Diario del Oasis Vasco

 

26 de noviembre, jueves

Cuando Arnaldo Otegi dice que el apoyo a los Presupuestos en Madrid nos acerca a la república vasca es como cuando el PNV dice que Euskadi tiene la mayor autonomía del mundo y lleva toda la pandemia pidiendo permiso a Pedro Sánchez. El PNV es ahora mismo un partido nacionalista cada vez más regionalista y EH Bildu, un partido independentista cada vez menos secesionista. A los dos les va bien, por cierto.

El PNV es ahora mismo un partido nacionalista cada vez más regionalista y EH Bildu, un partido independentista cada vez menos secesionista

 

 

27 de noviembre, viernes

 

Decía una antigua jefa mía que el periodismo no es una profesión de ocho horas. Efectivamente, según el convenio es una profesión de 7 horas, se le respondió en cierta ocasión. Hoy 'Pantomima Full' ha sacado un vídeo sobre los periodistas que “se follan a la actualidad”. Tiene algunas verdades como la de “jefe de redacción del Trivial” que dicho en finolis era aquello que recordaba Maria Esther Cilio a sus estudiantes: “Los periodistas tenemos conocimientos de la vastedad de un océano y la profundidad de un charco”. Los de Pantomima también la clavan con lo de “'rider' de noticias” y lo de pagar por trabajar también conocido como hacer un máster. El vídeo es divertido, pero en vez de suscitar cachondeo autocrítico sobre la profesión, veo en Twitter que las risas son de reafirmación de los males sobre los que se mofa el vídeo. En el periodismo hay una aversión a considerar nuestro trabajo uno más del mundo laboral -eso no va conmigo, lo mío es vocación, es un 'hobby' y me pagan por ello, meo colonia, mira, mira- y cuando los periodistas hablamos de nosotros mismos parecemos 'coachers' antes que currelas. Nos encantan las causas justas mientras no sean las nuestras.

Ponemos la tele. Una semana ya en el campamento de verano de Basakabi y ni un contagio. En ‘Go!azen' van hasta arriba de anticuerpos.

 

28 de noviembre, sábado

En los primeros compases de la pandemia imperó el 'flower-power' y se instituyó la creencia de que de esta pandemia íbamos a salir mejores. Mejores como sociedad. Mejores como personas. Hoy he vuelto a leer -lo hago una vez al año- la entrevista que Alfonso Armada le hizo a Rafael Chirbes en 'Abc' en 2013. “También señala usted en algún momento que del sufrimiento y del dolor no se saca nada bueno”, le recuerda Armada a Chirbes a propósito de la dura crisis que se vivía entonces. “Yo creo que aprendes cosas peores. La mayoría de los mortales se convierte en más desconfiados”. Armada cita a Ferlosio: “Vendrán más años malos y nos harán más malos”. Disculpen el pesimismo pero creo que de esta pandemia no vamos a salir mejores, mejores nos han salido los postres caseros y poco más. Con no salir peores, me conformo.

Disculpen el pesimismo pero creo que de esta pandemia no vamos a salir mejores, mejores nos han salido los postres caseros y poco más. Con no salir peores, me conformo

 

 

1 de diciembre, martes

A Dios se le ha caído un huevo en Vitoria, ha dicho Buenafuente sobre la bola de Navidad gigante que el Ayuntamiento ha instalado en el lugar en el que Javier Maroto hizo la tortilla 'fake' más grande del mundo. Los mandatarios locales lo andan tuiteando con orgullo. La bola de la autoestima es el remedio, vienen a decir, para la ciudad en general y el alicaído comercio local en particular. Alicaído desde que hace 17 años el propio Ayuntamiento de Vitoria permitiera instalar la bola más grande del norte de España en forma de centro comercial. Pero esta bola todo lo puede, incluso pasarse por las ídems el mantra de que hay que ajustarse el cinturón porque estamos en crisis: este año las luces navideñas salen más caras. Todo sea por La Bola. Con un poco de suerte salimos en el telediario.

 

2 de diciembre, miércoles

Empezar a hacer la cena a las siete y veinte tiene la virtud de que no hace falta que te aprendas la hora del toque de queda. Por lo general, me pilla en la cama. No es que venga a hacer apología del ascetismo que la cosa es que madrugo mucho y, cuando salgamos de la pandemia, no quiero imaginarme la farra que nos vamos a correr. Lo mismo le robamos un tigre a Mike Tyson. Lo que quiero decir es que hace mucho tiempo que he renunciado a discernir si las restricciones que se adoptan son más o menos adecuadas. Entiendo que gobernar este sindios no es tarea sencilla y asumo con espíritu zen -ni indignación ni alborozo- las indicaciones de nuestras autoridades. Ahora bien, sería de agradecer que no nos marearan demasiado, que un día te dicen que máximo seis personas en Navidad, que hay que ser más duros que el apocalipsis, y al siguiente día te dicen que mejor flexibilizar, que, bueno y tal, y que máximo 10, feliz navidad.