El presidente de Kutxabank, Antón Arriola, abría esta semana un debate oportuno acerca de los salarios que cobran los más jóvenes en Euskadi. En concreto, afirmó que "los salarios que se pagan a los jóvenes son extremadamente bajos y ya existe fuga de talento por este motivo".
Arriola tiene toda la razón en esas dos afirmaciones. No se puede poner un pero. Y es relevante y positivo que alguien que ocupa su cargo denuncie esta situación en un foro de empresarios y agentes sociales. Claro que hay que el debate no es suficiente si no va a acompañaro de coherencia.
Y es que después el sindicato ELA tachaba de "incoherente" a Arriola al recordar que el principal banco vasco paga a los que empiezan a trabajar 25.083 euros y "en realidad ni eso porque la mayoría está con contratos de formación y solo perciben 22.106".