Euskadi tiene casos de corrupción. Entre otras cosas porque esta última es consustancial al ser humano. No es que todos seamos corruptos, pero sí es que en cada grupo humano siempre hay personas susceptibles de corromperse. Poderoso caballero es don dinero. El mito nacionalista del País Vasco como tierra elegida, diferente o especial, es decir el mito de que vivimos en un oasis libre de corruptelas, añagazas y trapacerías, resulta sonrojante, por no decir absurdo. Sobre todo a la luz de escándalos como el caso De Miguel, que nunca se va de nuestras vidas, o los asuntos varios de Alonsotegi, protagonizados todos ellos, por cierto, por representantes del PNV, cuya limpieza, por consiguiente, también estaba mitificada, claro. Bienvenidas las investigaciones esclarecedoras. Porque pueden modificar incluso las creencias más acendradas. Los hechos, tozudos, han servido para convencer al propio lehendakari, que la pasada semana dijo aquello de "ningún país está libre de corrupción". Pues eso.