Casi al mismo tiempo que arrancaba en Netflix la segunda temporada de la serie El Reino Vacío, se subía al escenario de un mitin del PP en Madrid la predicadora evangelista Yadira Maestre, líder de la Iglesia Cristo Viene. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues que en el Reino Vacío, la extraordinaria serie argentina creada por Marcelo Piñeyro y Claudia Piñeiro, un polémico televangelista se convierte en el favorito a la presidencia de Argentina tras la muerte de otro candidato. Pero este líder religioso es cualquier cosa menos santo. Se rodea de una pléyade de corruptos que utilizando la fe y las creencias religiosas son capaces de manipular a un pueblo con mucho miedo, especialmente miedo al hambre y a la miseria.

Cuando vi en el estrado popular a la representante de esa iglesia intercediendo ante el altísimo para que los populares alcancen el poder y la gloria, no puede evitar pensar en la frase que abre la serie: “El viejo mundo muere. El nuevo tarda en aparecer. En ese claroscuro surgen los monstruos”. Es una frase de Antonio Gramsci, filósofo, teórico marxista, político, sociólogo y periodista italiano pronunciada en los años 20 y que, pasado el tiempo, sigue resumiendo a la perfección las intenciones de quienes utilizan lo espiritual y la religión como arma de poder. A esos monstruos de los que hablaba Gramsci ya les hemos puesto nombre porque Donald Trump y Jair Bolsonaro utilizaron esta forma de captación de votos en sus campañas electorales. Parece que Núñez Feijóo confía en que el millón y medio de personas evangelistas que residen en España aprecien el gesto popular de acercarse a ellas a través de una de sus pastoras y escojan su papeleta. El voto latino empieza a pesar también en España.

Para que ese voto latino pueda depositar la papeleta en la urna es necesario que quienes han llegado desde otros países sean considerados ciudadanos y ciudadanas de primera, es decir, tengan una situación social, laboral, política y económica regularizada. Esto no es lo general en España, ni de lejos, a pesar del enorme déficit de mano de obra que tenemos en todos los sectores

Pero para que ese voto latino pueda depositar la papeleta en la urna es necesario que quienes han llegado desde otros países sean considerados ciudadanos y ciudadanas de primera, es decir, tengan una situación social, laboral, política y económica regularizada. Esto no es lo general en España, ni de lejos, a pesar del enorme déficit de mano de obra que tenemos en todos los sectores, desde los trabajos menos cualificados hasta los más experimentados profesionales. Por eso extraña, solo un poquito, que un partido que se acerca tanto a la extrema derecha cuando le interesa captar votos, a pesar de la abstención en la moción de censura liderada por Tamames, intente atraer al voto inmigrante. Sí, esas personas que, según Abascal & Cía, ocupan nuestras casas y nuestros puestos de trabajo al tiempo que se llevan las ayudas.

Los boomers se jubilan y las personas jóvenes no tienen entre sus planes prioritarios aumentar la población. Esto se traduce en que en un país con tres millones de personas sin empleo no se encuentre personal para cubrir cientos de miles de trabajos. No estaría mal que nos fijásemos en el modelo canadiense

No es nada nuevo decir que España tiene un problema doble por la baja natalidad y por el envejecimiento de la generación del baby boom. Los boomers se jubilan y las personas jóvenes no tienen entre sus planes prioritarios aumentar la población. Esto se traduce en que en un país con tres millones de personas sin empleo no se encuentre personal para cubrir cientos de miles de trabajos. No estaría mal que nos fijásemos en el modelo canadiense. De aquí al 2025 esperan las llegada de 1,5 millones de nuevos inmigrantes con la intención de mantener el crecimiento de la población y la economía. Hoy, uno de cada cuatro canadienses ha llegado al país como inmigrante y lo ha hecho mediante uno de los tantos programas de inmigración. Es cierto que quien pretende entrar de manera irregular es expulsado pero tienen claro que la única manera de mantener su sistema es atrayendo a personas de otros países. Claro que el éxito de cualquier sistema de inmigración depende del apoyo popular, pero también esto se trabaja en ese país. Afortunadamente Euskadi es uno de los lugares en los que más ha crecido no solo la población inmigrante, un 10% en los últimos años, sino la tolerancia de las personas autóctonas hacia ellas. De hecho, el 80% piensa que la presencia de extranjeros enriquece la vida cultural del país.

En España, como en tantos países de la UE, tenemos un grave problema poblacional que me da no va a solucionar la predicadora Yadira Maestre. Puede que algún voto latino le caiga al PP, pero de ahí a que el millón y medio de posibles votantes lo haga movidos por la fe, va un abismo.

Mezclar política, religión y espiritualidad no da buenos resultados. Échenle un vistazo a El Reino Vacío y me cuentan.