Todos los años, desde hace más de 50, una pequeña localidad suiza se convierte por unos días en el epicentro de la economía y política mundial. La celebración del World Economic Forum reúne en Davos a más de 2.000 líderes económicos, políticos y sociales y a expertos de todo el mundo. Su misión principal es identificar los retos futuros y, sobre todo, proponer soluciones para esos retos. El título de esta edición ya dejó bien claro el momento trascendental que vive el Planeta, los organizadores lo definen como un punto de inflexión tanto para la geopolítica como para la economía mundial. Desde la localidad transalpina, se han aportado 5 tareas claves para que empresas y países logren adaptar su economía a las nuevas demandas. Tareas que deberíamos tener muy presentes en Euskadi para sumarnos a este proceso de adaptación y acelerar nuestra propia transformación. Si me permiten vamos a hacer un repaso de lo propuesto y vemos hasta qué punto estamos alineados con estas directrices.

La primera de estas tareas llama a impulsar la cooperación global en un nuevo marco geopolítico, generado especialmente por la pandemia y la guerra de Ucrania con consecuencias directas, que todos hemos padecido, en energía o alimentación por ejemplo. La propia Christine Lagarde, presidenta del BCE, sugería trabajar hacia una compra centralizada de productos estratégicos en Europa, una manera de conseguir abaratar sus costes. Por otro lado, se constata una pérdida de peso de la globalización con una deslocalización de las cadenas de suministro, se va a evitar a toda costa el depender de una única fuente.

En este contexto, a la vez que las empresas vascas tienen un importante camino por recorrer para diversificar sus fuentes de suministro, también es verdad que se les abre una importante oportunidad para competir, con cierta ventaja, frente a la competencia tradicional de compañías erradicadas fuera de la UE. La localización, la cercanía va a importar cada vez más así que será importante adaptarnos a las nuevas tendencias del comercio internacional.

Una buena transición ecológica debería dar como resultado una sociedad más sana y equitativa. No hay duda de que pandemias, como la última del COVID, o las miles de muertes provocadas por la contaminación o las temperaturas extremas podrían evitarse con políticas que lleven a una recuperación de la biodiversidad perdida o a la renaturalización de nuestras ciudades

La segunda clave de Davos persigue asegurar la economía construyendo modelos más sostenibles. Lo dicen los principales líderes mundiales y lo constata The Global Risks Report 2022: el fracaso de la acción climática, lo fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de biodiversidad siguen estando entre los 10 principales riesgos para el mundo en los próximos años. La lucha contra el cambio climático y la transición energética son imprescindibles para minimizar estos riesgos, un ex gobernador del Banco de Inglaterra comparaba la transición ecológica que necesitamos en la actualidad con lo que fue a finales del siglo XIX la revolución industrial. Esta transformación pasa también por una revolución financiera.

La Comisión Europea ha lanzado un importantísimo paquete de recursos para impulsar esta transición ecológica, Euskadi ha sido una de las comunidades más activas presentado proyectos dentro del plan de recuperación pero seguimos sin resolver el problema burocrático que hace peligrar que muchos de esos proyectos vayan a realizarse. No debemos perder ese tren. Por otro lado, las instituciones deben impulsar aún más fuerte esta transición ecológica y las entidades financieras también. Aprovechemos el excelente ecosistema de emprendimiento y empresarial vasco para hacer más competitiva nuestra economía.

Construir sociedades sanas y equitativas es la tercera de la tareas propuestas en el World Economic Forum. Una buena transición ecológica debería dar como resultado una sociedad más sana y equitativa. No hay duda de que pandemias, como la última del COVID, o las miles de muertes provocadas por la contaminación o las temperaturas extremas podrían evitarse con políticas que lleven a una recuperación de la biodiversidad perdida o a la renaturalización de nuestras ciudades. En este aspecto, algunas ciudades vascas comienzan a tener proyectos muy interesantes pero deben acelerarlos. Lo que si falta aún es una sensibilización y concienciación ciudadana de la necesidad de transformar las ciudades con estos criterios, todavía hay un culto excesivo al vehículo privado que debe desaparecer. También necesitamos invertir más en sanidad, el deterioro de Osakidetza en los últimos años es más que evidente, en educación y en el cuidado de las personas más vulnerables, como los mayores. Hay estudios que señalan el enrome impacto que tiene invertir en economía social en la riqueza de un país.

La cuarta tarea que propone Davos va encaminada a proteger el planeta para salvaguardar la humanidad y se centra en la transición energética y la descarbonización. En 2021 el uso del carbón a nivel mundial creció un 9%  y las emisiones a la atmósfera un 6%. La Unión Europea dejó claro que su intención es acelerar esta transición energética. Esta es una de las grandes tareas pendientes en Euskadi, su solución pasa por la incorporación de nuevas fuentes de energía renovables que nos permitan reducir nuestra enorme dependencia energética del exterior pero, también, por una mayor eficiencia energética y, sobre todo, una mejor gestión de nuestros recursos fomentando la economía circular. De momento, Euskadi sigue siendo la comunidad autónoma con menos proyectos de energías renovables.

Por último, se animaba a impulsar la transformación industrial, señalando la innovación y las nuevas tecnologías como herramientas prioritarias para acelerar el progreso económico y social pero con un objetivo claro, lograr una economía de cero emisiones. Me parece muy importante este matiz porque en Euskadi se está haciendo un importantísimos esfuerzo en la reconversión digital de la industria que, en mi opinión, debería ir acompañado de una transformación ecológica de los diferentes sectores productivos, que todavía no está tan avanzada.

Ninguna empresa puede prosperar en un mundo enfermo, sin embargo, las empresas pueden ayudar a “sanar” este mundo. Reorientemos nuestros objetivos y pongamos el foco principal en lo verdaderamente importante: acelerar la transformación de nuestra economía para afrontar una nueva era. Sería genial que en Euskadi consiguiéramos liderar esta cambio y no quedarnos en visiones cortoplacistas. Si en Davos lo dicen…igual tenemos que hacerles caso.