Definitivamente el equipo rojo pierde el norte en 'El Conquistador del Caribe'. Lo visto en el episodio de este lunes es para llorar y no precisamente por empatía con sus componentes sino más bien por lo contrario. La llegada de tres nuevos capitanes no cambia la tendencia del programa, donde los azules vuelven a ganar, las verdes quedan en segunda posición y los rojos... No salen las palabras porque lo de este grupo es casi imposible de entender y explicar. Primero se rebelan contra una de sus capitanas, Arantxa, a la que señalan sin remilgos por su físico. Y después Ferreti, uno de los concursantes más destacados, abandona el programa.
'El Conquis' de este lunes empezaba con sorpresa mayúscula para los concursantes. Llegaban tres nuevos capitanes, uno para cada equipo: los ex concursantes Nakor y Seleta, dos veteranos del programa, y el aizkolari Aitzol Atutxa se estrenaban en una prueba de inmunidad que no está entre las más apetecibles de este espacio de EITB: juego de caníbales en el que el objetivo es arrancar la carne a un cerdo a mordiscos.Difícil pelea que en este caso aún resultaba más complicada, porque primero los capitanes debían recoger y trasladar sangre hasta una botella. Y cuando estuviera llena, el resto de los concursantes podrían colaborar con sus jefes.
El resultado fue inapelable. Los tres capitanes azules (Bego, Lobo y Seleta) daban una enorme ventaja a sus subordinados, que solo tenían que aprovecharse, continuar la inercia recogiendo los trozos del cerdo más grandes e imponerse a sus rivales. Victoria fácil de los Corocotes. En cambio, los Yocahu y las Atabey libraban una dura pugna por el segundo puesto. Al acabar la prueba, con la incertidumbre sobre el resultado, los rojos estallaron y superaron su lamentable papel de la semana anterior. Y lo hicieron exhibiendo una actitud que combina el no saber perder con la mala educación y, para muchos espectadores que así lo manifestaban en las redez, rozaban el acoso y derribo a Arantxa, su capitana, no se olvide.
Varios miembros del equipo como Jokin, Ferreti, Iker, Iban, Urko -o sea, casi todos- y hasta la propia cocapitana, Andrea, cargaban sin piedad contra Arantxa por no haber corrido lo suficiente durante su parte de la prueba. Reproches, malos modos y palabras gruesas contra ella. Ni rastro de respeto, compañerismo o comprensión. Todo eran acusaciones. Un linchamiento inaceptable que por supuesto la afectada no se tomó bien. Entre gritos y desprecios de sus supuestos subordinados ella intentaba explicar que en parte se había movido lenta por el dolor que tenía en la espalda debido a la monumental caída que padeció en una prueba precedente. Pero solo había oídos sordos para escucharla. Le decían "vete ya a casa de una vez". Le daban la espalda. O la aislaban del grupo.
El colmo llegó cuando Andrea, siempre polémica por sus palabras, puso en duda el motivo de la mala actuación con una pregunta -"¿Pero tú sales a correr algún día a la calle?"- que en el fondo quería decir otra cosa -"tú, gorda, que no eres deportista, no puedes correr"-. Golpe al mentón que la interesada, harta de tanta presión y tanto ataque, contestó de muy mala manera -"salgo a romper bocas de tontas de los cojones"-. Tensión por las nubes. Nervios. Amenazas... Un bochorno impresentable.
Las cosas solo empeoraron cuando los equipos se reunieron con los presentadores para comprobar el resultado definitivo de la prueba. Los rojos, de los que ya hemos dicho que andan sobrados de testosterona y necesitados de humildad, volvían a señalar con saña a su cocapitana. Eso no era un equipo debatiendo, era un motín en toda regla. Los azules y verdes no daban crédito a lo que veían y destacaban, como cualquier persona con dos ojos en la cara, que en un equipo ganan y pierden todos o que era indigno señalar así a un componente como culpable de la derrota. Los conductores del programa apuntaban otra obviedad: ella podría haberlo hecho mal, sí, pero había otros dos capitanes para la primera parte de la prueba que tampoco dieron la talla frente a los rivales.
Algunos de los rojos se comportaban de forma infantil, porque ponían mala cara pero no querían decir ante las cámaras lo que pensaban, como si no supieran que estaban en un programa de televisión. Suspiraron aliviados, eso sí, al comprobar que Arantxa, al igual que Lobo y Binbi, terminaban su participación después de esa prueba. Extraña e hipócritamente se despedían de la capitana a la que acababan de atacar con una fiereza inusitada y sin ningún tipo de respeto.
Como guinda, cuando las aguas parecían por fin más calmadas y los equipos se dirigían a sus campamentos, Ferreti, el rojo más explosivo, ganador de varios duelos, puro nervio, anunciaba su abandono para sorpresa de sus propios compañeros. Decía que el programa ya no le llenaba. Y añadía que no le merecía la pena continuar porque no quería "trabajar en Navidad" (el programa se graba en noviembre y claro, si se volvía antes a casa, podría librar en sus días navideños). Un equipo sin norte.