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Por Gaza y por Europa, Israel debe ser sancionado.

Por Gaza y por Europa, Israel debe ser sancionado. Markus Winkler (Pexels)

Opinión

Por Gaza y por Europa, Israel debe ser sancionado

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En octubre de 2023 un grupo de destacados juristas británicos, entre los que se encontraba el anterior presidente del Tribunal Supremo del Reino Unido, David E. Neuberger, expresaron ya públicamente su convencimiento de que Israel podría estar cometiendo graves delitos en Gaza.

Tanto Neuberger como Philippe Sands, también firmante de dicha carta, con el dolor provocado por Hamas muy presente, afirmaban, como juristas y como judíos, que Israel no podía olvidar que el derecho internacional prohibe terminantemente acciones como privar de comida y agua a poblaciones civiles. Con independencia de la vileza del ataque sufrido, concluían, Israel tenía la obligación de observar el derecho internacional.

No lo ha hecho. Al contrario, desde octubre de 2023 hasta hoy Israel ha continuado violando de manera sistemática los aspectos que aquellos juristas británicos le señalaron y otros muchos, así como haciendo caso omiso a los requerimientos del la Corte Internacional de Justicia.

Genocidio es sinónimo de exterminio, pero también de masacre y de matanza. Tiene un significado jurídico y una calificación en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, pero no son los únicos usos legítimos de dicha palabra

Esta debería ser la consideración primera y esencial de las instituciones europeas ante lo que está ocurriendo en Gaza. Sin embargo y paradójicamente, Europa ha preferido parapetarse tras un escudo semántico que sustituye el sentido común expresado por Neuberger, Sands y otros juristas. 

Discutir si los crímenes cometidos por Israel en Gaza son o no un genocidio es tan estéril como cuestionar si los trescientos asesinatos de ETA sin resolver son terrorismo. No recuerdo que en la época de plomo se cuestionara calificar como terrorismo lo que parecía terrorismo porque no hubiera una sentencia diciendo que era terrorismo.

Genocidio es sinónimo de exterminio, pero también de masacre y de matanza. Tiene un significado jurídico y una calificación en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, pero no son los únicos usos legítimos de dicha palabra.

Así que volvamos al sentido común de aquellos juristas británicos que lo advirtieron bien tempranamente: Israel está cometiendo ante nuestras narices gravísimos actos contra el derecho internacional. La cuestión es si la Unión Europea lo va a seguir tolerando o no.

Dicho de otra manera: si Europa está dispuesta a dejar de ser Europa por no asumir su responsabilidad ante las atrocidades que Israel está perpetrando en Gaza. No hace falta que acepten siquiera la maldita palabra: tan grave como el genocidio es el delito de lesa humanidad. De hecho, por ese delito y no por genocidio fueron condenados los gerifaltes nazis en Núremberg.

¿Podemos los europeos caer en la contradicción de no hacer nada ante lo que está ocurriendo en Gaza porque aún no hay una condena judicial por genocidio? ¿Así se lo diríamos también, si pudiéramos, a los europeos judíos en 1940? ¿Así se lo vamos a decir a los supervivientes de Gaza en el futuro, que no hicimos nada porque hasta que un tribunal internacional se pronunciara no éramos capaces de ver la atrocidad?

La atrocidad vivida entre 1933 y 1945 conllevó un cambio importante: el derecho internacional no solo era sobre Estados y para Estados sino también sobre la humanidad y para ella

Tras la II Guerra Mundial el derecho internacional cambió en un punto esencial. Hasta entonces era un derecho entre Estados y para los Estados. Ni se planteaba que el derecho internacional pudiera dictar a un Estado lo que podía o no hacer con su propia población o la de los lugares que llegara a controlar. El colonialismo se lo agradeció mucho. Pero la atrocidad vivida entre 1933 y 1945 conllevó un cambio importante: el derecho internacional no solo era sobre Estados y para Estados sino también sobre la humanidad y para ella.

De los tres delitos que, según su estatuto, debía considerar el tribunal internacional especial para juzgar a los nazis, dos hacían referencia a derechos de los Estados (crímenes de guerra y contra la paz), pero el tercero (crímenes contra la humanidad) incorporaba un nuevo sujeto en ese tablero, “la población civil”. Los crímenes contra ella debían castigarse “constituyan o no una vulneración de la legislación interna del  país donde se perpetraron”.

Los europeos debemos ahora estar en las calles, en las protestas, exigiendo a nuestros dirigentes que actúen contra Israel, no permitiendo su lavado de cara y su regularización como si nada estuviera ocurriendo

Incorporar la humanidad y las sociedades civiles como sujetos del derecho internacional fue un paso decisivo en la Europa de la posguerra. Forma parte inescindible de la cultura de los derechos y libertades de la que se nutre la Unión Europea. No honrar esos principios escudándose en una palabra es tan insensato como imperdonable.

Por ello los europeos debemos ahora estar en las calles, en las protestas, exigiendo a nuestros dirigentes que actúen contra Israel, no permitiendo su lavado de cara y su regularización como si nada estuviera ocurriendo. No pronuncien si no quieren la maldita palabra, digan lesa humanidad, que es decir mucho, o no digan nada, pero hagan algo. Háganlo por Gaza y por Europa, ambas están en juego.