Sociedad

Pablo Romero: "El único pacto de Estado que funciona consiste en silenciar a las víctimas de ETA"

El periodista ha decidido donar al Memorial de Víctimas su premio Ondas a Mejor Podcast por 'Las tres muertes de mi padre', donde cuenta la investigación con la que logró reabrir el caso del asesinato de su padre en 1993

10 septiembre, 2022 05:00

El periodista Pablo Romero se embarcó en el año 2013 en una investigación con un objetivo muy claro: lograr reabrir la investigación sobre el asesinato de su padre tres semanas antes de prescribiera. A su padre, Juan Romero Álvarez, un militar, lo mató la banda terrorista ETA en 1993 en un atentado en Madrid. Cuando fue consciente de que era la cuenta atrás para que los hechos prescribieran, comenzó todo un periplo para lograr la información suficiente para reabrirlo el caso. Y finalmente lo logró 12 horas antes de que terminara el plazo. Gracias a ello, consiguió sentar en el banquillo de los acusados a Iñaki de Rentería como presunto autos intelectual de la muerte de su padre. 

Sin embargo, lo que comenzó como una investigación para descubrir quién había matado a su padre, terminó siendo "enseñando las vergüenzas del Estado". Y todo ello decidió recogerlo en un podcast: 'Las tres muertes de mi padre'. En esos cinco episodios, él periodista relata como a su padre lo mataron en tres ocasiones: cuando ETA lo asesinó, la segunda con la prescripción del delito, y la tercera la califica como "la la desidia, los que tienen que hacer algo no lo hacen". Ese proyecto sonoro le lleva a recibir en el año 2018 el premio Ondas a Mejor Podcast. 

Hace unos días, él mismo compartía una decisión que había tomado: donar en depósito ese premio al Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria. "Así se curan las heridas del terrorismo, que la memoria pública vuele libre", explica. Crónica Vasca charla con él sobre esto y sobre muchos otros temas que giran en torno a la actualidad del terrorismo de ETA. 

¿Cómo surge dar este paso, qué le motiva a ello?

Pues algo prosaico como una mudanza. Cuando la hicimos, salió entre las cajas la del Ondas, le di una vuelta y casi sin pensarlo lo dije en voz alta. Además, hacia poco había hablado con Florencio Domíngez y me pareció buena idea. Para mi es un símbolo de una época muy oscura y pensé que que estuviera en el Memorial, es una garantía de que va a estar en un lugar no excesivamente politizado y que además recoge la memoria de todas las víctimas.

Entonces pensé que qué mayor honor que que estuviera allí junto a, por ejemplo, el patín de Ignacio Echeverría. Yo lo único que pedí es que junto al premio aparezcan los nombres de los siete asesinados.

Uno de los paneles informativos que integran el nuevo Memorial. / EP

Uno de los paneles informativos que integran el nuevo Memorial. / EP

Es algo realmente diferente al resto de cosas que puede haber dentro del Memorial

Claro, yo lo que quiero es que la gente vea precisamente ese otro punto de vista, que es el mío y el de la investigación que hice. Esa investigación no es por saber qué mató a mi padre, empezó así pero terminó enseñando las vergüenzas del Estado. Por eso creo que es el mejor sitio. Además, es un sitio donde no se puede vandalizar.  A mí se me parte el alma cada vez que se vandaliza un monumento por gente que no tiene ni idea y lo único que hacen es crispar. Yo he intentado proteger a toda costa. De hecho, en en todas las informaciones no aparece jamás la cara de mi padre. Eso es algo que yo siempre he querido destacar.

Para mi esto supone un cierre, un fin a muchas cosas. Un cierre de la investigación y también para estar en paz conmigo mismo. 

 

Nunca me han llamado de ningún lado para hablar sobre mi investigación. Supongo que un punto de vista como el mío incomoda, ya lo experimenté en El Mundo o en El Español

 

Precisamente, el curso pasado costó que los colegios se acercaran al Memorial y incluso hubo algún boicot que terminó con la suspensión de algunas visitas… ¿Se está jugando bien el papel de memoria desde la educación?

A mi hay algo que siempre me ha llamado la atención es que yo siempre he estado súper disponible y accesible para todo el mundo, pero nunca me han llamado de ningún lado. He recibido invitaciones de grados o másteres para hablar sobre cómo hacer un podcast, pero no para hablar sobre cómo investigar o hablar de esa investigación. Supongo que un punto de vista como el mío incomoda, ya lo experimenté en El Mundo o en El Español.

Y cuando se da una situación como ese caso concreto del boicot en el colegio por algo tan blanco como es visitar el Memorial, yo me pregunto de dónde saca las gente tan joven la gasolina para llevar a cabo comportamientos así. Yo sé que Florencio Domínguez en el Memorial ha recibido muchas presiones por parte de un montón de partidos políticos pero ahí están.

Hay toda una generación que ha nacido sin que le explicaran en las aulas lo que ocurrió con el terrorismo en Euskadi.

Y ese es uno de los grandes problemas que llega cuando no hay consenso y es precisamente el gran mal de la educación. En cada legislatura siempre una nueva ley de educación y eso es un horror porque quiere decir que nos vamos de un extremo a otro y al final no llegamos a ningún punto común.

Eso es una barbaridad y estamos recogiendo los frutos. Las generaciones posteriores a los boomers estamos viendo que es gente que no tiene un criterio formado porque han tenido que auto aprender. Y muchos estamos dispuestos a prestar nuestro testimonio, pero claro, algunos son incómodos para según quien y eso impide ese consenso que llevar a que a los pequeños no se les pueda educar en libertad.

Una libertad que aquí, durante muchos años, no la hubo de ninguna de las maneras y esa falta de contexto actual es el mal endémico de la educación española.

Atentado de ETA. / EFE

Atentado de ETA. / EFE

En el podcast menciona que aquellos años “Vivís como cotidianos gestos como mirar debajo del coche. ¿Quedan algunos de esos comportamientos ya innatos en la sociedad incluso después del final de ETA?

Yo creo que no. También es verdad que aquella era una época en la que los militares, policías o guardia civiles vivían en una burbuja y ahora hay una mezcla mayor, no viven solos en sus colonias. Aunque eso lo hemos vivido una generación entera. Cuando ETA decide empezar a hacer atentados indiscriminados, que fue con el de Hipercor, mucha gente, aunque no viviera en esas burbujas, empezó a tener gestos como mirar debajo del coche.  Y más todavía cuando empezaron a atacar a profesores universitarios, políticos… Ahí sí se quedan toda una serie de secuelas. Pero, cuando empieza la enorme respuesta civil, a partir de Gregorio Ordóñez y sobre todo de Miguel Ángel Blanco, de una manera tan insólita, todo el país se va echando a la calle diciendo ‘basta ya’.

Hay una descripción muy buena de las fases del terrorismo que dice que los primeros años eran los del victimario, cuando te escondías; después recibías toda la compasión y todo el cariño del mundo; después fuimos manipuladas por cuatro personas que se acercaron mucho a determinado partido político, y con él arrastraron a organizaciones que nada tenían que ver con la política, y finalmente fuimos incómodas

La percepción que hay al final es ha sido como muy paulatina. No ha sido como de un día para otro, no ha habido un golpe de Estado y de repente la gente dejó de mirar debajo de los coches y luego te acuerdas como una especie de trauma, sino que es algo que hacíamos de forma rutinaria y que se dejaba hacer paulatinamente a medida que la sociedad iba reaccionando. Convivíamos con los atentados y con las ‘Operaciones Jaula’ y la gente lo veía como un fastidio en lugar de pensar que lo que pasaba era que estaban intentando detener a terroristas.

 

Se hizo tal esfuerzo por normalizar el final de ETA como banda armada, como que ya son buenos, y no se ha hecho una asunción real de responsabilidades

 

Durante todo este verano, colectivos de víctimas vienen denunciando lo ocurrido con los homenajes en apoyo a ETA y cómo se están produciendo cada vez en mayor medida. ¿Es esto el paisaje habitual al que nos terminamos por acostumbrar como pasaba con esos gestos hace 40 años?

Esto está siendo algo realmente pornográfico sí. Lo que pasa es que después de una normalización política de todo esto, se terminar por normalizar ese secuestro del espacio público para hacer lo que nos de la gana. Hacen homenajes a gente ni si quiera conocen y lo hace gente muy gente que no conoce la historia. Lo que veo es que se hizo tal esfuerzo por normalizar el final de ETA como banda armada, como que ya son buenos, que no se ha hecho una asunción real de responsabilidades. Y ya están en el Parlamento, aunque es algo que yo personalmente celebro porque prefiero que estén en un escaño y no detrás de una mesa ordenando muertes.

Pero hasta que ellos no asumen, los suyos tampoco lo van a hacer y encima van a seguir homenajeando. Y esto se convierte en un pulso a ver quien reconoce algo. Y mi experiencia es que Estado jamás reconoce sus errores, aunque es evidente que quien tiene más muertos sobre la mesa es ETA y todo su entorno.

Pero destapando todo lo que se ha hecho desde el Estado destapas toda la historia de ETA y además destapas también una parte muy importante de responsabilidad del Estado que no sea asumido. Además de lo que tiene que ver con la izquierda abertzale.

Anagrama de ETA sustituyendo el hacha por una escoba en txosnas de Bilbao. / Twitter @ESOegonon

Anagrama de ETA sustituyendo el hacha por una escoba en txosnas de Bilbao. / Twitter @ESOegonon

En el podcast también cuenta cómo fue tu experiencia participando en la Vía Nanclares. Ahora, el Gobierno vasco ya va a comenzar con la nueva justicia restaurativa vasca que va a retomar esos encuentros, ¿cree que ahora pueden ser fructíferos?

Sí, pero no para todo el mundo porque cada uno tiene su experiencia personal y no hay dos iguales. En mi caso no me sirvió de nada porque yo iba con una necesidad muy concreta, que era hablar con gente detenida entre 1992 y 1994 para saber quien formaba el comando Madrid en 1993 cuando matan a mi padre. Esa fue la única razón por la cual yo acudí a la Vía Nanclares.

De hecho yo hablé con uno de los asesinos de mi padre sin saber quién era. De hecho, yo recuerdo que un día me dijeron si quería ir a verlo, con su hermana que vivía en Euskadi, cuando publiqué unas crónicas en El Español que, por cierto, ya no están, las han borrado y dije que no. Yo no tenía nada que hablar con este señor que ya se ha montado su historia, está en libertad cumplió 29 años, déjale en paz. Y me querían mandar con un fotógrafo y yo me negué. Yo no estoy ahí.

 

Yo viví como un altísimo funcionario me llamó y me dijo que ya estaba bien, que dejase de meter las narices donde no debía y que empezara a comportarme como una víctimas y no como un sicario

 

A raíz de lo ocurrido con Hermann Tertsch hace unas semanas, las víctimas volvieron a pedir el fin de la utilización que se hace de ellas, algo que viene siendo una de las mayores denuncias. ¿Hasta cuándo se van a vivir episodios así?

Es evidente que sigue habiendo una constante utilización de las víctimas. Y la va a haber hasta que no haya una voluntad de levantar la alfombra y dejen de tratarnos como si fuéramos tontos

Esto es que no conviene que se sepa, y creo que ya llevamos muchos años de democracia para ello. Aquí nadie se va a vengar, solo queremos saber lo que ha pasado realmente. El único pacto de Estado que creo que funciona e este pacto de silencio. Todos los partidos políticos firman un pacto de silencio para que no se sepa y hay que romperlo porque eso no es democracia, eso es tiranía, eso es autocracia.

Yo viví como un altísimo funcionario puesto a dedo, me llamó un día y me dijo que ya estaba bien, que dejase de meter las narices donde no me importada, donde no debía y que empezara a comportarme como una víctimas y no como un sicario. Yo que no hice nada más que publicar tres cosas avaladas en un sumario firmado por un juez. Y yo le conteste con una pregunta: ¿No tengo derecho a investigar la muerte de mi padre?. Por eso creo que los pactos de silencio son cánceres y por eso hay que romperlos.

 

Dejé mi investigación y dejé en bandeja a jueces y fiscales todos los indicios habidos y no les dio la gana de seguir investigando. Con lo cual yo sé quién mató a mi padre, pero como no tengo verdad judicial, no sé a quién perdonar

 

Y a nivel de sociedad, ¿está preparada para levantar esa alfombra o hay miedo?

No creo que haya ningún miedo ya. Estamos viviendo unos tiempos muy descarados, en el cual la extrema derecha, por ejemplo, ha perdido todos sus complejos. Entonces si ellos, que son el cancer del siglo veinte y de la humanidad, los han perdido pues la sociedad también lo haga. Y lo estamos viendo en el otro lado de la balanza con esos homenajes a etarras, actos etc. No hay ningún medio en cuanto a sociedad a levantar nada. Estamos suficientemente maduros como para saber y destapar todo de una vez y que cada uno asuma sus responsabilidades

Manifestación para el acercamiento de presos ETA. / EP

Manifestación para el acercamiento de presos ETA. / EP

¿Desde la izquierda abertzale están sabiendo jugar bien su papel en toda esta situación?

No, todavía falta mucho y muchas cosas. El arrepentimiento es beneficioso para el que se arrepiente, pero no es suficiente por una cuestión de sentido común. Yo no tengo a quien perdonar, no tengo verdad jurídica. Yo dejé mi investigación después de haberles puesto en bandeja a jueces y fiscales todos los indicios habidos y por haber y no les dio la gana de seguir investigando, con lo cual yo sé quién mató a mi padre, pero como no tengo verdad judicial, no sé a quién perdonar.

El acercamiento de presos ha vuelto a despertar las diferencias entre los distintos colectivos y asociaciones de víctimas, ¿qué opina sobre estos traslados que se están repitiendo tanto en los últimos meses?

Yo no estoy en contra de esos acercamientos, yo estoy a favor de la legislación vigente. Para mí es está escrita en piedra porque es lo que se ha aprobado en un Parlamento, elegido entre todos y yo ante todo soy demócrata. Pero claro, sí es evidente y sí es verdad que hay gente que está usando mucho el tema. Desde el bando abertzale se está resucitando el asunto de las responsabilidad y culpas por reconocer pero claro, desde su punto de vista. Ahí hay mucha hipocresía y yo no estoy en ningún bando, estoy mirando el mío propio.