Uno de los sectores más afectados por la crisis del coronavirus en este 2020 ha sido el de los festivales de música. En España existen computados alrededor de 900 eventos de música en directo. La imposibilidad de reunir a varios miles de personas en un recinto donde se programan decenas de conciertos hizo del pasado verano un tiempo bien diferente a los anteriores en muchísimas poblaciones del territorio nacional y vasco.
Hacer balance sobre este año es casi un ejercicio de masoquismo. Por ello es momento de mirar hacia adelante e intentar ofrecer un rayo de luz a quienes organizan y diseñan los festivales. También al público. Una mayoría de los festivales fueron directamente trasladados al 2021 al no poderse celebrar en este terrible año. Hay unas fechas programadas y la venta de entradas está activa y en opinión del mayor promotor vasco, no lleva mal ritmo en estas fechas navideñas.
En el caso de Last Tour, optan por ser prudentes a la hora de opinar sobre lo que el nuevo año puede depararles. El anuncio de la llegada de la vacuna aporta optimismo a las empresas, pero la incertidumbre no deja de ser el factor de mayor peso de cara al próximo año.
Iñaki Estévez, organizador del Irun Rock Jaialdia, se muestra pesimista de cara a los grandes aforos. “No creo que, a pesar de la vacuna y de que no se han dado contagios en los espectáculos culturales, vayan a levantar desde los gobiernos la posibilidad de alcanzar esos aforos. Lo único que podremos seguir viendo, espero, serán festivales o ciclos con gente sentada y aforos reducidos, por debajo de 5.000 personas, por ejemplo”.
El sector ha ido asimilando con el paso de los meses que la recuperación mayoritaria (sin distancia y con el público de pie), si no lo impide una nueva pandemia, llegará en 2022. Los más grandes a nivel de facturación han optado por centrarse en desarrollar “un ensayo clínico independiente para validar los tests rápidos como estrategia para la celebración de conciertos y otros eventos físicos de forma segura y sin distancia social”. Primavera Sound, Last Tour y Live Nation se han juntado en la plataforma Back on Track Live para realizar una investigación clínica a partir de un concierto realizado el pasado 12 de diciembre en la sala Apolo de Barcelona, que pueda aportar un estudio que demuestre “que se pueden crear entornos seguros para la celebración de eventos físicos indoors y outdoors sin distancia social”.
En condiciones normales, el reciente concierto de Raphael (el primero de los dos celebrados) en el Wizink Center de Madrid sería considerado un aforo pequeño para un festival. Sin embargo, muy posiblemente, este año haya sido el evento de música en directo que más personas ha congregado en España.
Gran incertidumbre de cara al próximo verano
El festival Ebrovisión de Miranda de Ebro (Burgos) tiene una buena acogida entre el público vasco por su cercanía con Vitoria-Gasteiz y por su excelente trato con todos aquellos que acuden a la cita. El pasado mes de septiembre, la covid-19 impidió que se celebrase su vigésima edición, habrá que esperar al ansiado 21.
En palabras de Ramiro Molinero, su director: “creo que tendremos que esperar hasta finales del primer trimestre del año para hacernos una idea de los aforos”.
El gestor mirandés declara además que “esta situación es insostenible y se está llevando por delante a muchos profesionales del sector. El abandono y la falta de empatía ha sido lamentable por parte de las instituciones y también de la sociedad, muchos no valoran este sector como se merece. Tenemos que recapacitar como sociedad”.
Amets Rodríguez de Emankor, promotora del Bay of Biscay Festival, también se muestra pesimista y apunta que “quizás eventos pequeños y medianos puedan ya llevarse a cabo, aunque verano probablemente sea aún muy pronto, y festivales grandes o macro eventos tal y como los vivíamos hasta ahora todo parece indicar que va a ser imposible”.
El festival que tiene lugar en Bermeo empezó su andadura en la vecina Mundaka en 2015. Una cita de formato medio que está programada para el próximo verano y que en la actual situación resulta difícil de trabajar. “Un festival lleva muchos meses de curro (prácticamente todo el año) para programar, comunicar, vender... algo que al menos los medianos no podemos hacer con tanta incertidumbre. Por ello, no creemos poder celebrarlos aún en el verano de 2021” declara Amets.
Frente a los grandes festivales, “los pequeños y medianos lo tenemos más difícil porque ya vamos muy justos. A un formato pequeño es muy difícil sacarle sostenibilidad porque todo es menor. Hay que adaptarse pero creemos que debemos de hacerlo como movimiento estratégico” añade la directora de Cultura de Emankor.
¿Sería posible un cambio de paradigma en el sector de los festivales?
Molinero apunta que el sector se siente resignado ante la actual situación, y que no poder volver a la situación pre pandemia resultaría “terrible y seguramente definitivo para muchos de nosotros”.
Por su parte, Rodríguez considera que es necesario apostar por “eventos y festivales medianos en la que la sostenibilidad medioambiental, económica y de aforos esté presente. Probablemente ahora sea el momento de irlo aplicando para seguridad, equilibrio y comodidad de todos”.