El arte urbano es un gran desconocido. El poder que aporta el espacio público a cualquier manifestación artística y cultural permite ofrecer una mayor dimensión a una acción aparentemente menor. Acostumbra a llevar aparejada tanto una crítica como una reflexión que enriquece a una sociedad adolecida por un consumo áltamente homogéneo, marcado por las grandes marcas internacionales. En cultura es también aplicable esta afirmación.
En este contexto, aportar visibilidad al trabajo crítico de un artista como Isaac Cordal debería ser obligado. El creador gallego lleva unos pocos años instalado en Bilbao, tras residir en Bruselas durante casi un década. Alguien que conoce bien su obra es Rebeca Pardo, doctora en Bellas Artes y docente en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC): "la obra de Cordal se encuentra en lugares insospechados y comunes al mismo tiempo, como un charco, una parada de autobús o una taza de café. Los mismos escenarios en los que la tragedia de una humanidad que se está perdiendo a sí misma entre las exigencias del capitalismo y la mercantilización de la vida…”.
La obra de Cordal se encuentra en lugares insospechados y comunes al mismo tiempo, como un charco, una parada de autobús o una taza de café
Partiendo de pequeñas esculturas realizadas con resina, algo mayores que una miniatura, que representan a un estereotipo del hombre de negocios de mediana edad, el artista pontevedrés realiza instalaciones en el espacio urbano que posteriormente fotografia. “Al principio utilizaba la fotografía para documentar mis instalaciones, pero poco a poco me di cuenta de que las imágenes por sí solas resumían perfectamente los temas que quería tratar, así que se convirtió en una parte importante de mi trabajo. Hay algunas instalaciones que hago sólo para fotografiar y hablar de un tema concreto, la búsqueda de una imagen como obra final. Y en otras ocasiones la fotografía funciona como documento de una instalación donde las esculturas son la parte esencial”, explica Cordal.
Diferentes formas de hacer reflexionar, de generar desde el arte espacios y escenarios de reflexión, tan necesarios como escasos. “Me interesa reflexionar sobre nuestra deriva como masa social, cada día que pasa parecemos estar más abocados a nuestra propia extinción, al fin de la historia, y me parece interesante observar ese rastro que vamos dejando a medida que avanzamos” apunta el escultor gallego. Su web lleva el título de 'Cement Eclipses', un término que hace referencia a cuando el sol queda oculto por un edificio. Se trata de una definición crítica de nuestro comportamiento como masa social. La obra pretende llamar la atención sobre nuestra devaluada relación con la naturaleza, a través de una mirada crítica a los efectos colaterales de nuestra evolución. Con el toque maestro de un director de escena, las figuras se sitúan en lugares que rápidamente abren puertas a otros mundos. Las escenas se acercan a las tareas rutinarias del ser humano contemporáneo.
Pretende llamar la atención sobre nuestra devaluada relación con la naturaleza, a través de una mirada crítica a los efectos colaterales de nuestra evolución
En relación a las figuras que son protagonistas en sus instalaciones, es importante destacar que para el autor son figuras que asocia "con la decadencia, el patriarcado, el poder, la burocracia... Mis intervenciones tratan de convertirse en una reflexión sobre los efectos secundarios de nuestra idea de progreso”. El poder de la fotografía es indudable.Cordal opta por un lenguaje visual sencillo y no codificado, por lo que es fácil sentirse identificado con las escenas creadas. “Las esculturas son figurativas y eso me imagino que ayuda en su lectura”, sostiene el artista. Sus obras han visitado numerosos países (EEUU, México, Canadá, Colombia, Taiwán, Indonesia, Malasia, Vietnam, Noruega, Finlandia, Suecia, Alemania, Francia e Italia…); en mayo de 2019 se presentó en Azkuna Zentroa de Bilbao la instalación 'Seguir a los líderes', una de las pocas oportunidades de conocer la propuesta de Cordal en territorio estatal. Dos años antes, su debut en la capital vizcaína se produjo en la galería SC con la muestra 'Giza Komedia'. Y es que su obra también se presenta en galerías de arte, no solo en espacio público al aire libre.
Preguntado por sus influencias, el artista gallego considera que son muchas y variadas (provenientes de la literatura, el cine, la música…). “La inspiración es algo demasiado complejo” apunta Isaac. Viajar forma parte de su trabajo; la demanda internacional marca su agenda. Ante la pandemia que afecta a todo el mundo, ha tenido que cancelar algunos proyectos. “Mi idea es preparar nuevos proyectos y en la medida de lo posible aceptar la nueva normalidad como parte de ese surco evolutivo que te mencionaba”, reflexiona con calma. No es baladí reproducir las reflexiones de quienes estudian con acierto una obra tan interesante como la de Isaac Cordal. Rebeca Pardo ya apuntó en 2017 qué destacaría del artista gallego afincado en la capital vizcaína: "el cuidado certero de sus composiciones, la profundidad de sus críticas, la agudeza de su sentido del humor y la coherencia de un trabajo que va desgranando pequeñas escenas cotidianas siempre relacionadas con la deshumanización, el desencanto con el ¿progreso?, la falta de futuro, la desesperanza, las relaciones de poder…”.