Esta semana en Crónica Vasca desvelábamos las cuentas de Orona y Ulma, las dos grandes empresas que abandonaron hace unos meses el Grupo Mondragón porque así lo decidieron sus cooperativistas. Y lo cierto es que los números parecen dar la razón a quienes, como Oier Lizarazu, presidente de Orona, decidieron escindirse del grupo guipuzcoano.
Ese divorcio no exento de polémica puede criticarse, claro, pero la gestión de ambas compañías parece funcionar a las mil maravillas. El fabricante de ascensores anotó 896 millones de facturación en 2022, un 7,7% más, y Ulma rebasó el umbral de los 1.000 millones. Datos que, por otra parte, apuntan a que la pérdida para Mondragón de ambas compañeras de viaje puede ser más dañina de lo que parecía.