No son pocas las sombras que se ciernen sobre Euskaltel y Guuk de cara a 2023. Tras la primera integración en el grupo Másmóvil, que está generando un constante adelgazamiento de estructura, llegará próximamente una segunda en Orange, que amenaza con convertir a los operadores vascos en meras marcas del gigante francés.

Lo cierto es que, a día de hoy, Guuk no deja de ser un adelanto de lo que en el futuro podría ser Euskaltel: un simple emblema comercial. Según sus cuentas anuales, en 2021 facturaron 2,7 millones de euros vendiendo su combinación de fibra óptica, teléfono y televisión en las comunidades vasca y navarra.

Los ingresos contrastan con los gastos, que alcanzaron los 6 millones, lo que significa que por cada euro que entró gastó más de dos. Más del 50% se fue para pagar anuncios publicitarios para captar clientes, otra parte en alquilar locales donde se venden sus servicios y 1,5 millones fueron destinados a abonar al grupo Másmóvil por los servicios de telecomunicaciones que presta. No hay que olvidar que Guuk es un mero distribuidor de un producto de otro.

¿Tiene sentido operar con dos marcas regionales en un territorio de apenas dos millones y medio de personas? Si son simples emblemas soportados en unos servicios centrales, quizás sí

Y es que Másmóvil opera en Euskadi con un sinfín de marcas que ha ido comprando. A las estatales Pepephone, Lebara o Yoigo hay que añadirle las locales Euskaltel y Guuk. ¿Tiene sentido operar con dos marcas regionales en un territorio de apenas dos millones y medio de personas? Si son simples emblemas soportados en unos servicios centrales, quizás sí. Es más o menos lo mismo que hizo Euskaltel con Virgin Telco.

Y ese parece ser el camino que ha emprendido la compañía, que se ha pasado el 2022 recortando personal. Para disimular y evitar ruidos molestos, lo hace muy poco a poco y sin ahorrar en indemnizaciones. El último recorte ha afectado al departamento de Comunicación, que ya no tiene personal y hace meses que ha dejado de enviar notas de prensa en euskera.

Los retoques presupuestarios también se están notando en el ámbito de los patrocinios. Hace un mes perdió la joya de la corona, la esponsorización del Athletic Club, ahora en manos de un competidor incipiente, la firma rumana Digi. Un año antes, la empresa alicantina Finetwork se había convertido en el patrocinador de la Real Sociedad.

Digi, que se acerca a los 5 millones de clientes en España, es el operador que más usuarios roba a sus competidores, con la venia de Telefónica, que le alquila su infraestructura allí donde no llega. En Euskadi empezó en Amorebieta, el municipio que acoge a la mayor comunidad rumana, y a principios de año se lanzó a tender fibra en otros municipios de Bizkaia, incluidas sus dos principales ciudades, Bilbao y Barakaldo. En verano comenzó a instalarla en Vitoria-Gasteiz, Donostia, Errenteria y Eibar.

La evolución tecnológica parece estar frenándose. Las redes llegan a los puntos donde más demanda existe y la batalla se reduce a quitarse clientes entre unos y otros

Sus precios son los más competitivos y su única limitación es que no ofrece canales de televisión asociados. Pero lo cierto es que, con la eclosión de Netflix y HBO, técnicamente denominados OTT, los usuarios ya no demandan este servicio de la misma manera que antaño. Les vale con que la fibra llegue a sus casas con una buena velocidad.

Y es que estamos ante un mercado cada día más maduro, en el que la evolución tecnológica parece estar frenándose. Las redes llegan a los puntos donde más demanda existe y la batalla se reduce a quitarse clientes entre unos y otros. De ahí que la fusión Másmóvil-Orange cobre cada día más sentido, como vía para ganar competitividad a base de reducir costes de estructura.

Y eso es más o menos lo que Másmóvil está haciendo con Euskaltel. Es cierto que el 5G puede introducir alguna mejora de velocidad vía móvil pero todavía no está claro si se limitará al ámbito industrial o también llegará hasta el ciudadano. Una cosa es lo que la tecnología permite y otra lo que el mercado demanda.

De ahí que los principales operadores estén ahora mirando a otros productos para poder seguir creciendo. El más evidente era hasta hace poco el de la energía, en el que la propia Másmóvil y Vodafone se han ido introduciendo como comercializadoras. Pero no hay que olvidar que Orange tiene su propio banco y que Telefónica es actualmente propietaria de un OTT (Movistar Plus), de una empresa de alarmas (Prosegur), de una financiera (Movistar Money) y de una correduría de seguros tecnológicos.