Cuando me tocó vivir fuera de España, reservaba este adjetivo para los españoles que se pasaban el día invitándose para comer paella o tortilla de patata, que les sabía mejor si iban aderezadas con “es que como en España no se come en ningún sitio”, o “es que estos no saben lo que es comer”. Esto dicho, por ejemplo, en México es de paleto al cuadrado. Se salvaban, curiosamente, al menos del cuadrado, los descendientes de vascos de Nevada porque lo mismo te largaban también una paella como plato nacional vasco, te encontrabas unos pimientos rellenos con sabor a cilantro porque los cocinaba un mexicano o empezaba a sonar al acordeón pajaritos por aquí, pajaritos por allá. 

La 'paletez' es una manera de entender la cultura que presume la superioridad de la propia sin más criterio que el hecho de ser la propia. La 'paletez' al cuadrado es suponer que la cultura propia es exclusiva, que las demás culturas deben desaparecer ante el resplandor de la única digna de ser tenida en cuenta. A los paletos redomados cualquier atisbo de otros rasgos culturales les pone de los nervios

La convocatoria estos días de movilizaciones bajo el lema “Hezkunta euskaraz izango da” es un buen ejemplo de ese nerviosismo paleto ante la diversidad cultural. La educación será en euskera, así, sin condicional ni subjuntivo que permita un respiro para el debate. No hay resquicio porque no se asume un hecho que debería estar presente en cualquier debate sobre la educación en este país: tan propia de Euskadi es la lengua española como la vasca. Este es un hecho que el nacionalismo vasco lleva negando desde su fundación y que ha sido asimilado por todas las corrientes y familias del mismo. De hecho, ha sido asimilado hasta por quienes no son nacionalistas, sobre todo si no viven y padecen aquí. Lengua, bandera, símbolos, himno, todo lo que suene a patria o nación tiene que relacionarse únicamente con la identidad vasca tal y como es definida por el nacionalismo. La cultura española, su lengua, sus símbolos y no digamos su himno, que es sonar y cada vasco debería sacar un silbato del bolsillo, deben ser considerados como una planta exótica al país.

A ello obedece esta campaña por una monoidentidad en la educación, no sea que se les vaya a ocurrir a algunos optar por una educación en español si es que se abriera tal posibilidad. Sería como tener que comer tamales o arepas pudiendo ponernos morados de alubias y morcilla. El problema de nuestros paletos es que no quieren siquiera que pueda probarse algo que no sea lo propio: la enseñanza será en euskera. Es un lema tan perverso como decir: aquellos que tengan como propia la lengua española, que se vayan despidiendo (que terminen de hacerlo, en realidad) porque obligatoriamente tendrán que usar la otra lengua propia del país en la educación. 

No extraña con este planteamiento que hayamos normalizado en Euskadi auténticas tropelías, como la “euskaldunización”. Con esta palabra, tan habitual en nuestra administración, se quiere significar el proceso (al parecer eterno) mediante el cual se podrá llegar a una situación ideal en la que todo funcione en una sola de las lenguas del país. Si no se ve bien la maldad que entraña este invento para una parte muy considerable de la población de Euskadi, simplemente tradúzcase: españolización, germanización ¿qué tal suena?

En la enseñanza media en español quedan solamente los institutos pensados para almacenar inmigrantes de los que tampoco se espera que hagan mucho más que limpiar las casas de los de las ikastolas o servirles una cerveza

Pues con planes de euskaldunización por todas partes, con una universidad en la que ya existen grados que no se imparten en español (y otros les seguirán en breve), con un gasto en idioma que ya quisieran para sí países como Suecia (donde, además, se come fatal) y con la gente corriendo por las calles por una asignatura troncal, no se les ocurre mejor lema para la jornada reivindicativa convocada que el imperativo de que la enseñanza será en euskera. 

Lo que no sé bien es a qué viene el futuro si podrían utilizar perfectamente el presente de indicativo: la enseñanza ya es en euskera. Lo que hay de modelo en español es residual y desatendido por parte de las instituciones públicas. En la enseñanza media en español quedan solamente los institutos pensados para almacenar inmigrantes de los que tampoco se espera que hagan mucho más que limpiar las casas de los de las ikastolas o servirles una cerveza. Con kaixo, agur y tal van que chutan. Las personas que trabajan en esos centros en extinción son los auténticos héroes de nuestro sistema educativo: con las cuatro perras que les dan de lo que sobra después de regar bien los centros pata negra hacen maravillas. Como para que les vengan estos privilegiados ahora diciendo que además de los mil problemas que resuelven en esos institutos lo van a tener que hacer en la lengua que mantiene sus privilegios. No les vendría nada mal a los paletos que han ideado esta campaña darse una vuelta por esos institutos. Lo harán en un momento, casi no quedan.