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El retraso de los fondos europeos aumenta las dudas sobre el futuro de Arcelor Sestao

El plan de descarbonización del grupo en España, en el que la ACB es pieza clave, depende de la llegada de financiación y de un ajuste laboral en Asturias

24 octubre, 2022 05:00

Siempre en el alambre, la ACB de Sestao, del grupo Arcelor Mittal, sigue con el freno de mano a la espera de una contraorden de la multinacional. La fábrica vizcaína, heredera de los Altos Hornos, arrastra desde hace años constantes paradas intermitentes pero, a cambio, el grupo promete continuidad a largo plazo de la mano de su plan de descarbonización. Un proyecto ligado al hidrógeno que blindaría el futuro de Sestao pero que, a día de hoy, navega sobre un mar de dudas por el retraso en la llegada de la financiación europea.

Hace más de un año que la multinacional solicitó apoyo comunitario para poner en marcha las bases de su proyecto de descarbonización y de momento la financiación sigue en compás de espera. La compañía viene dando todo tipo de detalles sobre este giro verde en algunas de sus acerías del norte de España en sus planes estratégicos, incluyendo los pasos a dar para conseguir que la ACB de Sestao sea la primera acería del mundo sin emisiones, pero llegado este punto también transmite cierta inquietud en torno al dinero europeo.

Se trata de un plan de 1.000 millones de euros a largo plazo que, entre otros objetivos, permitiría colocar a Sestao a pleno rendimiento (1,6 millones de toneladas de bobina) en 2025 sin emisiones contaminantes. Para ello se prevé una inversión global de 50 millones de euros para renovar las instalaciones, de los que una parte ya se han llevado a cabo, y la alimentación de la planta con 100% energía renovable.

Pero lo más relevante es que Sestao va a ser un eslabón clave en la cadena productiva de acero limpio que arrancará en la nueva planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI, por sus siglas en inglés) a través de hidrógeno verde proyectada por la multinacional en Gijón. Será de este punto de donde parta buena parte de la materia prima que utilizará en su aceleración productiva la ACB, que ya lleva tiempo por otra parte aumentando la cuota de chatarra reciclada. El hecho de que la acería eléctrica de Sestao sea una estación en ese proceso (y así figura en todos los proyectos de la compañía) da tranquilidad en relación a la situación de parada actual, que se ve como un peaje temporal para seguir con vida a la espera de que la descarbonización se ponga en marcha.

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Pasos previos

Pero para llegar a ese escenario ideal para la fábrica vizcaína en 2025, que Arcelor ya tiene diseñado al detalle incluso a nivel de desarrollo de la ingeniería, tienen que darse varios pasos previos. Lo primero es que llegue la financiación europea, algo en lo que se ha implicado el Gobierno central dado el peso social y económico que tiene la siderúrgica de Lakshmi Mittal en España. Medios de Asturias, donde está el centro neurálgico de la compañía en el país, hace tiempo que vienen alertando de este retraso en la llegada de los fondos mientras sí empiezan a arrancar planes de descarbonización en otras partes del mundo como Canadá.

Pero hay un segundo elemento del que depende en gran medida que todo este proceso verde se lleve a cabo. De forma paralela a la negociación del convenio la dirección de Arcelor ha puesto en la mesa un importante ajuste laboral en la división de productos largos como condición para la inversión en la nueva acería eléctrica de Gijón, que es necesaria para la puesta en marcha del plan global de reducción de emisiones que se complementa con Sestao. Hay que recordar que todo nuevo proyecto debe pasar por el comité de inversiones de la multinacional y ya se ha avanzado que no se dará ese paso sin un acuerdo social para el ajuste en Asturias.

Y todo ello con unos plazos relativamente apurados. No solo porque los planes señalan a 2025 como año clave, también porque está previsto que a finales de 2024 el horno A de Gijón termine su ciclo vital y, para entonces, debe estar en marcha la alternativa eléctrica. Es decir, ni el dinero europeo puede demorarse mucho más ni hay mucho tiempo para acordar con los sindicatos esa hoja de ruta que dé luz verde a la nueva acería asturiana que, de rebote, es una garantía para el futuro de la ACB.