año pasado, habiendo aumentado un 146,8% en los diez meses ya consumidos durante este año.

La extensión de la excepción ibérica fue uno de los grandes logros de las gasintensivas durante el verano. Una medida que permitió a Euskadi 'resucitar' 364 MW de potencia en empresas como Michelin, Petronor o Papelera del Oria con plantas de cogeneración. Hasta entonces, el recurso a esta tecnología que se había desplomado un 67% desde que la excepción ibérica había entrado en vigor por su falta de competitividad.

Junto al aumento de las centrales térmicas, la ligera moderación de los precios de los carburantes en las últimas semanas ha dado de nuevo alas al consumo, que marcha un tenue 0,8% por encima del consumo del año pasado, en el que, en cualquier caso, las restricciones a la movilidad también condicionaron el consumo de combustible.