Tal día como hoy 18 hombres de los 239 que salieron tres años años antes desde Sanlúcar de Barrameda completaron una de las mayores proezas de la historia: la primera vuelta al mundo de la historia. Una proeza que Euskadi celebra este año recordando al hombre que consiguió llevar a buen puerto la expedición que comenzó Magallanes pero que se encargó de culminar el vasco de Getaria.

Nacido en 1486, Elcano fue siempre un hombre, como prácticamente todos los que vivían en Getaria, ligado a la mar. Hijo de arrantzales con algo de dinero y el mayor de nueve hermano, el joven marinero de Getaria estuvo desde pequeño en la mar en campañas de pesca, algo que le dio desde pequeño mucha experiencia en el mar. Diez años de salir de Sanlúcar de Barrameda para acometer la primera circunnavegación de la historia, Elcano ya participó en 1509 en la conquista de Orán, capitaneada por el cardenal Cisneros en un momento en el que España buscaba plantar cara al creciente dominio de los Otomanos en el Mediterráneo, que habían ido extendiendo su influencia desde el Bósforo por el mar y por la tierra: 20 años después las tropas de Solimán el Magnífico estarían tratando de pasar la barrera mental de Viena.

Pintura del asedio de Viena de 1529 / Museo del Prado

El contexto político de la vida del marinero vasco estuvo marcado precisamente por eso en Europa: por un importante cambio de paradigmas en la política europea. La Guerra de los Cien Años habían asentado la prevalencia de los Valois en Francia frente a los Lancaster ingleses en el siglo XV y con solo seis años de vida para Elcano, Colón había descubierto América en el mismo año en el que los Reyes Católicos habían conseguido tomar Granada y acabar con siete siglos de poderío musulmán en la Península. En el centro del continente el poderío del Sacro Imperio Romano Germánico se empezaba a diluir en Italia y empezaban a germinar las semillas de renovación en la Iglesia católica que acabarían dando pie a la Reforma de Lutero y la creación del protestantismo mientras los Otomanos controlaban buena parte de los Balcanes.

La importancia del comercio de especias crecía como una fuente de ingresos clave para poder hacer frente a la convulsa situación de Europa y todo el mundo trataba de llegar a Asia por la vía más rápida que no fuese la terrestre, repleta de reinos islámicos que ponían todas las trabas posibles a las monarquías y repúblicas católicas. La idea de tratar de dar la vuelta por el Atlántico en un planeta que se intuía redondo empezó a ser una opción más a considerar y de ahí que los Reyes Católicos diesen luz verde -y presupuesto- a la expedición de Colón, que acabó llegando a América convencido de que ahí tenía las Indias que buscaba media Europa. Estaba equivocado y no fue hasta que Magallanes decidió ir más allá del continente americano cuando se puede dar fe práctica, epistemológica, de que la Tierra, efectivamente, era redonda.

La expedición partió de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 2019 no sin antes tener muchos problemas. Nadie sabía qué había al otro lado de América: el extremeño Vasco Núñez de Balboa, había avistado el Pacífico -"mar del sur" le llamó entonces- solo seis años antes de que partiese la expedición de Magallanes: en 1513. Es incertidumbre dio muchos problemas a Magallanes para dar con personas que decidiesen participar en la expedición, que acabó siendo una tripulación llena de gente arruinada y prófugos de la justicia. El propio navegante de Getaria era uno de ellos: durante una expedición en las guerras italiana que libraban reinos como Francia o España se vio obligado a vender su barco armado a comerciantes saboyanos ante las demoras en el pago por parte de la Corona española, algo terminantemente prohibido en aquella época y que constituía un delito.

La idea inicial de Magallanes era que la expedición no fuese española, sino portuguesa. El líder de la que acabaría siendo la primera circunnavegación de la historia era portugués y había servido en la Armada portuguesa durante años en el Océano Índico desde la otra ruta que se había descubierto para llegar a las Molucas: el paso por África a través del Cabo de Buena Esperanza. Sin embargo, Manuel I no quiso saber nada del proyecto de Magallanes y este ofreció esa opción a un joven Carlos V que era rey de España y sus dominios americanos al tiempo que emperador. Al igual que con Colón -aunque España no había cumplido con el descubridor de América-, la Corona ofreció a Magallanes las favorables condiciones de ser gobernador de todo lo que descubriese por su camino.

Y así fue como la Trinidad, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago se echaron a la mar en 1519 en busca de esa alternativa occidental para llegar a Asia. Y así fue como comenzó una aventura que se sirvió de Canarias como último punto de aprovisionamiento a este lado del Atlántico y llegó a las costas brasileñas en el mes de diciembre, cuatro meses después de aquel 10 de agosto en el que se había salido desde Sevilla para partir el 20 de septiembre desde Sanlúcar de Barrameda. Por el camino, las dificultades ya se habían ido imponiendo en la expedición, que para entonces ya había sufrido tormentas oceánicas, un fallido intento de motín en la San Antonio.

Desde allí se siguió navegando hacia el sur hasta el primer contacto con pueblos indígenas, uno de los principales problemas con los que tuvo que lidiar la expedición: los tehuelches que habitaban la Patagonia y que consiguieron matar a un español. Según el cronista de la expedición, el noble italiano Antonio Pigafetta, Magallanes raptó a varias mujeres y a dos hombres para llevarlos como obsequio a Carlos V, pero ninguno llegó vivo.

Magallanes ordenó erigir una cruz en la Patagonia, en el actual cerro de Monte Cristo / Wikimedia Commons

Poco después decidieron pasar el invierno del Hemisferio Sur precisamente en la Patagonia, sin haber encontrado todavía el paso hacia el Índico. En ese duro periodo hubo que racionar la comida y un segundo motín, en el que participó el propio Elcano, exigió a Magallanes volver a España y dar la misión por fallida. La insurrección volvió a fracasar, pero esta vez se cobró la vida de dos capitanes y el destierro de Juan de Cartagena, que fue abandonado en la Patagonia. Elcano no fue condenado a nada a pesar de haber participado en el levantamiento haciéndose con el control de la San Antonio. Para antes de cruzar al Pacífico se habían perdido dos naves: la accidentada Santiago y la San Antonio, a la que un nuevo motín había conseguido hacer dar media vuelta y volver a España.

Ahí comenzó una dura travesía de cuatro meses en la que no se tocó tierra: el agua se pudrió, el escorbuto campó a su anchas y los marineros se vieron hasta comiendo serrín y pagando por las ratas de la embarcación para comérselas según las crónicas de Pigafetta. No fue hasta marzo de 2021, más de año y medio después de salir desde Sanlúcar cuando se hizo la primera escala en el Pacífico, en las Marianas.

Entre 2004 y 2006 una réplica de la nao Victoria acometió la vuelta al mundo / Wikimedia Commons

Ese mismo mes se consiguió llegar a las Filipinas, un lugar donde la estrategia de intercambios comerciales, conversión al cristianismo y paz con los indígenas que planteó Magallanes fracasó y acabó costándole la vida. En la isla de Mactán, el indígena Lapulapu rechazó la paz, plantó guerra a los españoles y Magallanes acabó falleciendo lanceado por los indígenas en el campo de una batalla muy mal planteada por el marinero portugués. Su sucesor y cuñado, Duarte Barbosa, también pereció en un banquete traicionero organizado también en Cebú. El paso por Filipinas fue tan lesivo para la expedición que, con apenas 108 marineros vivos, se decidió quemar allí la Concepción y seguir solo con la Victoria y la Trinidad.

Tras varias peripecias por las Molucas, en Tidore, la expedición acordó dividirse. La Trinidad volvería a la costa de Panamá capitaneada por Gonzalo Gómez de Espinosa en un retorno en el que todo salió mal y Elcano seguiría al frente de la Victoria hacia España no sin una última batalla naval en Manila. Solo 18 hombres consiguieron acometer el final de la expedición, que hizo un último alto en el camino en Cabo Verde en julio de 1522.