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La reindustrialización de Euskadi pasa por el medioambiente

La directora general de Aclima enfatiza “la oportunidad de posicionar a Euskadi como un referente europeo en temas ambientales” en la transición ecológica y los cumplimientos del Pacto Verde europeo

6 marzo, 2021 12:46

Olga Martín es Licenciada en Ciencias Químicas (Universidad del País Vasco) y Executive MBA (Universidad de Barcelona). Tiene una gran experiencia profesional y 23 de julio de 2019 se convirtió en la nueva Directora General de Aclima, Basque Environment Cluster. Se define como ambientalista de vocación y cuando surgió la oportunidad de acceder al cluster medioambiental vasco esa vocación le hizo dar un paso al frente. Estaba aterrizando cuando estalló la crisis del vertedero de Zaldibar y la covid-19, dos situaciones que ahora, vistas con perspectiva, califica de “interesantes”. “Fueron dos momentos críticos de los que pude aprender mucho”, asegura. A la hora de explicar qué es Aclima lo define como “el referente y el aglutinante del sector ambiental de Euskadi. Representa tanto al sector privado (industrias y servicios), como al ámbito del conocimiento (universidades y centros tecnológicos) y al sector público”. Actualmente, la entidad cuenta con 101 socios, de los cuales 75 son empresas y representa a las siguientes 6 cadenas de valor: residuos, ciclo integral del agua, suelos contaminados, aire, ecosistemas y ecodiseño. Conversar con ella sirve para percibir su pasión y el convencimiento de estar viviendo un momento único en el que lo medioambiental ha tomado mucha importancia, de esos que marcan la historia, al que se enfrenta con una clara intención aglutinadora, poniendo a las personas en primer lugar y señalando el proceso como “una oportunidad” que hay que ir trabajando.

Llega a Aclima en un momento en el que lo medioambiental y la sostenibilidad se convierte en el motor del desarrollo económico. La Unión europea se ha comprometido a lograr neutralidad climática de aquí al 2050. Casi nada….

Todo esto es una revolución. Venimos de una época en la que, tras el protocolo de Kioto, estábamos en unos a niveles de cumplimiento legal, pero faltaba algo. Y ahora estamos en una situación en la que hasta el modelo económico tiene que cambiar. Es histórico, un motor brutal. Por ejemplo, en 2030 todos los plásticos tendrán que sean reciclables. Es un reto, pero una generación de oportunidades, de modelos de negocio, de nuevas empresas. Pero es que, encima, hay dinero sobre la mesa para posibilitarlo. Estamos que no nos lo creemos.

También es momento de grandes palabras, de grandes conceptos. Habrá que bajar a tierra…

Por supuesto. Ahora parece que cualquier cosa que pintas de verde es medioambiente y no. En el País Vasco, afortunadamente, tenemos un sector ambiental con un conocimiento y con una experiencia de muchos años, porque ha sido una de las regiones europeas más avanzadas en aplicación de normativas ambientales. Se ha generado un caldo de cultivo de empresas y profesionales con conocimiento y tenemos que apoyarnos en esta gente para que los demás sectores industriales, y los agentes públicos, puedan con todo esto que se está cociendo.

Ideas como cambio de modelo industrial y de modelo económico pueden asustar, por eso hay que tirar de la gente que sabe para que realmente esto se convierta en acciones y causas efectivas.

Europa lo tiene claro, tiene una hoja de ruta que está cumpliendo a rajatabla poniendo los medios para que sea posible

¿Los objetivos que se plantean son factibles?

Europa ha dado un paso adelante. Ha dicho esto es factible y pongo todo este dinero sobre la mesa, que es una manera de decir no hay excusa. Acaba de otorgar al Estado español 144 mil millones de euros que tiene que gastar en los próximos dos años dedicadas a tres áreas, fundamentalmente: medioambiente, digitalización y a la salud. Es muchísimo dinero a gestionar e indica claramente que tu compromiso con el cumplimiento de los objetivos del Pacto Verde está ahí. Vamos en serio. Europa le está diciendo a los Estados: yo te voy a dar, pero tú tienes que demostrar en qué se gasta el dinero y cómo afecta a estos objetivos que me has dicho. Cómo hacer y en qué has hecho. Europa lo tiene claro. Tiene una hoja de ruta que está cumpliendo a rajatabla poniendo los medios para que sea posible

Los cambios, asustan y las revoluciones, más…

Tenemos que quitar miedos y hablar en clave de oportunidad. En Euskadi ya vivimos una crisis industrial y de cambio de políticas. Se pasó a otro modelo y nos ha ido tan bien, ¿no? Ahora tenemos que pensar en que tenemos que pasar a otro modelo basado en temas asociados al medioambiente: desde las energías renovables, regeneración urbana, residuos, gestión del agua…Habrá una nueva reindustrialización de Euskadi que pasa por el medioambiente. Tenemos una oportunidad por delante y tenemos que ser capaces de contagiar ilusión. Tenemos experiencia en temas ambientales y creemos que puede ser una transición no tan traumática como aquella que vivimos antes. Estamos ante una gran oportunidad, la de posicionar a Euskadi como un referente

europeo en temas ambientales. Esto no quiere decir que vamos a dejar de hacer lo que hacemos. Habrá empresas nuevas y algunas se quedarán en el camino, pero la idea es que sigamos haciendo lo que hacemos bien, siendo compatibles con el medio ambiente y contribuir a la lucha contra el cambio climático.

¿De dónde partimos en Euskadi, cuál es el mapa de situación?

Ha sabido evolucionar de una situación complicada derivada de los impactos ambientales generados por la industrialización del siglo pasado a una mejora evidente y ejemplar. Ya hemos realizado una primera transición ecológica con éxito. Tenemos en algunos sectores que son fuertes: residuos, gestión de suelos contaminados y en materia de agua. Ahora parece habitual tener una depuradora, pero fue aquí donde fuimos pioneros en implementarlas.

Tenemos bastante conocimiento y en esos tres ámbitos estamos muy bien posicionados y podríamos hacer cosas muy interesantes, pero también tenemos capacidades para generar cosas nuevas. Hay empresas que se dedican a cosas concretas, que se han hecho muy especialistas y que trabajan muy bien. Tenemos una base muy avanzada con respecto al resto del Estado y podemos generar más masa.

Los objetivos son tan ambiciosos que tenemos que hacerlos en colaboración público-privada, sinergias privadas, sino no vamos a poder

¿Hacia dónde estamos caminando ya?

Estamos yendo hacia una economía circular para optimizar el uso de los recursos y reducir generación de emisiones, tanto en vertidos, suelos o atmósfera. Tenemos que saber qué hacer con los residuos que se generan, pero también qué hacer para no generar tantos residuos.

Ya estamos trabajando, por ejemplo, en utilizar las aguas de las depuradoras urbanas en industria, en la recuperación de suelos industriales ya tenemos mucho camino recorrido y, además, las empresas ya están incorporando las nuevas tecnologías de la digitalización, la automatización y la conectividad en la mejora de sus procesos. Ese es el camino. La industria genera unos residuos que tenemos que aprender a reutilizar y generar tecnología para su utilización y de valorización.

La transición y el cambio, tiene un coste. ¿Estamos dispuestos a pagar por ello o el medioambiente nos preocupa de boquilla?

Estamos en momento en el que hay que asumir que es una exigencia europea. Ya no estamos en un punto en el que podamos decir que no. No hay vuelta atrás. Ahora hay que ver cómo aterrizamos y hacemos, pero no podemos negarnos. Además, hay instituciones públicas dispuestas a poner mucho dinero para que ese paso sea efectivo. Entiendo que la gente esté desorientada, pero hay que hacer y para ello habrá que buscar colaboraciones. Los objetivos son tan ambiciosos que tenemos que hacerlos en colaboración público-privada y sinergias privadas, sino no vamos a poder. En Aclima trabajamos por generar puntos de encuentro donde pueden generar más colaboraciones y lo estamos consiguiendo. Es un momento bueno para nuestras vidas. Si somos capaces de hacer lo que decimos vamos a hacer, las futuras generaciones estarán agradecidas.

Zaldibar ha puesto de manifiesto un problema de gestión de recursos en Euskadi…

Zaldibar aceleró un problema que veíamos que iba a aparecer porque estos espacios tienen una vida limitada y porque se visibilizó que tenemos un montón de residuos industriales y que hay que hacer otra cosa con ellos. Hay que hacer una transición a esta nueva cosa: mejorar la gestión de los residuos industriales y promocionar su valorización, pero no puedes pasar de 0 a 100 en días. No puedes pasar de ir a un depósito controlado a revalorizar de hoy a mañana. La industria tenía un modelo de gestión y ahora tenemos que facilitarle uno nuevo para que puedan seguir haciendo esa gestión y dándoles otras alternativas. Tenemos una oportunidad de generar esos nuevos modelos de negocio. La gestión y tratamiento adecuado de los residuos es una prioridad.

Tenemos que saber qué hacer con los residuos que se generan, pero también qué hacer para no generar tantos residuos

En todo este proceso, ¿las personas siguen en el centro?

En todo este proceso no podemos olvidarnos de las personas. El objetivo tiene que ser que la transición sea justa. Ver cómo incorporamos los nuevos modelos, para que las personas no se queden atrás. En materia de educación, adaptando las necesidades de la industria a la formación que se da, que haya una capacitación de empleo… En Aclima estamos realizando un estudio para ver qué puestos pueden generarse en el sector ambiental y en todo lo relacionado con la economía circular para ver cómo hacemos para que se cubran.

Si algo destila Olga Martín, además de conocimiento, es entusiasmo…

Soy bastante entusiasta, la verdad. Creo que estamos ante una gran oportunidad, algo que las personas ambientalistas hemos querido durante mucho tiempo. Hay que ser posibilistas, ser capaces de generar planes de transición para que la gente se vaya adaptando. No podemos ser radicales, porque eso genera que haya quien se queda en un rincón. Creo que esto todo el mundo lo tiene muy interiorizado y eso es bueno. En Euskadi tenemos un camino, hay un recorrido, estamos alineados, con ilusión.