Es de sobra conocido que la testosterona es una hormona producida por los testículos. Suele hablarse de que esta sustancia abunda demasiado cuando se atisba un exceso de hombría en algún lugar o colectivo. Y donde sobra mucha es en el equipo rojo de 'El Conquistador del Caribe'. Este lunes asistimos a un auténtico bochorno de este equipo, con algunos de sus componentes arremetiendo contra una de sus capitanas, contra el programa y contra lo que hiciera falta. Quejas, gritos y momentos grotescos como el tal Ferreti amenazando con abandonar el concurso en plena prueba final. No se marchó y terminó ganando una prueba en la que dijeron adiós Ohiana y Eneko, considerado este último como uno de los grandes favoritos para la victoria.
Lo primero que pudo verse fue un juego clásico del programa como los naipes. Consiste en formar una suerte de castillo de naipes con tablas que después los concursantes tienen que escalar para obtener los banderines. Para ganar hacían falta mucho equilibrio y una buena estrategia. El equipo azul ganó con merecimiento. Las verdes quedaron segundas y los rojos, que habían empezado dominando la prueba, acabaron últimos porque Arantxa, una de sus dos capitanas, elegida para el juego por los rivales por su torpeza, no se enteró bien de la mecánica del juego. Esa derrota encendió los ánimos sobremanera en estos Yocahu donde ya hemos dicho que sobra la testosterona y además escasea la humildad.
Los rojos no digirieron lo sucedido en la lucha por la inmunidad. Primero culpaban al programa porque a su juicio había una suerte de conspiración en su contra. Después, al entender que todo había sido culpa de la citada Arantxa por no entender bien la explicación que le habían dado sobre qué podía y qué no podía hacerse, llegaron las críticas feroces contra ella, tanto de la otra capitana, la siempre polémica Andrea, como de buena parte de los miembros del equipo. Ataques sin piedad que rozaban el linchamiento...¡a una de las jefas del equipo!
Tampoco ayuda a los rojos el hecho incontrovertible de que sus dos capitanas no se puedan ni ver. La animadversión es creciente. Tanto que ni siquiera eran capaces de ponerse de acuerdo para nominar a uno de sus chicos. Llegó la asamblea y la cosa estralló otra vez entre los rojos. Sobre todo cuando Arantxa, ante la falta de acuerdo con Andrea, decidió nominar a Íñigo, casi desaparecido hasta ahora. Se le ocurrió justificar la elección porque "es un chico frío" y por su escasa "afinidad" con él. Ella mencionaba la frialdad del concursante como una cualidad positiva, en el sentido de que tendría la cabeza calmada en una prueba de eliminación, pero el ambiente del conjunto no estaba para esos matices. Otra vez guerra, con los propios concursantes arreando sin freno a su presunta cojefa.
No obstante, los rojos nos habían dejado lo más lamentable para el final. Competían en el juego de eliminación, otro clásico como es la más que exigente prueba de los barriles, la verde Ohiana y los rojos Eneko y Ferreti, porque la primera decidió dejar fuera de la pelea a Íñigo. Hasta ahí, normal. Pero entonces empezó el juego y llegó el bochorno. Bueno, mejor dicho, los bochornos, en plural. Primero asistimos frotándonos los ojos al show de Ferreti, que es un tipo que compite muy bien pero va sobrado de revoluciones, más acelerado de lo recomendable. Este concursante simple y llanamente perdió los papeles porque uno de los jueces, David Seco, por cierto también sobrado de testosterona, le obligaba repetir una parte del juego que hacía mal.
Encolerizado por lo que consideraba una injusticia ciclópea, Ferreti amenazó en tres o cuatro ocasiones con abandonar el programa en ese mismo momento. A punto estuvo de hacerlo. Su ayudante, el citado Íñigo, que en efecto es el miembro del equipo con mayor frialdad, consiguió impedirlo. El protagonista del bochorno pasaba de los alaridos chulescos a las tibias peticiones de disculpas a diestro y siniestro pasando por todo tipo de exabruptos. Tanto era su espectáculo que otro concursante de los rojos como Iker, que había ido como ayudante de Eneko, empezó a dar ánimos y consejos al ferrari que es ese joven.
Aquí llegamos al segundo bochorno de los Yocahu. Los presentadores advirtieron a Iker de que él estaba allí para socorrer a Eneko y no a Ferreti. Como les hizo caso omiso y volvió a ayudar a quien no debía, fue expulsado de la prueba. A la postre, esa expulsión resultó decisiva, porque tradicionalmente al final de este juego, cuando hay que levantar el barril y dejarlo en suspensión, cosa nada sencilla, los jueces permiten a los acompañantes colaborar.
El caso es que Ferreti, pese a sus quejas y sus nervios desatados, ganó la prueba con relativa facilidad. Con Ohiana atascada y sin opciones, la emoción estaba en si Eneko, un portento físico y gran favorito a la victoria, lograría o no levantar el barril. Como Iker había sido expulsado, no estaba allí para ayudarle. Y finalmente el favorito acabó descalificado por muy poco. Mientras el caído vivía su triste final, Iker había llegado a su campamento y repetía al resto de compañeros que "como echen a Eneko por mi culpa no me lo voy a perdonar"... Otra amenaza que quedará en nada y que vuelve a confirmar que el exceso de testosterona es mal consejero.