La llamaron Babylon porque Bacanal era demasiado explícito. Bacanal son las fiestas en honor al dios Baco y Babilonia son las puertas de los dioses, el lugar para ascender a los cielos. Sea cual fuera el sentido que Damien Chazelle, director de la película, haya querido aportar con este título, su película es la aproximación al Olimpo que pudieron ser los días de gloria del cine mudo, en los que el consumo de alcohol y drogas, el sexo en todas sus variedades y los excesos orgiásticos parecían ser el “backstage” de cualquier rodaje cinematográfico.
Babylon es una película sobre cine, sobre los inicios del cine comercial, el cine mudo y la aparición de las grandes productoras y el amanecer de las estrellas, también de su ocaso. La película de Chazelle retoma el argumento del cambio que experimentó el mundo cinematográfico con la llegada del cine sonoro, que aupó a nuevas estrellas mientras las que no cumplían con los requisitos del sonoro fueron arrumbadas al olvido. Antes que en Babylon, habíamos visto la misma temática en Bailando bajo la Lluvia y en Sunset Boulevard, que en España se presentó como El Crepúsculo de los Dioses, con la que tiene importantes paralelismos y cuyo título expresa, con épica precisión, lo que ocurrió desde que en 1927 las películas adquirieron sonido propio.
Jack Conrad (Brad Pitt) es un veterano actor del cine mudo que disfruta de los placeres de una vida disipada representada con estruendo en la película. Éxito, dinero, mujeres y fama lo hacen una estrella en el paraíso de desenfreno moral en el que se desarrolla la cinta. Nellie Laroy (Margot Robbie) es una starlet que aspira a ser artista, impulsada por su temperamento y una naturaleza salvaje que encaja con ese mundo de lujuria que refleja la película y en el que pronto se hace un nombre gracias a su belleza y a su descaro, con los que Robbie brilla de forma consistente durante las tres horas que dura la película.
Soberbia la producción, con un coste de más de ochenta millones de dólares, que ha reunido a grandes figuras y a secundarios y figurantes soberbios como Jean Smart y varias de las más cotizadas modelos de Victoria Secret o la hija de Cindy Crawford...
Babylon es una comedia, es un drama y tiene aires de musical. De entre todos estos géneros, la parte cómica prevalece sobre los demás. Babylon es una película de risas, a veces, surgidas de circunstancias tan chabacanas como la de un operario regado con las heces de un elefante o de un pene gigante lanzando un espeso fluido de color blanco. En otras ocasiones, el humor llega desde las rotundas manifestaciones de orgullo, codicia, lujuria, envidia, gula, ira y pereza, pues Babylon es una representación frenética de los siete pecados capitales. Sí, como en Seven, y también con el mismo protagonista.
Brad Pitt es un veterano actor en la película y lo es también en la realidad. En esta ocasión, el director le ha descargado de la imagen de símbolo sexual y le ha dotado de un perfil más humano que él ha sabido representar con acierto. Pitt es uno de los grandes actores de las últimas tres décadas y ha sabido dar el aplomo y la entereza que su personaje exigía, pues comparte con su protagonista la madurez y la trayectoria mítica que se ve cercenada por los cambios interpretativos que exige el cine sonoro.
Pese a su excelente interpretación, el protagonismo se lo lleva Margot Robbie. Por un lado gracias a la frescura de su personaje, por el perfil cómico del mismo y por la efervescencia que le atribuye el guión, pero también por haber sabido interpretarlo con una divertidísima vis cómica sin perder el aura de estrella de Hollywood que tan bien encarna. Robbie absorbe toda la atención, en las fiestas y en los rodajes, en la historia del guión y también entre el público que la está siguiendo. Su personaje es el principal éxito de Babylon gracias a su soberbia interpretación.
No tiene la misma solidez interpretativa Diego Calva, otro de los protagonistas de la película en el papel de Manuel, un joven trabajador que consigue progresar como profesional en una productora cinematográfica. Frente a dos fenómenos como Brad Pitt y Margot Robbie, Diego Calva se queda muy atrás en la interpretación de un personaje que resulta plano y anodino en una película que está hecha toda ella de excesos. Manuel es, además, el personaje encargado de culminar el final de la película asumiendo un papel de cronista de lo vivido en aquellos años, lo que rebaja la tensión experimentada a los largo de todo el film.
Soberbia la producción, con un coste de más de ochenta millones de dólares, que ha reunido a grandes figuras y a secundarios y figurantes soberbios como Jean Smart y varias de las más cotizadas modelos de Victoria Secret o la hija de Cindy Crawford...Capítulo aparte merece la música de Justin Hurwitz, quien ya había ganado un óscar por la música de La La Land a las órdenes de Chazelle. En esta ocasión, el músico californiano entendió a la perfección la desmesura que el director quería imprimir a la película y ha escrito una banda sonora con estruendo, enorme protagonismo y una excelente interpretación que la hace parte estructural del guión al aportar magia a la escena y la tensión sonora que unas imágenes tan deslumbrantes requerían.
Babylon se estrenó en diciembre en Estados Unidos con un éxito moderado para un film de tanto coste. En España se estrenó en cines el 20 de enero y tiene que competir con Avatar para hacerse un hueco en la agenda de los asiduos al cine. Las pretensiones de la película, que son muy ambiciosas, tal vez quedan por debajo de las expectativas por la falta de nitidez de un guión que es particularmente visual, escenográfico, que es un área en la que triunfa radicalmente.