La pasada semana tenía la suerte de asistir a un evento de emprendimiento muy especial. En el Palacio Europa de Vitoria-Gasteiz se desarrollaba la presentación de los 20 proyectos finalistas del XVII Concurso “Tu idea cuenta”, una iniciativa del programa Álava Emprende que impulsan la Diputación Foral de Álava, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, Gobierno vasco, a través de BIC Araba, y Fundación Vital. Todos los años esta jornada se convierte en un espacio magnífico para medir el estado de la cantera de emprendimiento de este territorio, que por si no lo sabían fue elegido el año pasado en un estudio de Impact Hub como el mejor ecosistema emprendedor de España, por delante de Madrid y Gipuzkoa y con Bizkaia ocupando el 6º lugar. Es evidente que Euskadi está a la cabeza del Estado a la hora de favorecer el nacimiento de nuevos proyectos emprendedores y esto va acompañado de que cada vez son más las personas que se plantean el emprendimiento como una filosofía de vida. No es un camino fácil, pero gracias a ellos y ellas nuestra sociedad genera más riqueza y progresa en aspectos como la innovación y la sostenibilidad, de muchas de las start ups vascas han salido las innovaciones más disruptivas y casi siempre están más cerca de las tendencias globales que muchas de las empresas ya consolidadas.

 

Hay estudios que señalan que la transición hacia una economía verde podría crear entre 15 y 60 millones de empleos en el mundo durante las dos próximas décadas

 

En esta presentación de ideas de la cantera de emprendimiento alavesa me sorprendió gratamente comprobar como, más allá de los proyectos que concursaban por el Premio Aclima de Sostenibilidad, la mayoría de las iniciativas tenían integrada y muy presente la variable medioambiental con propuestas de economía circular, de inclusión social y de lucha contra el cambio climático. Esto coincidía en el tiempo con otra noticia que muestra el potencial del emprendimiento verde en nuestro territorio y que venía de una de las empresas referentes en este campo, la guipuzcoana Eko-Rec y su filial Ekomodo, junto con el Grupo Campezo. Se trata de la primera acera reciclada que se construye en España. Está en Donosti junto al Axular Lizeoa Ikastola, de hecho, la idea surgió de la institución educativa que celebra su 50 aniversario. El pavimento de esta acera se compone de una mezcla caliente que incluye botellas de plástico (PET), además se han colocado también varios bancos y papeleras elaborados a partir de tapones de plástico.

 

En Euskadi y en el mundo necesitamos muchas más iniciativas emprendedoras como esta que ayuden a acelerar la transición hacia una economía baja en carbono

 

En Euskadi y en el mundo necesitamos muchas más iniciativas emprendedoras como esta que ayuden a acelerar la transición hacia una economía baja en carbono, que muestren el camino al resto de empresas y que a la vez generen riqueza y empleo para sustituir los puestos de trabajo que se van a perder inevitablemente en algunos sectores. Hay estudios que señalan que la transición hacia una economía verde podría crear entre 15 y 60 millones de empleos en el mundo durante las dos próximas décadas.

Las personas emprendedoras son conscientes de este gran reto mundial y de las oportunidades de negocio que se abren con estrategias ya asentadas como el Green Deal europeo o el desarrollo de la Agenda 2030 de la ONU. Son profesionales que, muchas veces, están más pegados a las verdaderas necesidades y demandas del mercado y la ciudadanía y buscan soluciones innovadoras y escalables. Su labor es fundamental y no siempre es reconocida lo suficiente por la sociedad y las instituciones.

 

Una buena parte del futuro de los territorios lo crean los emprendedores, con su conocimiento cercano de las necesidades del mercado y su impulso innovador

 

Euskadi tiene una excelente cantera de iniciativas de emprendimiento verde, y eso que, en mi opinión, es un sector que no ha recibido el apoyo institucional suficiente, que se ha centrado más en el impulso a los proyectos digitales, relegando un poco la componente de sostenibilidad. Comienza a corregirse, pero todavía se puede hacer mucho más. Mientras tanto, tenemos muchos ejemplos de como crece la economía verde en nuestro ecosistema emprendedor con proyectos que nacen para solucionar retos como el de la crisis de la calidad del agua a la que se enfrenta el planeta. Es el caso de Aquadat, un proyecto que ha creado un sistema de detección temprana de la calidad del agua. También es otro ejemplo claro la vizcaína Basq Company, que diseña zapatillas ecológicas realizadas con material 100% reciclado obtenido de botellas de plástico o desperdicios de algodón orgánico. Una iniciativa más que oportuna en uno de los sectores más contaminantes y que más camino tiene por recorrer, como la moda. En este campo, la guipuzcoana Ternua es un referente a nivel internacional con sus tejidos reciclados obtenidos de redes de pescadores e incluso de las cascaras de las nueces consumidas en las sidrerías vascas.

Una buena parte del futuro de los territorios lo crean los emprendedores, con su conocimiento cercano de las necesidades del mercado y su impulso innovador. Sigamos alimentando el ecosistema emprendedor vasco y centrémonos especialmente en los proyectos “verdes”, su progreso va a ayudar a cambiar nuestro modelo económico y a frenar el cambio global del planeta. Ellos y ellas son nuestra esperanza “verde”, cuidémosles, desde las instituciones y también desde la sociedad.