La empresa de origen vasco Talgo empieza a ver la salida del túnel tras el ruido mediático en torno al intento de OPA por parte de Magyar Vagon. Una vez descartada la vía húngara tras el veto del Gobierno de Pedro Sánchez, el fabricante de trenes busca recuperar la normalidad y enviar un mensaje de calma a los mercados respecto a su capacidad productiva.

La compañía presidida por Carlos Palacio Oriol abre una nueva etapa y deja claro que es capaz de absorber nuevos pedidos sin necesidad de ampliar la capacidad actual (la fábrica principal está en Rivabellosa) sellando una alianza con la polaca Pesa para aspirar a nuevos contratos en este país europeo. Una señal de que, al menos de puertas hacia fuera, la firma está dispuesta a poner una marcha más en su cuestionada expansión internacional.