Arrancamos el 2021 con ruidos amenazantes de tercera ola. Los datos de contagios aumentan, las advertencias que lanza el Gobierno vasco crecen, las vacunas van poco a poco, demasiado poco a poco. Y todo eso es un coctel en el que, “salvada la Navidad”, se empieza a resentir aquella recuperación económica que nos llevaba a henchir el pecho en otoño.

Y es que esto empieza a parecerse demasiado al cuento de la lechera. Al albur de los buenos datos del tercer trimestre en nuestra economía, todos compramos satisfechos que esto iba a ser una crisis en V, que la recuperación iba a ser rápida y que podíamos confiar en un crecimiento de nuestra economía cercano a los dos dígitos en 2021. Y así preparamos unos presupuestos que se nutren de un endeudamiento récord para 2021 y en una recaudación fiscal que crecerá gracias al incremento de la actividad, según el Gabinete Urkullu, del 9%

Una cepa inglesa y un repunte de los contagios nos han hecho conscientes de nuestra debilidad

Pero una cepa inglesa y un repunte de los contagios nos han hecho conscientes de nuestra debilidad. La economía se enfría, aparecen problemas estructurales como el que evidencia Tubos Reunidos al pedir un rescate de 115 millones de euros o el del sector aeronáutico que sigue sin ver aviones en el cielo, y no es por la nieve. Y vemos que ese frío inesperado nos hiela el ánimo de los 19.000 parados más con los que cerramos el 2020. Y eso que todavía no hemos contado el efecto de los Erte.

El IVA iba a ser nuestro Messi de la recaudación

Las diputaciones confiaban en el consumo para 2021. Iba a ser nuestro Messi de la recaudación. Los 2.000 millones de euros perdidos en 2020 los íbamos a recuperar en sólo un año. Pero ya tendremos que ser buenos gastando, mejor incluso que el rosarino con el cuero en el campo de fútbol. Y es que le pedimos a nuestros bolsillos que aporten con el IVA todo lo que se va a resentir IRPF y Sociedades.

La caída de la recaudación en 2020 no muestra los efectos de la crisis en el empleo, ni en las empresas. Los impuestos que compañías y personas hemos pagado en el pasado año eran fruto de cómo nos fueron las cosas en 2019, cuando no sabíamos lo que se nos avecinaba con la covid-19. Así que será en este año cuando la bofetada del empleo llegue al IRPF, y cuando la baja productividad de las empresas se vea en Sociedades.

El consumo no parece el jugador al que podamos cargar con todo el equipo a la espalda

Y, entonces, se preguntará usted, dónde nos apoyamos para haber montado unos Presupuestos que se apoyan en ingresos de una recaudación que recupera la caída de 2.000 millones. Pues en la esperanza del rebote del gasto, en la esperanza en lo que subirá la recaudación del IVA. Es bueno confiar en la gente y en su capacidad gasto, hay que favorecerlo, eso está claro. Pero a este jugador, viendo cómo se están poniendo las cosas, le estamos pidiendo demasiado y no parece que pueda cargarse con todo el equipo a la espalda.

Será bueno hacerse a la idea de que el cambio de ciclo será más allá del 2021

Así pues, será bueno ir haciéndonos la idea de que el equipo no subirá este año, que hemos de fiar el cambio de ciclo más allá de 2021. Pero lo importante, sobretodo, es que se dé cuenta la `directiva´ y que haga los ajustes necesarios antes de cargar toda la responsabilidad sobre esa joven promesa del gasto que, por cierto, es la que más se asusta con los contagios y las restricciones.