Jokin Aperribay, el industrial guipuzcoano que ha levantado a la Real Sociedad hasta soñar con todo

"Discreto". Esa es la palabra que más destacan las personas de su entorno cuando se pregunta por Jokin Aperribay. El presidente de la Real Sociedad -en boca de todos ahora por su buena marcha deportiva- es el hombre detrás de la resurrección de un equipo que se encontró en concurso de acreedores y en Segunda División y que ahora es envidia de muchas, grande entre pocos clubes y un modelo de éxito.

Pero, antes que presidente -“y precisamente por eso le va tan bien”, señala un exdirectivo realzale- es empresario. Junto con su hermano Ibon, Jokin está al frente de SAPA, el holding de defensa que ha sido clave en la operación de ITP y Bain Capital y el eslabón que trata de unir al fondo americano e Indra para cerrar el accionariado en el que participa el Gobierno vasco, JB Capital y la propia SAPA.

Antes de Ibon y Jokin, al frente de SAPA estuvo su padre: Joaquín Aperribay. Presidente de la entidad, también estuvo vinculado a la Real Sociedad, de la que fue vicepresidente. Objetivo de ETA, la banda no consiguió matarle, pero sí se cobró la vida de su chófer: Gregorio Caño. El atentado y algunas amenazas más posteriores hicieron que la familia se marchase un tiempo de Euskadi.

Ahora el hijo, sin la amenaza de la banda, ha ido cumpliendo punto por punto el legado de su padre. Algo que no es baladí: quienes conocen al CEO del grupo guipuzcoano lo definen como un hombre "muy familiar".

Pero también como "un hacha contable" hasta conseguir que SAPA participe, al mismo tiempo, en el desarrollo del FCAS a través de ITP, en la compra de ITP y en el PERTE de automoción. Toda una reinvención de una empresa que hunde sus raíces en las fábricas reales de armas que ocupaban Soraluze y que se trasladaron a Andoain cuando se fundó SAPA.

El empresario, de carácter innegablemente guipuzcoano, es quien está detras del ascenso de la entidad donostiarra. Una entidad que pasó de estar en Segunda División a jugar la Champions en apenas cinco años, que ha ido haciéndose habitual en la Europa League, que marcha tercera en Liga y que ha sumado una Copa del Rey -la ganada al Athletic- a sus vitrinas durante el mandato de Aperribay. Al éxito deportivo se le suma el económico: se han saneado las cuentas y se ha remodelado Anoeta. En definitiva, se le ha devuelto equilibrio económico y lustre al emblema del fútbol guipuzcoano.