Hasta no hace mucho Vitoria quizás no tenía el cartel del que sí gozaban Bilbao y San Sebastián, las otras dos grandes ciudades vascas. Y quizás esa condición haya impregnado a sus calles de una particular idiosincrasia que merece la pena experimentar. Porque cualquiera que haya estado en la capital alavesa habrá comprobado que es una ciudad perfecta para pasear, deleitándose con todo lo que ofrece a cada paso. Y la mejor muestra de ello es la Ruta de la Senda.
A pesar de su nombre, no es un camino complicado solo apto para osados senderistas. Nada más lejos de la realidad, puesto que se trata de un agradable paseo de unos 3 kilómetros en el que se recorren zonas ajardinadas jalonadas por edificios de gran valor patrimonial.
Inicio de la Ruta de la Senda de Vitoria
La Ruta de la Senda comienza en la parte medieval de la ciudad, esa zona en forma de almendra tan característica de Vitoria. Y lo hace concretamente desde la Plaza de la Virgen Blanca, auténtico núcleo durante siglos y que ofrece una de sus fotografías más conocidas.
Desde esta antigua plaza del mercado se transita al menos por una docena de ubicaciones que destacan tanto por su belleza, como por su importancia en el devenir de la urbe. No obstante, previo a iniciar la Senda, no está de más observar el Monumento a la Batalla de Vitoria que celebra la victoria de 1813 sobre las tropas francesas en la invasión que perpetró Napoleón.

Parque de la Florida
Los primeros pasos se dirigen hacia el emblemático Parque de la Florida, el más antiguo de la ciudad y en el que es posible encontrar todo tipo de árboles (más de 95 especies), de tal modo que se puede incluso realizar un pequeño itinerario botánico.
No en vano, cuenta con exóticos ejemplares que el ayuntamiento vitoriano adquirió en la Exposición Universal de París de 1885 con el objetivo de transformar este primitivo parque en un auténtico jardín botánico. Así pues, para los amantes de la naturaleza, sin duda será la mejor de las paradas de la Ruta de la Senda.

Palacio de Zulueta y Casa Zuloaga
Al inicio del Paseo de la Senda se levanta este palacio construido en 1902 como casa-hotel por un terrateniente llamado Alfredo de Zulueta. En la actualidad se encuentra vacío, pero es posible pasear por sus jardines. Sobre su futuro, aún no está claro en qué se convertirá, puesto que se ha llegado a hablar desde que sea la sede del retratista Alberto Schommer, hasta convertirlo en una comisaría.
La siguiente parada de la ruta se encuentra unos metros más adelante, en la Casa Zuloaga, un bello edificio de 1901 proyectado por el arquitecto Julio Saracíbar y llamado así por su primer dueño, Rudesindo Zuloaga. Destaca por su estilo afrancesado y por su parte superior.
Casa de las Jaquecas y Museo de Armería
El recorrido continúa hasta la Casa de las Jaquecas, también del año 1901, que se denomina de tal modo por las esculturas de atlantes que hay en la fachada principal. Estas figuras parecen sujetar los balcones pero su posición da a entender que están sufriendo fuertes dolores de cabeza.
Justo enfrente, al otro lado del Paseo de Fray Francisco de Vitoria, se levanta el Museo de Armería, en el que los caminantes que no les importe demorarse en la Ruta de la Senda pueden parar a contemplar una amplia colección de armas.

Villa Sofía y Palacio de Ajuria Enea
El siguiente edificio destacado es Villa Sofía. Construido en 1902, este palacete, obra también de Julio Saracíbar, resulta muy pintoresco por su estilo oriental, con claras influencias árabes.
Al otro lado de la calle, se alza el Palacio de Ajuria Enea, muy conocido porque es la residencia del Lehendakari del Gobierno Vasco. Este edificio inaugurado en 1920 tiene un estilo regionalista y se ha convertido en un símbolo en la política de Euskadi.
Museo de Bellas Artes y Basílica de San Prudencio en Armentia
Quizás la parada más interesante de todas en la Ruta de la Senda sea la del Palacio de Augustín-Zulueta, ya que además de la belleza de este edificio construido en 1912, destaca porque alberga el Museo de Bellas Artes, dedicado al arte vasco desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX, así como al español en general, aunque en este caso de los siglos XVIII y XIX.
A partir de este museo, el paseo continúa por tranquilas calles y bulevares. Se pasa junto al Estadio de Fútbol de Mendizorroza hasta llegar al final: la Basílica de San Prudencio de Armentia, un templo de estilo románico que fue construido en el siglo XII.
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