Los angoleños dieron a denominar como “confusäo” el periodo previo a la proclamación de la independencia del país africano. Con los colonos portugueses huyendo en masa, los servicios colapsando, la capital controlada por el Movimiento Popular de Liberación de Angola, el ejército sudafricano a punto de invadir el país para apoyar a UNITA y el FLN (y la CIA) ,…

En resumen, un país que se desmoronaba (¡Confusão, confusão!), miles de cajas de madera con las pertenencias de los colonos abandonadas en el puerto, el agua cortada, la basura sin recoger, los hospitales sin suministros… Con esta realidad se topó el reportero polaco Ryszard Kapuściński en 1975 cuando aterrizó en Luanda para cubrir el conflicto como enviado especial de la Agencia Polaca de Prensa ¡Confusäo!

Y digo yo, por exagerar, que así se deben sentir la mayoría de ciudadanos del paisito ante los vaivenes del Gobierno vasco con la sexta ola de la pandemia y el virus ese nuevo con nombre de transformer. Omnicron.

 

Tras las diferentes comparecencias, tanto del lehendakari como de la consejera Sagardui, me queda claro que no quieren chafar las Navidades a nadie

 

Visto lo visto, no es de extrañar que haya gente que piense (mal) que al Gobierno vasco le apetecía más que el Supremo diera la razón al Superior de Justicia del País vasco y le negara la capacidad de aplicar medidas restrictivas para contener los contagios. Pero mira, le han dicho que puede ¿y que hace, de momento, la consejera? Regular poquito, que luego nos critican e igual no nos votan. Lo de siempre.

Tras las diferentes comparecencias, tanto del lehendakari como de la consejera Sagardui, me queda claro que no quieren chafar las Navidades a nadie. De momento, escribo esto el jueves 9 de diciembre, la estrategia sigue siendo la las olas anteriores, que tan bien funcionó: ¡ciudadanas, ciudadanos: organización y responsabilidad! Y ahí estamos, preparando las cenas de Navidad, de empresas, los poteos las celebraciones en txokos y sociedades. Todo sin mascarilla, creo. 

 

¿Se debe pedir el pasaporte covid en un restaurante? Sí. ¿Y el DNI para comprobar que coinciden los datos? No. No se. Depende

 

Y digo creo porque no olviden que estamos en un periodo de confusäo, donde tampoco interesa mucho que las cosas estén claras. ¿Se debe pedir el pasaporte covid en un restaurante? Sí. ¿Y el DNI para comprobar que coinciden los datos? No. No se. Depende. ¿Y los asistentes a una comida en una sociedad deben tener pasaporte covid? No. Sí. No se. ¿Y quién controla todo esto? La policía. El dueño del establecimiento. Nadie. No se…

Lo único que se está restringiendo de verdad son los servicios en Osakidetza. En lugar de fortalecer la estructura sanitaria, han aprovechado el respiro de otoño para echar a unos cuantos miles de profesionales y ahora ¡claro! No hay ni consultas, ni recetas, ni operaciones, ni especialistas, ni nada en su momento y a demanda. Todo en diferido. Muy diferido.

 

Lo único que se está restringiendo de verdad son los servicios en Osakidetza. En lugar de fortalecer la estructura sanitaria, han aprovechado el respiro de otoño para echar a unos cuantos miles de profesionales

 

Abarrotamos las calles y los comercios en compras propias de la época, sin tomar ninguna precaución porque todavía no son obligatorias. Ya veremos luego. Las aulas están en situación complicada. Cada vez hay un mayor número de ellas cerradas y el alumnado en casa. De esto se habla poco. 

Ojalá el transformer este sea de verdad menos letal que los anteriores y las vacunas funcionen como dicen. Ojalá, porque entre un contagio y un voto a veces da la sensación de que optan por lo segundo y eso me deja temblando. Tenéis los votos, tenéis las competencias, tenéis el nihil obstat del Supremo ¡Darle caña! Y aguantar.

Por cierto, Kapuściński contó su experiencia en Angola en un libro titulado “Un día más con vida” que fue llevada al cine por Raúl de la Fuente y Damian Nenow (recomiendo los dos formatos). Que la confusäo no quite un día más de vida a nadie.