El ensanche bilbaíno es ya algo, no propiamente de Bilbao, sino para muchos el centro mismo de la villa, antes incluso que las históricas siete calles que albergan símbolos tan identitarios como la iglesia de San Antón o la Plaza Nueva. Pero el barrio de Indautxu, la Gran Vía o la plaza Moyúa no han sido siembre Bilbao, es más, a penas superan los 150 años formando parte del municipio de la capital vizcaína y, además, no fue nada sencilla la tarea.
Abando, Deusto y Begoña eran entidades diferentes a Bilbao hasta 1869. Y no se integraron en la villa con agrado, todo lo contrario, fue una dura pugna librada durante más de 20 años. Una tarea que requirió una ley aprobada en las Cortes de España a instancias del ayuntamiento de Bilbao que lograba imponerse a aquellas anteiglesias que acudían una y otra vez a las Juntas Generales de Bizkaia pidiendo amparo.
Abando, Deusto y Begoña se negaban a integrarse en Bilbao
Abando y Deusto eran un espacio dedicado principalmente a huertas, de hecho, hoy todavía a los habitantes de Deusto se les conoce con el nombre de 'tomateros'. Sus habitantes se negaban a ser absorbidos por un Bilbao que se desbordaba. La burguesía liberal crecía con fuerza en el s.XIX generando una expansión que superaba el pequeño espacio de las siete calles del casco viejo de Bilbao. El crecimiento natural de la ciudad era hacia Begoña, la prolongación por Campo Volantín hacía Deusto y hacia la otra margen de la ría, en Abando. Este fue el gran reto que asumió Manuel María de Gortázar cuando llegó a la alcaldía de Bilbao en 1860.
Este liberal fuerista no solo participó en la fundación, sino que prestó dos de sus inmuebles en la Plaza Nueva, para acoger la Sociedad Bilbaína. Un foco liberal que ejerció un papel fundamental en esta expansión bilbaína. Gortázar desde muy pronto se puso manos a la obra haciendo saber al Gobernador la situación de Bilbao "aprisionado entre dos pueblos que tanto le oprimen combatiendo su desarrollo".
Bilbao está aprisionado entre dos pueblos que tanto le oprimen combatiendo su desarrollo
Los intentos fueron rechazados de pleno por Abando, Deusto y Begoña, donde todavía, los más mayores reivindican "el honor de ser de Begoña, más aún que ser de Bilbao". Estas anteiglesias recurrieron a las Juntas Generales de Bizkaia para que pedir amparo ante las "ansias expansionistas" de Bilbao señalando que cualquier modificación de su estatus requería de su autorización, una peculiar protoformulación del 'derecho a decicir' antes del nacimiento del PNV. El caso es que los procuradores del territorio se pusieron de parte de los más pequeños impidiendo el desarrollo, mientras en las Cortes, en novimebre de 1.860, los liberales bilbaínos lograban que el ministro José Posada Herrera presentara el proyecto de ley para la anexión.
Entre los sucesivos golpes y cambios de Gobierno en Madrid y la negativa de los de Abando en ser integrados en el 'gran Bilbao', el proyecto se estancaba y los problemas se agravaban. Bilbao se ahogaba en los meandros de la ría entre el Arenal y San Antón. Según señala Arturo Rafael Ortega en su estudio 'La población de Bilbao entre 1800 y 1870', la capital vizcaína contaba a comienzos de siglo con 10.900 habitantes. En 1860, cuando Manuel María de Gortázar es alcalde, asciende a 18.000, pero ya entonces el crecimiento de la industria y de los negocios había comenzado a generar una importante inmigración. Así, y según recoge Pérez de Laborda en 'La inmigración en Bilbao 1860-1910', los habitantes de la villa se dispararon multiplicándose por más de cinco, hasta superar los 90.000 en 1910.
Fidel Sagarmínaga, la palanca más grande a nuestro favor
Que Bilbao necesitaba espacio era un hecho. Y que, dadas las negativas de las Juntas Generales, había que buscar una solución, también. Así que Gortázar se apoyo en otro fuerista liberal, Fidel Sagarmínaga, con el que compartía tertulia en la Sociedad Bilbaína. Sagarmínaga era, en palabras del alcalde de Bilbao, "la palanca más grande a nuestro favor", ya que desde su puesto de oficial de Primera del Ministerio de Fomento Gobernación generaba un papel 'lobista' de trascendental importancia. Así, en diciembre de 1869, durante la Primera República se decreto la anexión de Abando, Deusto y Begoña por Bilbao que recogía, sin efectos, la ley de 1860.
La primera 'bilbainada', el tamaño de la expansión de Bilbao, que luego se quedó corto
A partir de ahí, se hizo posible dar desarrollo al proyecto del ingeniero Amado Lázaro. Eran 229 hectáreas que fueron calificadas como "desmesuradas", de ahí el origen del termino 'bilbainada', a la que muchos consideraron "utópica" e "irreal", por lo que fue rechazado en las instituciones. Aunque, en realidad, más que el tamaño, la causa residió en que el bueno de Lázaro olvidó dar un espacio suficiente al ferrocarril y a la industria, entonces en plena ebullición.
De ahí que fueran Severino Achúcarro, Pablo Alzola y Ernesto de Hoffmeyer los que diseñaran el actual plano tan familiar de la Gran Vía y la plaza Federico Moyúa con las calles Ercilla, Recalde y Elcano. Además y, como ocurriera con la manzana de Barcelona diseñada por Idelfonso Cerdá, las manzanas bilbaínas también se pensaron con chaflanes en las cuatro esquinas. Un diseño que como ocurriría con el dibujo de San Sebastián también tuvo una importante inspiración en la París de Haussmann. Así, Moyúa bebe de la plaza de L´Ètoile, siendo el centro del que salen 8 calles radiales.
La burguesía industrial bilbaína ya tenía terreno para crecer y la villa espacio para soñar en una capital en la que hoy viven 350.000 almas.