31 de diciembre. Esa es la fecha en la que de acuerdo con los requerimientos de Europa, debe estar cerrada la segunda reforma de las pensiones. 

Queda menos de un mes para responder a Bruselas, y todo parece indicar que una vez más, la fecha nos va a pillar improvisando y cerrando consensos in extremis, que es como venimos haciendo muchas cosas.

De momento la cosa está así, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha tenido el arte de descolgarse con una propuesta que ha recibido el máximo consenso por parte de todos los agentes implicados, pero no precisamente para aprobarla, sino para denostarla. Pleno al quince. La idea propuesta desde el Ministerio no le ha gustado a nadie. Lo mismo a estas horas ya no le gusta ni a quien la ha propuesto. 

La propuesta desde luego, no es fácil de encajar porque pasa por elevar los años de cotización de 25 a 30, pudiendo elegir eso sí los 28 años de mayor cotización, o lo que es lo mismo, dejar fuera, los dos ejercicios menos cotizados. En definitiva, una fórmula más para retrasar las jubilaciones y con ellas, reducir el coste de las pensiones, que se nos ha puesto en la friolera de 15.000 millones de euros, con la última subida aprobada, según datos del Banco de España. La misma entidad financiera trabaja otro dato que es interesante. Para que las pensiones disminuyan un 8,2%, y hay que tender a que disminuyan, los años de cotización no deberían alargarse hasta los 30 como propone el Gobierno, sino hasta los 35.

La propuesta desde luego, no es fácil de encajar porque pasa por elevar los años de cotización de 25 a 30

Que tenemos un problema con este asunto es una obviedad, la ronda de las pensiones nos sale cada vez más cara, y estamos cansados de escuchar que la hucha de las pensiones está esquilmada, y que puede tener los días contados. De hecho, algunos ya vamos trabajando un escenario en el que esa retribución post vida laboral o bien no exista, o bien se minimice de forma llamativa, por aquello de que de dónde no hay, no se puede sacar.

Pero vamos a no mirar demasiado al futuro y de momento, nos quedamos en el presente y en ese 31 de diciembre que está a la vuelta de la esquina, y en el que necesariamente, algo se presentará. El ministro ha hecho bien una cosa y es partir de algo, porque por algo hay que empezar aunque sea demasiado tarde. No ha dado satisfacción ni a propios, ni a extraños, pero es un punto de partida que se va a tener en cuenta, con absoluta seguridad.

Suben las pensiones contributivas

Y en paralelo, y esto ha pasado bastante más desapercibido, se anunciaba la subida media de un 8,46% para las pensiones contributivas. Esta subida responde al compromiso asumido hace unos meses de que los pensionistas no perdieran capacidad adquisitiva, por entenderse que son un colectivo vulnerable y teniendo en cuenta los picos de inflación.

Si tomamos como ejemplo Euskadi, esta medida afecta a 569.270 pensiones contributivas, que van a ver incrementada en una media de 115 euros al mes su remuneración. 

Algunas voces de los colectivos de pensionistas ya se han alzado para decir que no es suficiente. Nunca lo es, sobre todo cuando venimos de un histórico de pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, en esta ocasión una subida de casi el 8,5% responde al cumplimiento de un compromiso para con el colectivo, y es una subida que ojalá pudiera trasladarse al resto de los ciudadanos, cosa que obviamente, y dada la coyuntura económica no va a producirse. 

Es una subida que ojalá pudiera trasladarse al resto de los ciudadanos, cosa que obviamente, y dada la coyuntura económica no va a producirse 

En definitiva, toca esperar al 31 diciembre, no tendremos grandes novedades antes para saber en qué queda esta nueva reforma de las pensiones, y podamos valorar cómo nos afecta.

Lo importante es que no dejemos pasar una oportunidad de hacer una reforma consensuada y realmente estructural. Lo que se haga debe responder a  la situación económica actual y a las que puedan venir en el futuro.

Si no es así, llegaremos de nuevo tarde y como decía el recientemente fallecido Pablo Milanés “el tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos”.