La consejera Tapia hizo este viernes su última aparición pública hasta el 25 de agosto -a excepción de un pequeño acto el próximo domingo 21- para dar a conocer el borrador del plan de ahorro energético de Euskadi. Un plan repleto de programas de ayudas -la inmensa mayoría, ya existentes- que ven incrementado su presupuesto y, sobre todo, recomendaciones. Es un paso que es necesario y en el que hay que poner en valor la actitud de escucha a los sectores implicados para que realicen sus aportaciones. Sin embargo, resulta paradójico que la concienciación sea el arma para reducir el consumo de gas para un Gobierno vasco que criticó al central precisamente por lo "momentáneas y efectistas" de las medidas de ahorro de su plan de contingencia. ¿Acaso el consumidor privado va a bajar la potencia de su aire acondicionado con recomendaciones? ¿Se le puede pedir a un ciudadano de a pie ahogado en una inflación de doble dígito que instale placas fotovoltaicas en su casa? Y una pregunta quizá más preocupante: si las empresas necesitan ayudas para ser más eficientes y reducir su factura energética... ¿qué capacidad van a tener para desplegar proyectos de inversión con músculo financiero como para concurrir a la oleada de PERTE que van a llegar en otoño? Las recomendaciones, efectivamente, no son ni efectistas ni momentáneas. Sencillamente, son pasajeras.
Las recomendaciones de Tapia son, sencillamente, pasajeras
12 agosto, 2022 22:00Addoor Sticky