El autodenominado Grupo Parlamentario Vasco en el Congreso, que es el del PNV, tiene menos diputados vascos que los vascos que forman parte de los demás grupos parlamentarios. Sin embargo, aun siendo menos vascos (en número) que los otros diputados vascos, el nombre del grupo hizo fortuna y se aceptó tácitamente que el 'Grupo Vasco' era el de los nacionalistas y, de paso, que también era quien representaba a los vascos en Madrid, incluso a aquellos que habían votado a los demás diputados vascos ajenos al Grupo Vasco.

Si ha llegado hasta aquí sin enredarse con el galimatías, enhorabuena, y tranquilo, que el resto le va a ir rodado. Sucede que al grupo vasco le ha salido otro grupo vasco nuevo y adicional, que ha decidido hacerle la competencia y disputarle el puesto de monopolio que hasta ahora había tenido el PNV en el palacio de la Carrera de San Jerónimo. La izquierda abertzale ha decidido que ellos también sirven para marcar aquí lo buenos y lo útiles que son cuando están allí. Su apoyo a la Ley de Presupuestos ha causado escándalo en la derecha, incomodidad en los socialistas de siempre y satisfacción para el líder único de Podemos. Pero también ha hecho que el PNV se remueva inquieto, como haría cualquiera ante el avance de su competencia.

Sucede que al Grupo vasco le ha salido otro grupo vasco nuevo y adicional, que ha decidido hacerle la competencia y disputarle el puesto de monopolio que hasta ahora había tenido el PNV en el palacio de la Carrera de San Jerónimo.

Esta incorporación a la mayoría gubernamental española de EH Bildu (quién lo diría), lejos de causar dentera alguna ha concitado entre sus bases un apoyo casi unánime, lo que daría la razón a quienes, con sobrevenido entusiasmo, ya apuntan a una evolución irreversible y benigna de aquellos que aplaudían el asesinato cada día y aplauden ahora solo un rato a los asesinos envejecidos que regresan. Esos homenajes que reciben quienes vuelven después de años de vidas perdidas entre rejas por aquellas otras que arrancaron, liberados ni un día antes de la fecha que les correspondía escandalizan pero también son la última constatación de otro fracaso: que la amnistía que siempre se dio como algo seguro, nunca llegó. Así que los aurreskus suenan a última despedida protocolaria a un pasado que se trata de olvidar cuanto antes, para adentrarse en la obvia evolución del mundo abertzale hacia una suerte de Esquerra Republicana de Euskadi, ni siquiera una CUP (demasiado marginal) que les permita ganar influencia en Madrid y en Euskadi y, por supuesto, poder, que para eso está uno en política.

España tendrá, pues, presupuestos en lugar de nuevas elecciones anticipadas, lo que es una buena noticia, pero votar la Ley de Presupuestos de España es una pirueta que también marea un poco al mundo abertzale, de ahí el malabarismo ridículo del diputado vasco (que no es del grupo vasco) Arkaitz Rodríguez cuando soltó aquella perla de que votaban el presupuesto “para tumbar el régimen”.

Los aurreskus suenan a última despedida protocolaria a un pasado que se trata de olvidar cuanto antes, para adentrarse en la obvia evolución del mundo abertzale hacia una suerte de Esquerra Republicana de Euskadi, que les permita ganar influencia en Madrid y en Euskadi y, por supuesto, poder.

Lo cierto es que el régimen puede tumbarse cómodamente a esperar que los presupuestos que EH Bildu ha apoyado rompan por fin el periodo de interinidad, incertidumbre e incapacidad para formar gobiernos que nos trajo el final del bipartidismo, consecuencias que nadie parece querer reconocer ahora. Con las nuevas cuentas públicas empieza una etapa que, si no se tuercen las cosas más, salvará esta legislatura y abrirá un nuevo periodo político del régimen en el que EH Bildu está dispuesta a participar. Veremos qué tal lo hacen porque tendrán que competir con los auténticos maestros, los del grupo vasco.