Por si no lo han notado, estamos en pandemia; por si no lo han sentido vivimos momentos de incertidumbre; por si no son conscientes, la economía no es ajena (nunca lo es) a la situación actual, y presenta más oscuros que claros.

Pues bien este es el contexto en que el Gobierno, en concreto la parte morada del Gobierno, ha elegido para rescatar la idea de la semana laboral de 4 días, o las 32 horas de jornada.

Y visto así, a priori, es complicado decir que esto no es atrayente que lo es, otra cosa distinta es que sea bueno y sobre todo oportuno, y es que la propuesta tienes sus aristas:

De entrada reducir la semana laboral a 4 días lo que busca como objetivo es “trabajar menos para que trabajen más“ una idea altruista y loable, siempre y cuando no generé más inconvenientes que ventajas. La realidad es que no está claro que en nuestro caso, y teniendo el tejido productivo que tenemos, la iniciativa sea eficaz y sobre todo factible y experiencias hay en uno y otro sentido. Y claro, además, el asunto pasa por una reducción salarial alineada con la reducción del tiempo de trabajo, no sé, no sabemos cuántos estaríamos dispuestos a cobrar menos a final de mes, o lo que es lo mismo, cuántos de nosotros practicamos eso del altruismo y la solidaridad cuando nos tocan el bolsillo.

El momento actual de nuestra economía no nos permite ningún experimento en el que se puedan ver afectadas la productividad y la competitividad porque en ello nos va el futuro.

Pero hay más, el momento actual de nuestra economía no nos permite ningún experimento en el que se puedan ver afectadas la productividad y la competitividad porque en ello nos va el futuro, y aquí sí que parece que la medida no ayuda a mantener ambos parámetros por aquello de que van ligados a la experiencia y el saber hacer.

Hay otra variable, a mi juicio absolutamente vinculante y es la imposición, la obligatoriedad que supondría una medida de estas características. En pleno siglo XXI y cuando parecía ganada la pelea de la flexibilidad no tiene sentido que nos obliguen a vestir de uniforme. Porque cada empresa sabe cuál es el traje que mejor le queda para responder a sus objetivos y prioridades, y porque cada trabajador sabe cuáles son sus principales motivaciones y el marco en el que puede articularlas.

Por eso aquellas empresas que crean que reduciendo la jornada laboral de sus trabajadores serán más productivas y generarán mejor clima laboral lo harán, de hecho ya lo hacen las que pueden permitírselo, igual que las que las que tienen innovadoras medidas de flexibilidad , de conciliación o de igualdad, por citar algunos ejemplos.

No es el momento de lanzar brindis al sol para sumar unos votos, sino de hacer una apuesta clara por el empleo y por las empresas.

Afortunadamente cada vez son más las empresas que dan lecciones de madurez en su gestión diaria por eso, por favor, no nos impongan nada porque además en este momento no toca.

No es el momento de lanzar brindis al sol para sumar unos votos, sino de hacer una apuesta clara por el empleo y por las empresas. Eso es lo que debemos proteger. Sin empresas no habrá empleo y sin empleo ya nos serán necesarios debates como este.

Y por cierto, y ya sugiero desde aquí que metidos en harina y cuando proceda, alguien expliqué por qué semanas laborales de 4 días y no de 3…total ya puestos.

En fin que ahora no toca y que de eso se han dado cuenta en el partido de Pedro Sanchez, donde más de un ministro ha alzado la voz para decir que este no es el momento de abrir ese melón, un melón que ha generado la enésima discrepancia en ese Gobierno que llaman de coalición… en fin, la cuestión ya da para otro artículo.