Partiendo del griego diaírei kaí basíleue, divide y vencerás o dividir para reinar, se llegó a una de  las máximas latinas más acorde con la realidad del siglo XXI, divide et impera, es decir, divide y domina. Tanto en política como en psicología esas frases se interpretan como ganar y mantener el poder mediante la ruptura de grandes concentraciones en fracciones más pequeñas y aisladas y, por tanto, con menos energía para afrontar sus problemas. Quien divide acaba ganando la partida y quienes permiten que eso suceda logran una perversa atomización que desvincula a las partes. 

Twitter, esa antigua red en la que nos sentíamos cómodas pero que se va convirtiendo poco a poco en el netflix de las opiniones con sección de “para ti “ incluida, nos deja aún, a pesar de Elon Musk, interesantes reflexiones que pueden ayudarnos a poner pie en pared. Es el caso de un tuit con el que me encontré hace unos días y que me puso frente al espejo. Decía algo la escritora y experta en género Juana Gallego, que nos debe hacer reflexionar sobre el momento que está viviendo el feminismo. Su tuit era claro y contundente: Si las feministas no nos unimos, pese a nuestras diferencias, nos van a borrar del mapa en menos que canta un gallo. 

 Hay tiempo y espero que seamos capaces de debatir cada una desde nuestra atalaya pero concediendo a la otra parte la posibilidad de tener razón. Otra división, otra grieta, otra brecha que tenemos que salvar y que fortalece a quienes buscan un feminismo roto, dividido, atomizado y sin la energía suficiente para seguir conquistando terreno

Me hizo reflexionar sobre varios episodios de división vividos en las últimas semanas que dejan bien claro que Juana, no puede tener más razón. El primero tiene que ver con la presencia de las mujeres en las tertulias de los medios de comunicación. Varias periodistas firmaban conjuntamente un artículo de opinión titulado “La revolución de resistir”, en el que ponían de manifiesto situaciones reales vividas en tertulias compartidas con hombres. Aseguraban que ellos intervienen o interrumpen más que ellas, que menosprecian la opinión de las mujeres, acuden con mayor asiduidad a las mesas, que se referencian solo entre ellos, que los presentadores dan la palabra de inicio a los hombres salvo para abordar temas como la homofobia o el feminismo, etc, etc, etc.

Os recomiendo vivamente la lectura del artículo que a una de las firmantes le ha costado un disgusto solo porque a otra mujer feminista no le ha gustado la combinación de firmas, al tiempo que ha puesto en entredicho el feminismo de una de ellas. ¿No habíamos quedado en que el feminismo es diverso? Partiendo de la base de igualdad total entre hombres y mujeres, es decir, de la justicia, el feminismo se puede ejercer como cada una entienda, con respeto, con diálogo y, por supuesto, desde la discrepancia.

Al tiempo que ocurría esto, una servidora intentaba organizar una mesa redonda en torno a la conocida como Ley Trans, esa que ha ocasionado un tremendo agujero en el seno del feminismo con acusaciones de transfobia de quienes la defienden hacia quienes tildan a éstas de generistas y no de feministas. Hay tiempo y espero que seamos capaces de debatir cada una desde nuestra atalaya pero concediendo a la otra parte la posibilidad de tener razón. Otra división, otra grieta, otra brecha que tenemos que salvar y que fortalece a quienes buscan un feminismo roto, dividido, atomizado y sin la energía suficiente para seguir conquistando terreno. 

Por último nos encontramos con quienes defienden que la mujer presuntamente violada por el encarcelado sin fianza, Dani Alves, renuncie a una posible indemnización económica para demostrar que solo quiere justicia y que crean lo que denuncia, no dinero. En el lado opuesto nos encontramos quienes queremos que nuestros derechos se cumplan y no tengamos que renunciar a ellos para que el resto del mundo piense que decimos la verdad. No es la primera mujer que renuncia a la indemnización en un caso de violación con la misma intención, que la sociedad le crea y no caiga en frases como “una buena pasta es lo que ha conseguido”. Las mujeres agredidas sexualmente son revictimizadas continuamente mientras en casos como el que nos ocupan tienen que escuchar que un futbolista con mucho dinero no necesita violar. Para llorar. 

Así que nos encontramos en un momento delicado, con un feminismo alejado de la unidad que vivimos en el año 2020 y que nos hacía pensar en un movimiento fuerte con capacidad de avanzar y de conquistar terrenos hasta ahora vetados. Pero la división es evidente. Estamos rotas y algunos se frotan las manos. Divide y dominarás. Juana Gallego, hago mío tu tuit: o las feministas nos unimos pese a nuestras diferencias o nos borran del mapa en un abrir y cerrar de ojos. Mucho cuidado.