Economía

"Una política proteccionista de la UE perjudicaría las relaciones comerciales con China"

Ángela Yun Xu, especialista en relaciones comerciales Euskadi-China, cree que tras la pandemia “puntualmente ciertas empresas decidan abandonar la República Popular China, pero no de forma generalizada”

20 diciembre, 2020 05:00
Nació en Danyang, una ciudad de la provincia de Jiangsu, a 200 kilómetros de Shanghái, aunque para realizar sus estudios universitarios se trasladó a Suzhou, dentro de la misma provincia, pero a 90km de la capital. No tiene muy claro qué quería ser de pequeña, pero sabe que lo de volar lo tenía muy presente. “Mi padre me dice que siempre quería comer alas de pollo, porque así me saldrían alas y podría volar y conocer mucho mundo”, recuerda Angela Yun Xu, CEO de la consultora MING DA Consulting, que da servicios, bilateralmente, a las empresas vascas con negocios en la República Popular China y a las empresas chinas con negocios en Euskadi.
 
Unida a esa intención de volar, fue desarrollando una gran curiosidad por conocer otros países y otras culturas. Convencida de que hablar inglés le ayudaría en ello, se decantó por la filología inglesa. Era 2001 y China ingresaba como miembro número 143 en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Muchas empresas y extranjeras empezaban a invertir masivamente en República Popular China y sus ganas por conocer otras culturas iba en aumento. De aquella etapa recuerda que “en China somos muchos, la competencia es muy grande y estudiamos muchísimo para intentar ser los mejores”.

Cuando acabó sus estudios empezó trabajando en varias escuelas de idiomas, donde impartía clases de chino a los extranjeros. Montó su propia empresa, Discover Mandarin, de idioma, cultura y protocolo en los negocios chinos, aprovechando la gran cantidad de expatriados que había en Suzhou por aquel entonces, ya que muchas empresas americanas y europeas iban a instalarse en esta ciudad. En 2006 conoció al que hoy es su marido, un donostiarra con el que se mudó al País Vasco en 2015, “aunque estábamos muy contentos en China”, aclara.

MING DA Consulting nació en diciembre de 2019 con el objetivo de servir de puente entre Euskadi y la República Popular China y con la idea de aumentar y acelerar las relaciones comerciales.

Ángela se puso en contacto con Emekin, un programa de la Diputación Foral de Gipuzkoa para ayudar a las mujeres emprendedoras, impulsado por ASPEGI, la Asociación de mujeres profesionales, directivas y empresarias de Gipuzkoa. Este programa le ayudó a centrar la viabilidad del proyecto y también en asesoría laboral, fiscal y contable. En julio de 2019 contactó con Innogune, la aceleradora de empresas de la Universidad de Deusto, presentó el proyecto, les gustó y se ubicaron en su campus, desde donde prestan sus servicios.

¿Cómo una filóloga china acaba montando una consultoría en San Sebastián para facilitar las relaciones comerciales de las empresas chinas y vascas?

Durante mis trabajos en mi país y en Euskadi me di cuenta de que la diferencia cultural entre occidente y la China es grandes, no solo era el idioma. Vi muchos problemas en los negocios que simplemente eran un problema cultural, de conocimiento de China y de entendimiento, problemas que hacían perder negocios que eran interesantes para ambas partes. Estos problemas no sólo los vi con las empresas vascas, sino con empresas de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra… que si no tenían ya personal en China y con mucha experiencia tenían muchos problemas.

Y con esa problemática, ¿qué tipo de servicios son necesarios?

Nosotros apoyamos y acompañamos a nuestros clientes de forma integral en cualquier asunto que se les presente en China, aunque donde queremos que los clientes nos sitúen es en la estrategia y seguimiento de implantaciones y joint venture en China y en Euskadi, apoyando en la búsqueda de localizaciones, partners, constitución de la sociedad, visitas regulares a la filial y auditorías a todos sus departamentos. Dentro de este servicio integral apoyamos también a nuestros clientes en temas de desarrollo de negocio, proveedores, agendas de trabajo personalizadas, participación y gestión de ferias… En definitiva, nos convertimos en un brazo de nuestros clientes en China y en Euskadi.

Aparte de mi marido y yo, el equipo lo forman dos senior project managers que pasan largas temporadas en China, y siete colaboradores chinos que participan según los proyectos: uno en Beijing, dos en Shanghái y cuatro en Suzhou.

¿Las consultas vienen especialmente de algún sector?

Vienen de sectores industriales muy diferentes: ferrocarril, automoción, aeronáutica, forja, equipos médicos, vino… Hay clientes que nos solicitan una ayuda puntual para reclutar personas para su empresa en China, buscar /homologar un proveedor, acompañar en unas reuniones para negociar con una empresa china, acompañamiento en una visita a una feria o reunión… En cambio, con aquellos clientes que hay una confianza y relación de más tiempo, los encargos vienen del seguimiento de las operaciones de la filial china, de incluso definir las características de la persona que se quiere reclutar…

¿Cuáles son las problemáticas más habituales que tienen las empresas vascas a la hora de implantarse en China?

No solo las empresas vascas, sino todas en general: no tener en la matriz una estrategia internacional clara de lo que se quiere hacer en China y no disponer los medios humanos y financieros adecuados para llevarla a cabo. China es un mercado muy grande pero extremadamente competitivo, muy sensible al precio, que evoluciona muy rápido y donde está todo el mundo peleando por sus negocios.

¿Qué aspectos hay que tener en cuenta a la hora de realizar negocios en China?

Primero que no es un mercado fácil y que hay que poner al frente un equipo potente y dotarle de los recursos necesarios y preparar un plan de viabilidad por lo menos de 3-5 años. También hay que tener muy en cuenta las diferencias culturales. China pasa un examen a todos los que quieren poner un pie en ella y basta con ver cómo hacen las cosas aquellas empresas que les va bien, para entender a quienes fracasan. Uno de los ejemplos clásicos son los fracasos de las joint venture (acuerdos entre dos empresas) donde la parte extranjera cree que sin hacer nada va a controlar el negocio y se va a quedar con la mayor parte del beneficio. Estos casos acaban con la ruptura y cierre. Un divorcio de un matrimonio que nunca se llegó a consumar).

Al contrario, ¿qué buscan las empresas chinas en Euskadi?

En cuanto a los sectores de interés están aquellos que pueden suponer una ventaja tecnológica competitiva, como la Inteligencia Artificial, los sectores aeronáutico y espacial, robótica, telecomunicaciones, energía; y aquellos que sirvan de apoyo a su crecimiento, como materias primas, alimentación y logística, entre otros. A diferencia de las empresas japonesas, por ejemplo, no suelen tener motivaciones de hacer cambios en el equipo directivo, lo mantienen como hicieron en IBM cuando LENOVO les compró la línea de negocio de los ordenadores portátiles o en casos como HAIER al establecerse en Europa.

¿En qué aspectos necesitan ayuda las empresas chinas cuando deciden hacer negocios en el País Vasco?

La verdad es que poca, como vemos en los empresarios individuales que se establecen. No necesitan financiación, pero valoran el servicio de acompañamiento en sus negociaciones, más allá de una pura y simple traducción, así como personas de confianza que supervisen sus negocios. 

Con la Covid-19 parece que se ha establecido cierta apuesta por la producción en mercados locales…

Cuando se reactive la economía, las altas cifras de paro, el parón industrial y una masa social en condiciones económicas malas, van a hacer que, como suele ser tradicional, se vea en las exportaciones una solución para salir del agujero.

En este contexto, el mercado chino es un gran mercado y quienes vean en las exportaciones una salida no lo van a obviar. Los que tienen proyecto de futuro en China, como Mercedes Benz, tienen claro que para ellos es un mercado prioritario y por eso no han cancelado sus inversiones.

¿Teme que, tras la pandemia del coronavirus, las empresas vascas decidan abandonar su producción en China para apostar por una local?

Es posible que puntualmente ciertas empresas decidan abandonar China, pero no pienso que de forma generalizada. Personalmente creo que China va a salir fortalecida de esta situación y con una mayor influencia en la economía mundial. Va a seguir siendo la fábrica del mundo durante bastante tiempo y lo que es seguro es que el mercado chino es y será el mayor del mundo, así como la base productiva para vender en toda la región de Asia-Pacífico, que es hacia donde se ha desplazado el peso de la economía mundial y va a seguir en esta dirección.

Recientemente se ha firmado la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), un acuerdo de libre comercio entre 10 estados del sudeste asiático y Australia, China, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda. Esta iniciativa está capitaneada por la China y la disyuntiva está ya en el aire: igual que se ha ignorado cómo se ha enfrentado la pandemia, ahora hay que decidir si se va a ignorar esta zona económica que va a mover la economía mundial en los próximos años.

Sea cual sea la decisión, no hay duda de que la continuidad de muchas empresas va a depender de este rincón del planeta y las decisiones que se tomen en base a ella.

¿Tras el covid-19 la inversión china buscará nuevos mercados?

Pensamos que no va a cambiar la tendencia, pero es posible que por parte de la Unión Europea se centre en una política proteccionista, lo que dificultaría las inversiones e incluso las relaciones comerciales. Lo que parece claro es que China va a salir fortalecida frente a otras potencias mundiales debido a su rapidez y contundencia a la hora de parar la covid-19.

¿Hay todavía muchos prejuicios en ciertos temas a la hora de entablar relaciones con China?

Más que prejuicios hay en juego intereses geopolíticos y económicos y el mundo se ha envuelto en una bipolarización no sostenible, porque por parte de la China no hay intención de participar en ella, lo que no quiere decir que se deje presionar.