Sociedad

La bombona de butano encuentra un nicho de consumo en los estudiantes dada la inflación de energías

Si bien Euskadi consume un 71,45% menos de gas butano envasado que hace 19 años, esta energía portable mantiene su consumo en comarcas rurales y se reinventa en Bilbao

21 abril, 2022 05:00

Es naranja, pesa 8 kilos, es portable y si bien lleva más de 60 años en España, dejó de ser hegemónica a finales del siglo pasado. La bombona de butano, lejos de desaparecer, se ha reinventado y encuentra nuevos nichos de consumo alimentados por la inflación de los precios de las energías.

El precio de una bombona de butano regulada de 12,5 kilogramos ascendió a 18,63 euros el pasado mes de marzo, es decir, 1,49 euros el kilo. Se trata de un coste que varía cada dos meses según el Boletín Oficial del Estado (BOE). Así, en enero costaba 17,75 euros. Lo cierto es que con la escalada de la inflación energética, desde septiembre de 2020, el precio no ha dejado de subir, pasando de los 12,09 euros a los 18,63 euros que cuesta ahora, es decir, 6,54 euros más.

A pesar de este incremento en su coste, según señalan fuentes de Repsol España, se trata de una energía que está encontrando su nicho de mercado entre los estudiantes en ciudades universitarias como Madrid, Salamanca, Granada o Bilbao. “Muchos estudiantes se pasan al butano por su precio y sus ventajas”, señalan. Así, en Repsol advierten que “se trata de una fuente de energía muy económica, versátil, portable, se consume lo que se paga y tiene un alto poder calorífico”.

No obstante, los estudiantes no son el único nuevo nicho que hace uso de esta energía. En hostelería el butano se reinventa con el auge de los calefactores de las terrazas, que se suma al uso que ya se hacía de él en las cocinas.

Bombonas de butano / EFE

Bombonas de butano / EFE

Euskadi consume un 71,45% menos de gas butano envasado que hace 19 años

“Las cifras de consumo no son lo que eran hace 30 años”, reconocen en Repsol. De esta manera, según los datos facilitados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, se observa que en Euskadi en enero de 2003 se consumieron 5.499 toneladas de gas butano envasado, mientras que en enero de 2022 fueron 1.570 toneladas, es decir, un 71,45% menos.

El butano, apuntan desde Repsol, es una energía portable que “llega donde no llega el resto, como las zonas rurales de montaña”. Si bien sus picos de consumo se producen en los meses fríos, de noviembre a marzo, el resto del año, se valoriza durante los meses de verano en las segundas viviendas de uso vacacional ubicadas en zonas rurales.

Euskadi posee un total de 126.558 hogares en propiedad no principales, que se concentran en mayor medida en el territorio de Bizkaia (57.245) seguido de Gipuzkoa (488.166) y de Álava (21.147), según los datos ofrecidos por el Órgano Estadístico Específico del Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes. Así, por comarcas, el consumo de butano en los meses de verano registra su pico en Busturialdea-Artibai, Urola Kosta, Goierri o Tolosaldea.

Con todo ello, a pesar del desplome de cifras de consumo en las últimas décadas, la bombona de butano, lejos de desaparecer, continúa encontrando sus nichos de consumo.