El reto y la transformación digital en las empresas: "Un nuevo modelo mental"

Todavía no aparece en los libros de texto, pero ya está aquí. Es la cuarta revolución industrial, época protagonizada por la transformación digital. Da igual cotizar en Bolsa que tener una carpintería de barrio, operar desde La Gran Manzana o en el Botxo. La empresa sin capacidad para responder a los cambios traídos por las nuevas tecnologías pondrá en peligro su supervivencia. Quien comprenda el momento actual y se adapte tendrá más opciones de mejorar en productividad y competitividad, a la vez que genera un impacto medioambiental positivo. Euskadi lo tiene claro. Solo en 2022, el Gobierno vasco destinó 22 millones de euros a pymes en este desafío. Ahora bien, antes que recursos físicos y dinero hace falta otra cosa para subirse al carro, justo la más difícil: ser o, más bien, convertirse en “una organización inteligente”.

Esta idea será la chispa que encenderá Re-think industry el jueves 16 de febrero en el Palacio Kursaal. La Diputación de Gipuzkoa ha organizado esta jornada para aprender y reflexionar sobre la transformación digital en las pymes como palanca para una gestión más eficiente, sostenible e innovadora. Compartirán conversación empresas vascas que ya están manos a la obra: Ekide, Gurelan, Talleres Tellería, Iruko Berri, Alfa Hogar, Casa Ezeiza...

Sus experiencias mostrarán que la transformación digital no radica solo en crear un departamento de marketing específico o usar determinada tecnología. El mundo muta tan rápido que la clave está en entender qué necesita la compañía y procurar un cambio cultural en la manera de hacer las cosas. Instaurar, como defiende el ponente y consultor Javier Martínez Aldanondo, “un nuevo modelo mental”.

"Organizaciones inteligentes"

Martínez, guipuzcoano afincado en Chile, es socio de Knowledge Works, director de Knoco y consultor en el área de gestión del conocimiento y aprendizaje de la ONU, del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y de la FAO. Curriculum aparte, acude a Re-think industry para dar que pensar con la charla inspiradora “Hacia un mundo de organizaciones inteligentes”. Él considera que la inteligencia es “la capacidad de tomar buenas decisiones y acercarse al objetivo que se busca”, por lo que define una organización inteligente como “aquella que, por un lado, sabe lo que sabe (es consciente del conocimiento que tiene) y lo utiliza para alcanzar sus resultados, y por otro sabe lo que necesitará saber para cumplir con sus objetivos estratégicos y lo aprende, de manera que está continuamente adaptándose y cambiando”.

“Se ha desarrollado el músculo de producir, ejecutar, comprar… pero no el de gestionar conocimientos y aprender”

Esto se hace imprescindible en la época actual, pero Martínez tiene claro que, aun sonando obvio, a la mayoría de organizaciones le cuesta. “No están diseñadas ni desarrolladas para aprender. Venimos de un mundo que se basaba en activos físicos: todo eso que se puede almacenar, distribuir… El objetivo era ser eficientes y rentables. Por eso en la mayor parte de organizaciones quienes toman las decisiones son hombres e ingenieros: es un modelo mental orientado a resultados”, explica el experto. Como consecuencia, se ha desarrollado “el músculo de producir, ejecutar, comprar y vender, pero no el de gestionar conocimientos y aprender, que es lo que se necesita ahora que el saber caduca rápido y los intangibles dominan el sistema”.

Al mirar hacia el País Vasco, Martínez reconoce la necesidad de gimnasio. “Euskadi es ejemplar en la cantidad de apoyos económicos y herramientas” que se brindan para abordar la transformación digital, pero ha sido “una región fundamentalmente orientada al producto físico”. Por tanto, “hay un largo camino por recorrer” para alcanzar el modelo de las organizaciones inteligentes. De la opinión a los datos: la última encuesta de Confebask a empresas sobre su situación respecto a la industria inteligente, que es como se llama al modelo que integra las tecnologías digitales en el corazón de las industrias, desde la fabricación hasta la organización.

Siete de cada diez compañías tienen acceso a la infraestructura necesaria, pero solo el 30% cuenta con una estrategia para implementarla y únicamente el 20% se plantea un horizonte de trabajo. Señalan como barreras el desconocimiento de sus ventajas y la ignorancia de las personas del equipo: justo donde el consultor guipuzcoano pone el dedo.

“Todo lo que significa cambio implica consumo de energía y riesgo. Y el cerebro humano tiende a ahorrar energía. Ahí es donde está la barrera”, afirma.  Lo más complicado de adaptarse a la transformación digital no es la tecnología en sí, sino “el cambio de cultura”. Martínez está convencido de que aquí el tamaño no importa. Tampoco el sector o el dinero. Entre donde entre la digitalización lo está haciendo como elefante en cacharrería, así que “es un tema de valentía, de cuestionarse y estar dispuesto a modificar lo que te haya hecho exitoso hasta ahora, de capacidad continua para revisar lo que venías haciendo, de pensar qué cosas se pueden hacer que antes no…” Y, sobre todo, tener la convicción: “querer o no querer, creer o no creer”. Esa es la cuestión.