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El éxito de Muebles LUFE o el 'Ikea vasco': triplican su facturación en solo tres años

La compañía facturó 10 millones de euros en 2022, cuenta con 48 trabajadores en plantilla y tiene una media de 200 pedidos al día

4 marzo, 2023 05:00

La vida de Enrique Arrillaga ha estado siempre ligada al mundo de la madera. Empezó a trabajar en 1992 en una empresa familiar de elaboración de pino insignis, desgraciadamente no le fue bien y en 2014 se vieron obligados a bajar la persiana, tal y como confiesa, “en plena crisis y arruinados”. El mundo de la elaboración de muebles, camas en particular, parecía que había dado un pequeño empujón a la empresa en sus peores momentos por eso, y con la ayuda de su mujer, ese mismo año este carpintero decidió abrir Muebles LUFE, o lo que muchos de sus clientes llaman “el Ikea vasco”.

Esta compañía ha ido creciendo considerablemente año a año. Ya son 48 los trabajadores en plantilla, consiguen una media de 200 pedidos al día con una venta de 180 euros cada uno, y el año pasado se cerró con una facturación de 10 millones de euros; facturación que también ha ido creciendo gradual pero considerablemente al cierre de cada temporada. Hace cuatro años, en 2019, la empresa facturó 3 millones, en 2020, la cifra casi se duplicó hasta alcanzar los 5,6 y en 2021, la facturación superó los 8 millones. Así, Arrillaga se marca una previsiones “retadoras pero posibles”: 16 millones para 2023 y 24 millones para 2024.

Habitación de muebles LUFE

Habitación de muebles LUFE

Producto y mano de obra local

Anualmente consumen unos 6 millones de kilos de madera de pino insignis, un tipo de pino plantado en Euskadi desde 1850; y entre las características que lo diferencian de otros negocios carpinteros están: la venta sin intermediario, el uso de la madera local y una entrega fugaz de menos de 48 horas. “Normalmente un fabricante de muebles vende a un comercializador y este vende el producto a su cliente. Nosotros fabricamos y vendemos directamente al consumidor final solo a través de nuestra página web. Sin tiendas, ni intermediarios”, explica Arrillaga. Y añade: “Otra de nuestras diferencias fuertes es que fabricamos todo con mano de obra y madera local, que tenemos cerca de la propia fábrica. Además somos muy ecológicos porque trabajamos con un tipo de pino cuya especie se puede replantar y permite que la masa forestal continúe”. 

Precisamente gracias a la materia prima cercana y a los tres turnos en los que están trabajando los empleados de la empresa, tienen un plazo de envío de una semana. Y esto, afirma Arrillaga, es otro de sus puntos fuertes: “Somos muy rápidos y flexibles. Aunque nuestro plazo de envío estándar es de una semana, el 90% de nuestros pedidos salen en 48 horas de fábrica”. Otra diferencia, insiste, la cercanía al consumidor: “Lo que nos da Internet es una cercanía final infinita”.

Producto de crisis

Este carpintero afirma que la pandemia provocó una ligera caída de ventas, fruto de ella nació la campaña ‘Muebles feos’, por la que se han hecho conocidos en todo el territorio, aunque matiza: “Con imaginación y mucho trabajo pudimos suplir esa bajada de ventas”; y enfatiza que su producto no es caro, por lo que “si estas en una situación delicada económicamente, puedes comprarte una buena cama por bajo precio. Nosotros vendemos un producto de crisis, ya que no vendemos camas por 400 o 500 euros, sino por 40. Y eso, se nota”.

Trabajador de Muebles LUFE

Trabajador de Muebles LUFE

La compañía de los "muebles feos"

Del 8 al 11 de febrero, la compañía lanzó su campaña ‘Muebles feos a un euro’, estrategia que ha sido todo un éxito y que surgió a raíz de la devolución de artículos de algunos clientes. “Nosotros trabajamos con producto natural y este tiene nudos. Estos nudos se pueden ver como una riqueza o como un defecto; y había clientes que nos devolvían los productos porque no les gustaban o porque veían formas extrañas en ellos como osos, avestruces o aliens”, explica. 

Para darle valor a esta riqueza de la madera lanzaron la campaña, que en su primer día hizo que la página web de la empresa -y método de venta- se cayera y sólo pudieran entrar 50.000 personas. Finalmente se sortearon 40 muebles a un euro para los que se apuntaron 314.000 personas. Aunque no se pudo satisfacer a todas, Arrillaga asegura: “Nos dio mucha visibilidad y también conseguimos darle valor al producto natural. Ya que muchas veces hasta nosotros mismos, los carpinteros, tendemos a hacer un producto natural que parezca plástico”.