Economía

Sara de la Rica: "La recuperación de la actividad empezará sin duda antes del verano de 2021"

La economista considera que el exceso de temporalidad es "una anomalía que debemos erradicar con urgencia"

21 noviembre, 2020 05:00

Sara de la Rica (Bilbao, 1963) es catedrática de economía por la Universidad del País Vasco, miembro de Honor de la Asociación Española de Economía y, desde hace dos años dirige la Fundación ISEAK, dónde dice sentirse “más útil que nunca”. Con el empleo/desempleo, las diferencias de género, la pobreza y desigualdad, la digitalización y el capital humano como ejes de actuación, De la Rica y su equipo elaboran diagnósticos y evaluaciones para precisar cuáles son los problemas socio económicos y aportar luz sobre cómo actuar. La evidencia que aportan los datos y el rigor e independencia de sus análisis son su bandera.

Recientemente ha formado parte de un grupo de personas expertas convocados por el gobierno de Pedro Sánchez para diagnosticar la situación de la economía en España y perfilar las medidas para salir de la crisis provocada por la pandemia…

En efecto, hemos realizado un diagnóstico sobre el mercado laboral y hemos tratado de visualizar la hoja de ruta de aquí al 2030. Hemos tratado de proponer medidas para la transformación de nuestro mercado laboral: apostar por una mayor creación de empleo, facilitar el aumento de tamaño de las empresas, apostar por normativas laborales que protejan a los trabajadores más que a los empleos, que erradiquen el exceso de temporalidad, etc. Veremos cuánto caso le hacen, no sólo a nuestro capítulo, sino a otros también muy interesantes que abordan temáticas como el crecimiento, la demografía, la productividad, etc. Esperemos que no se quede en un cajón.

¿Hacia dónde camina la economía tras esta pandemia?

Tenemos una gran oportunidad de diseñar e implementar proyectos tractores que transformen nuestra sociedad. El cambio climático nos obliga a producir otros bienes y servicios y a hacerlo de otra manera. No podemos seguir destrozando el planeta. Se van a librar fondos muy importantes para acometer estos proyectos tan ambiciosos, que digitalicen y modernicen nuestras pequeñas empresas, que permitan inversiones sustanciales para acometer el cambio energético, que modernicen el agro español, y también nuestra industria turística. Y todo ello debe ir acompañado de una adaptación de las personas a los nuevos perfiles, pues se crearán muchos trabajos, aunque también se destruirán otros. Esta adaptación laboral debe ir acompañada de una exigencia de que los nuevos empleos sean de calidad, para terminar con esta precariedad que afecta sobre todo a determinados colectivos.

La pandemia nos ha puesto en un momento excepcional en el que salud y economía se enfrentan muchas veces. ¿Tienen que estarlo o hay fórmulas para que no sea así?

Hasta que la ciencia no nos proporcione la vacuna tendremos que dar prioridad a la salud y limitar la vida social, pero tratando de que la economía siga funcionando, aunque algunas actividades, sin duda, quedan muy dañadas. Nadie ha conseguido por ahora otra solución. La ciencia está permitiendo que el descalabro económico dure menos tiempo. Si las expectativas se cumplen, para junio del 2021 el panorama cambiará radicalmente, las expectativas también y la economía volverá a rodar.

“Los ERTE son un instrumento positivo y esperemos que hayan llegado para quedarse”

Que estamos ante una crisis económica de gran calado es algo que no se cuestiona ¿Cuáles son los puntos claves sobre los que hay que trabajar desde ya?

Las actividades más dañadas por la pandemia, que son la hostelería y todo lo relacionado con el transporte, es dónde hay que actuar, aportando transferencias a empresas y trabajadores y liquidez con créditos ICO lo más flexibles posibles. Asimismo, los ERTES deben ser flexibles para permitir que el número de trabajadores que caigan al desempleo sea el menor posible, y que las empresas que cierren, también. Esto es muy exigente desde el punto de vista presupuestario, pero es preciso continuar con ayudas hasta que la actividad se vaya recuperando, que será de modo gradual, pero, sin duda, empezará antes del verano de 2021.

Las administraciones han tenido que actuar con rapidez para paliar los efectos económicos de esta situación. ¿Las respuestas que han dado se están ajustando a la magnitud de la situación?

Dado que la crisis económica ha venido causada por un patógeno ajeno a la economía, y se obliga a limitar la actividad, es lógico que las administraciones actúen con contundencia para limitar los efectos negativos. La intención de todos los gobiernos ha sido similar, aunque la implementación ha variado. Países como Alemania han destinado ayudas a las actividades más dañadas que han llegado casi a la vez que se imponían las restricciones. Y esto se debe a que es una economía más madura, con mejores instituciones, que pueden implementar ayudas y que lleguen a empresas y a ciudadanos con prontitud. En nuestro país, las instituciones no son tan ágiles y la maquinaria estatal no es tan eficiente. Pero sin duda, es imprescindible seguir ayudando a las empresas y ciudadanos que más han sufrido con este shock tan negativo.

Con el desempleo en aumento, ¿hay algunos colectivos que preocupen más que otros?

En la pandemia tenemos un nuevo colectivo de personas desempleadas, que habían experimentado una recuperación evidente desde el 2016: son las personas jóvenes, con contratos temporales, que son quienes mayoritariamente han perdido sus empleos, pero que creo que serán los primeros en recuperar el empleo cuando la situación negativa se revierta. Otro colectivo muy preocupante es aquel que en la última crisis se cronificó en el desempleo. Son personas mayores de 45 años, con niveles educativos medios o primarios. Este es un colectivo muy preocupante, porque se ha desenganchado del mercado laboral, la pandemia no ha hecho sino agravar su situación, y los tiempos que vienen no les auguran un buen panorama. Es sobre este colectivo sobre el que deben desplegarse políticas activas que, aprovechando la nueva transformación económica que debemos acometer, alineando transformación tecnológica con economía verde, puedan recolocar a estas personas hacia perfiles de futuro.

“Quien no sale de la situación de precariedad en los primeros 5 años, tiene enormes probabilidades de cronificarse en situación de precariedad”

¿Corre la sociedad el peligro de resquebrajarse ante el aumento de la desigualdad?

El primer termómetro de la desigualdad en nuestro país es el desempleo. Y el segundo los “malos trabajos” que tienen muchos colectivos, acechados por la precariedad. El exceso de temporalidad es una anomalía que debemos erradicar con urgencia. Es preciso adoptar medidas de flexibilidad interna en la empresa, sin despedir y ajustando la actividad a través de salario y horas. Esto es lo que hacen todos nuestros vecinos europeos cuyo mercado laboral es saludable. Los ERTE son un instrumento positivo en este caso. Habrá que mejorarlos, pero esperemos que hayan llegado para quedarse. Si logramos que el desempleo no sea tan volátil, la desigualdad disminuirá.

El riesgo de que la precariedad se agudice también está sobre la mesa….

Desde la crisis del 2008, a la inestabilidad laboral causada por el exceso de temporalidad, se han unido una precariedad en horas trabajadas, una devaluación en el salario hora, y un aumento en la rotación laboral debida a la existencia de contratos muy cortos. El 20% de los contratos que se firman cada mes son de menos de una semana. Este es un problema que se ha hecho estructural. En un trabajo que estamos elaborando, observamos que quien no sale de la situación de precariedad en los primeros 5 años, tiene enormes probabilidades de cronificarse en situación de precariedad. En muchos casos la solución pasa por regular muchos excesos que se están cometiendo para exigir empleos dignos.

¿Cuál es la imagen de la pobreza en Euskadi? ¿Ha cambiado esta imagen con la pandemia?

El COVID ha creado nuevos hogares pobres, sin duda. Incluso hogares que nunca se habían visto en una situación tan complicada, debido a los efectos económicos de la pandemia, se han quedado sin ingresos. Y los hogares con actividades económicas irregulares también han sufrido muchísimo, y su pobreza se ha agravado enormemente. Euskadi tiene alrededor de un 6% de hogares en pobreza severa y estos hogares son, sobre todo, hogares con tres o más personas, casi todos con niños. Es la región con menor pobreza severa del Estado, pero es necesario actuar sobre ese 6%, pues es una pobreza muy relacionada con la pobreza infantil. Los niños que nacen en hogares pobres tienen grandes probabilidades de ser adultos pobres. Así que es necesaria la intervención temprana.

“El cambio climático nos obliga a producir otros bienes y servicios y a hacerlo de otra manera

¿La implantación de la RGI o de la renta mínima básica ha servido para evitar esas situaciones de pobreza extrema?

La RGI existe desde 1989. El Gobierno Vasco dedica unos 500 millones al año en este instrumento. No hay ninguna otra comunidad en nuestro país que dedique tal nivel de esfuerzo a esta política, y menos aún que lo lleve implementado durante tanto tiempo.

Nuestro trabajo demuestra que la RGI ha logrado sobre todo dos efectos: ha permitido a muchos hogares, aunque no a todos como he dicho antes, salir de la pobreza extrema, y, sobre todo en los años de la crisis del 2008, paliar la intensidad de la pobreza. Dicho esto, mi opinión es que, para la mayoría de los beneficiarios de la RGI, este instrumento debe ir acompañado de una activación para el empleo. La RGI da un poco de aire a los hogares, sin duda, pero el objetivo final es ayudarles a conseguir un empleo que les dignifique y les permita vivir sin ayudas.

¿Cuál es la asignatura pendiente del mercado laboral?

Es preciso que seamos capaces de crear más y mejores empleos. La activación para el empleo debe mejorar muchísimo en nuestro país. Esta es una tarea pendiente: mejorar muchísimo las instituciones públicas que orientan, forman y recolocan a las personas sin empleo y les dirigen hacia actividades demandadas por el mercado, ajustándose en cada caso a cada perfil.

¿Euskadi está mejor preparada para salir antes de esta crisis como se dice, hay datos que lo avalan?

La fortaleza tradicional de la industria nos sitúa en una buena situación para una transformación que todos debemos acometer. Nuestro reto es transformar nuestra industria, alinear nuestra economía hacia una economía verde, y adaptar a las personas para que sean productivas con esta transformación. Nuestro handicap está en nuestra demografía. Euskadi es una comunidad muy madura, con poco relevo generacional, por el descenso tan acusado en la natalidad. Se necesita implementar procesos de innovación y son las sociedades más jóvenes quienes más fácilmente acometen procesos innovadores. A ver cómo afrontamos ese reto.