Nada erótico ¡ojo! De hecho, él salía por la tele y yo estaba sentado en mi sofá. Se trataba de una solemne comparecencia. Gesto serio, adusto. Lo de siempre. Nada nuevo. 

Pero lo que ocurrió a continuación sí que lo fue. Fue tan inaudito que conservo grabada la literalidad de su intervención. Así dijo: 

“Gabon hiritarrak, herritarrak! 

No lo hemos hecho bien y no lo estamos haciendo bien. Tenemos mucho que lamentar, empezando por las personas fallecidas, y mucho que mejorar. Todas y todos. Empezando por mí. Por este motivo, quiero empezar confesando los errores de mi gobierno, que asumo en primera persona. La confesión, además de algo intrínsecamente unido a nuestro acervo cultural y moral, de raigambre judeo-cristiana y con la que me siento cómodo, permite descargar mi conciencia y someterme a la penitencia que ustedes decidan. 

Debo arrepentirme de haber aprovechado lo más crudo de esta pandemia, cuando el Gobierno central asumió la gestión, cuando no se sabía casi nada del COVID 19, cuando los hospitales colapsaron, cuando los médicos buscaban desesperadamente remedios y cuando la gente moría a miles, para obtener ventajas políticas a cambio del apoyo de mi partido en el Congreso

Para comenzar, debo arrepentirme de haber aprovechado lo más crudo de esta pandemia, cuando el Gobierno central asumió la gestión, cuando no se sabía casi nada del COVID 19, cuando los hospitales colapsaron, cuando los médicos buscaban desesperadamente remedios y cuando la gente moría a miles, para obtener ventajas políticas a cambio del apoyo de mi partido en el Congreso. Eso fue, cuando menos mezquino. No estuvimos a la altura.

Lamento, asimismo, haber conformado un primer LABI de carácter más político que científico. Un LABI pensado más para no perder votos y para hacer política que para frenar la pandemia. Esto se ha acabado. Mientras yo sea lehendakari y la pandemia perdure la Ciencia irá siempre por delante del cálculo partidista.

Siempre hemos procurado no ser los primeros en prohibir algo, mirando alrededor a ver que hacían otros. 

Hemos pecado, en el gobierno vasco, de falta de audacia, de miedo, en la aplicación de medidas restrictivas. Siempre hemos procurado no ser los primeros en prohibir algo, mirando alrededor a ver que hacían otros. Al mismo tiempo, no hemos sido firmes en la aplicación de las restricciones y no hemos garantizado su cumplimiento con los medios necesarios. Así, hemos beneficiado a los infractores y perjudicado a la mayoría.

Guardamos vacunas, miles de ellas, cuando más falta hacían y estuvimos mucho tiempo a la cola del proceso de vacunación. Nunca lo hemos dicho, pero eso también fue un error. Afortunadamente pudimos rehacernos gracias al esfuerzo de Osakidetza y de los profesionales sanitarios. Nunca podremos saldar nuestra deuda con ellos.

 Llegó la sexta ola y hemos vuelto a reaccionar tarde y mal. Por ello, mientras persista la pandemia, anuncio la detracción de partidas presupuestarias de otros departamentos, principalmente ligadas a la promoción exterior, el lobbismo o la publicidad

En cambio, les recompensamos despidiendo a cuatro mil de ellos cuando pensamos que lo peor había pasado. Llegó la sexta ola y hemos vuelto a reaccionar tarde y mal. Por ello, mientras persista la pandemia, anuncio la detracción de partidas presupuestarias de otros departamentos, principalmente ligadas a la promoción exterior, el lobbismo o la publicidad. Reduciremos con efecto inmediato el número de asesores en el Gobierno vasco y en las empresas públicas. Vamos a cerrar o congelar las empresas públicas y organismos no esenciales. Procederemos a la revisión de subvenciones no necesarias, así como otras medidas que se detallarán en los próximos días. 

Con ese dinero vamos a fortalecer la atención primaria de Osakidetza, los cuidados de las personas contagiadas y el combate contra esta y otras olas que puedan venir. Además, reforzaremos el sistema educativo vasco con las contrataciones que sean necesarias y que acordaremos, en ambos casos con todos los agentes sanitarios y educativos. Esa es hoy nuestra principal tarea.

Anuncio, con efecto inmediato, y con el fin de protegernos a la mayoría, la vacunación obligatoria. Mientras llega esa vacunación, ordeno que las personas no vacunadas queden confinadas en sus domicilios

Por último, a expensas de lo que digan los tribunales de justicia, con el convencimiento de que la sociedad vasca es adulta y no debe tomada por tonta, anuncio, con efecto inmediato, y con el fin de protegernos a la mayoría, la vacunación obligatoria. Mientras llega esa vacunación, ordeno que las personas no vacunadas queden confinadas en sus domicilios. 

Aquellas personas negacionistas que trabajen en el sector público vasco, Sanidad, Educación, Administración, Empresas públicas o Seguridad, por ejemplo, quedarán suspendidas de empleo y sueldo hasta su vacunación

Las personas vacunadas, podrán moverse en el terreno de la nueva normalidad que el virus ha creado. Dicho de otra manera, regularemos para estas personas, la mayoría, los aforos de las reuniones, eventos deportivos o culturales, en sintonía con el gobierno central y los gobiernos autónomos que nos rodean, según las recomendaciones de nuestros científicos y de las organizaciones europeas y mundiales de la salud. 

Si confinamos a las personas negacionistas o antivacunas habrá menos restricciones

Lógicamente, si confinamos a las personas negacionistas o antivacunas, nuestros negocios, bares, cines, estadios, gimnasios teatros, etcétera, serán más seguros y, por lo tanto, habrá menos restricciones.

Por último, soy consciente de que habrá protestas. Grupos y organizaciones que intentarán capitalizar el descontento en nombre de una libertad que no es tal. Conocemos el riesgo. Y lo combatiremos, explicando, hablando, y apoyándonos en los que saben. No voy a rehuir esa pelea.

Que quede claro. La libertad no es contagiar y contagiarse. La libertad no es que unos pocos pongan en riesgo la salud, la economía, el ocio y la cultura de la mayoría. La democracia no se pliega ante el fanatismo y la sinrazón. Lo combate. Democráticamente. Tenemos los votos, y la confianza de la gente. Y esperamos seguir teniéndolos en el futuro. Ustedes, ciudadanas y ciudadanos libres e iguales nos impondrán, a todos, la penitencia que nos corresponda en las próximas elecciones. La aceptaremos sea cual sea.

Gracias y cuídense.”

Y luego me desperté y el dinosaurio estaba allí.