Es complicado ser presidente de la segunda mayor empresa de Bizkaia, con permiso de Gamesa que ya no está claro de dónde es, mantener su actividad y dar de comer a todo el mundo, Athletic Club incluido. Especialmente si el producto que fabricas, la energía, está de actualidad por su elevado coste y capacidad contaminante.

Así es el día a día de Emiliano López Achurra, un abogado que en los ochenta fue militante de ESEI (Unificación de los Socialistas de Euskadi) y que hoy es una de las personas más poderosas de Euskadi. Desde la presidencia de Petronor, acompañada desde hace un año de un sillón en el consejo de administración de Repsol, este catalán residente en San Sebastián ha desarrollado toda su carrera profesional en Euskadi.

Además de como consultor independiente, una profesión que ha desarrollado asociado con profesionales tan nacionalistas como Mikel Burzako y tan socialistas como Juan José Garayar, trabajó para la Kutxa guipuzcoana. Su nombre saltó a la palestra en tiempos de Patxi López, que lo aupó a su consejo de sabios económicos.

Lo que mejor sabe hacer López Achurra, que últimamente escribe su segundo apellido con tx, es la diplomacia

A partir de ahí su ascenso ha sido fulgurante. Primero en Gas Natural y finalmente, ya de la mano de Josu Jon Imaz, en el grupo Repsol. En esta última etapa ha estado en todas las salsas vascas que tenían que ver con la innovación y la energía, el sector en el que se ha especializado pese a su origen no técnico.

Y es que lo que mejor sabe hacer López Achurra, que últimamente escribe su segundo apellido con tx, es la diplomacia. En un sector fuertemente regulado, no precisamente muy sostenible y sujeto a convulsiones internacionales como la reciente invasión de Ucrania, el papel de un abogado con mucha mano izquierda y enorme capacidad didáctica es fundamental.

Por eso nadie se extrañó de que no figurara en "el staff" del nuevo lobby Zedarriak, pese a que compartiera trabajo en Innobasque con sus principales impulsores. Sí que ha sorprendido su destacada presencia en la comida organizada en Vitoria-Gasteiz por el PP de Alava con la actual lideresa madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

¿Necesitaba Petronor hacer un guiño a un Partido Popular en horas bajas en Euskadi? Evidentemente, no es el caso. ¿Fue un movimiento orquestado a nivel estatal para mantener hilos conductores con un partido que es alternativa de gobierno en Madrid? Seguramente sea así

Iñaki Anasagasti le ha regañado públicamente por ello. Evidentemente, en el EBB del PNV se ha hablado de ello. ¿Necesitaba Petronor hacer un guiño a un Partido Popular en horas bajas en Euskadi? Evidentemente, no es el caso. ¿Fue un movimiento orquestado a nivel estatal para mantener hilos conductores con un partido que es alternativa de gobierno en Madrid? Seguramente sea así. Basta recordar que en sus tiempos de Gas Natural el actual presidente de Petronor jugó un papel fundamental en las negociaciones con Argelia para traer su gas.

Es evidente que López Achurra consultó previamente su asistencia con Imaz e incluso es probable que fuera éste último el que se lo pidiera. En cualquiera de los casos, el gesto ha sorprendido en un PNV acostumbrado a que los grandes empresarios locales adulen constantemente al partido que gobierna todas las instituciones vascas y, en consecuencia, menosprecien a los demás. Sin ir más lejos, no asistió a la comida con Ayuso el presidente de Confebask, el guipuzcoano Eduardo Zubiaurre.

El gesto ha sorprendido en un PNV acostumbrado a que los grandes empresarios locales adulen constantemente al partido que gobierna todas las instituciones vascas y, en consecuencia, menosprecien a los demás

Por otra parte, López Achurra considera que Petronor ya hace muchas cosas en Euskadi. Tiene en nómina a media docena de ex colaboradores de Imaz en el Gobierno Vasco y antiguas autoridades de Muskiz o Bizkaia. Y sus iniciativas locales son constantes. Desde la futura fábrica de electrolizadores de hidrógeno hasta su nueva empresa dedicada a la descarbonización y la transición energética.

Petronor se ha convertido, de la mano de López Achurra, en una especie de "Intel inside" de todo lo que tiene ver con la energía en Euskadi. A cambio, el PNV le ha puesto una alfombra roja a todas sus actividades, por muy contaminantes o molestas que puedan resultar. Es un matrimonio de conveniencia en el que hasta ahora ha reinado la confianza entre las dos partes.