Tenía que pasar más antes que después, y finalmente ha pasado. Llevamos meses hablando de la escalada de los precios de la energía, sobre todo poniendo el acento en cómo afecta a nuestros bolsillos a través de la factura de la luz, mientras a la gran mayoría se le pasaba por alto las consecuencias que el inasumible incremento de costes acarrearía para las empresas, en concreto para la industria.

Y de repente, y casi literalmente caída del cielo, salta la bomba, uno de nuestros emblemas, Sidenor, anuncia que cerrará algunos días al no poder asumir un incremento de costes en sus procesos, incremento que asciende al 25%. Y parece que se ese anuncio, por cierto no es el primero, ya Fertiberia comunicaba días antes el cierre de una de sus plantas durante un mes, nos ha puesto las pilas a todos, ha hecho que todo el mundo se eche las manos a la cabeza y caiga en que esto del coste de la energía nos puede pasar una factura empresarial que difícilmente vamos a poder pagar.

 

Soluciones hay, siempre y cuando se quieran aplicar y se escuche a quienes tienen algo que decir en esta materia, que dicho sea de paso se nos queda gigante a la mayoría de los mortales

 

Pues no está mal cuando menos, que se haya abierto el debate, un debate por cierto en el que algunos como la plataforma energética kV, que nació precisamente para defender a las empresas en materia de energía, lleve meses clamando en el desierto denunciando que venía el lobo y finalmente, el lobo se han encontrado a las ovejas totalmente desprotegidas. La kV, una agrupación sin ánimo de lucro, ha hecho lo más difícil que es proponer soluciones, lleva haciéndolo años con el fin de minimizar los costes para la industria y favorecer así, su competitividad. Entre ellas, y con el fin de frenar la sangría que sufren las industrias las siguientes: trasladar las redes eléctricas enmarcadas en 25 kV del escalón 1 al 2, y eliminar así una discriminación histórica; permitir la fórmula de agrupación de consumidores compartiendo lo que se denomina punto frontera o introducir el llamado P7 o turno de noche… por citar sólo algunas de las propuestas encaminadas al ahorro de costes.

Por lo tanto, soluciones hay, siempre y cuando se quieran aplicar y se escuche a quienes tienen algo que decir en esta materia, que dicho sea de paso se nos queda gigante a la mayoría de los mortales, porque en esto de la energía es muy difícil ser didáctico, ya que el sistema es de una complejidad absoluta, dificultades que algunos parecer aprovechar para confundir cuanto más mejor, en lugar de buscar soluciones reales y prácticas.

 

Incrementar los costes energéticos de forma desmedida y sin que se sepa hasta dónde y durante cuánto tiempo genera una incertidumbre difícil de manejar

 

La situación es muy comprometida para muchas empresas, no sólo para Sidenor, incrementar los costes energéticos de forma desmedida y sin que se sepa hasta dónde y durante cuánto tiempo genera una incertidumbre difícil de manejar y de todos es sabido que no hay nada peor para la economía que no tener claro el escenario en el que se mueve.

Desgraciadamente vamos a ver muchos Sidenor y si no, que le pregunten por ejemplo, al sector de fundidores agrupado en FEAF, que según reconocen, se están desangrando sin que nadie frene la hemorragia. Habrá muchas industrias que no puedan arreglar el problema cerrando unos días y desaparezcan para siempre.

 

O le ponemos coto a esto o la energía nos asfixiará más antes que después, y nos va a dar igual en qué se haya transformado

 

No nos van a faltar tampoco, ya están ahí, quienes aprovechen a coyuntura para lanzar mensajes contra posibles malas prácticas empresariales, aprovechando la escalada de los precios de la energía. Suelen ser los mismos que nunca ven ni de lejos que la mayoría de las empresas, no todas, como en cualquier gremio, hacen las cosas de forma correcta y en circunstancias como está, literalmente, hacen lo que pueden a la espera de que vengan tiempos mejores.

Hubo quien ya anunciaba hace meses que la cuestión energética lastraba a nuestras empresas de forma muy peligrosa, pero entonces solo tenían cabida los mensajes en los que se recogían las penurias reales, para el consumidor final.

O le ponemos coto a esto o la energía nos asfixiará más antes que después, y nos va a dar igual en qué se haya transformado.