José Antonio Pérez Ledo (1979, Bilbao) es un escritor polifacético capaz de alumbrar desde guiones de programas de televisión hasta series enteras pasando por cómics o novelas. Su última obra literaria es 'Cementerio de secretos' (Plaza y Janés), que cuenta entreverando la realidad y la ficción cómo el franquismo intentó construir una bomba atómica desde los años sesenta.
'Cementerio de secretos' es un thriller detectivesco que parte de un crimen pero se adentra en una historia tan interesante como adictiva. Para construir esa bomba atómica existió realmente el "Proyecto Islero" -cuyo nombre, por surrealista que parezca, se tomó del toro que mató al torero 'Manolete'-, pero nada puede saberse con certeza porque impera la llamada Ley de Secretos Oficiales.
Más en concreto, el libro cuenta que en 1986, Alba Orbe desapareció misteriosamente en Madrid con sólo cinco años. Treinta y tres años después, reaparece en el desierto del Sáhara, traumatizada y negándose a pronunciar una sola palabra. Tirso de la Fuente, asesor lingüista de la Policía, descubrirá que el padre de Alba participó en el proyecto más secreto del Gobierno franquista.
Con esos mimbres, la emoción está asegurada en cada página. Pérez Ledo charla con 'Crónica Vasca' sobre los entresijos de esta novela que lleva meses triunfando.
Una bomba atómica en tiempos de Franco, un proyecto bautizado por el toro que mató a Manolete, un protagonista que es un forense lingüista... suena todo surrealista. ¿La realidad supera la ficción?
No se si la supera pero desde luego la iguala. Las dos cosas que has mencionado, el proyecto y la lingüistica forense, ya existen. La novela nace porque descubro ambas cosas por separado. Por un lado, la existencia del plan para construir la bomba atómica en el franquismo. Y, por otro, conozco a una lingüista forense.
¿Ella tiene mucho que ver con Tirso, el protagonista?
Ella es asesora de la Policía y tiene un libro de casos policiales resueltos. Hablé con ella, investigué y me pareció un perfil muy interesante porque se alejaba del estereotipo. Y encajaba porque me encanta colocar a personajes ordinarios en situaciones extraordinarias.
¿Cuánto hay de real y de ficción en su novela? ¿Es una obra muy orginal pero podría ser posible?
La respuesta absolutamente sincera es que sí, digamos la parte histórica, porque el proyecto es un secreto de estado y lo poquísimo que sabemos a ciencia cierta es lo que contó Guillermo Velarde, el científico y militar responsable del proyecto, que publicó un libro donde contaba varios aspectos, los que él decidió contar. Hay cosas de cómo se puso en marcha el proyecto en los sesenta, pero hay poco de cómo acabó el plan. Ningún gobierno ha respondido a ese libro. Y ojo, el proyecto acaba en democracia, en el año 82. Por eso me parecía muy atractivo. Digamos que en la novela hay partes de verdad y luego impera mi imaginación.
¿Cómo se documentó para una obra así?
Usamos la realidad para poder contar mejor nuestras historias. En este caso no fue difícil, porque hay poquísimo. Oficial hay mucho, pero no lo conocemos precisamente porque está en ese cementerio de secretos, en los archivos de secretos oficiales a los que nadie puede acceder todavía. Y luego está, como digo, lo que contó Guillermo Velarde.
Una de las claves es esa protección por la Ley de Secretos Oficiales, esa que el PNV ha pedido cambiar en algunas ocasiones...
Cuando yo estaba acabando el libro se puso de moda la idea de cambiar esa ley. Es una propuesta del PNV que no se aprobó en la última legislatura y tiene pinta de que no se va a aprobar tampoco en la siguiente. Todos los expertos coinciden en que la ley de es una anomalía absoluta. En los países del entorno duran los secretos de 25 o 50 años de media. En España, con esta ley, los secretos son oficiales porque la ley no contempla su desclasificación. Ahí están los GAL, el asesinato de Carrero Blanco, cosas sobre el rey... Lo bueno es que para la ficción deja abierta la puerta a la imaginación, eso sí.
Una de las cosas más originales de su libro es Tirso, el lingüista protagonista. ¿Cómo se le ocurrió emular a la mujer que ha dicho que conoció?
Fue en un encuentro. Ella estaba dando una charla y me pareció fascinante. No tenía ni idea de que eso existía. Y ahí, al escucharla, me puse con ello.
¿Cómo se pasa del podcast a la novela?
Yo hago podcast, escribo cómics, ficción para televisión... Escribo todo lo que se me pone a tiro. Desde que se me ocurre una idea decido para qué medio va a ser. Esta historia era muy compleja y las palabras eran muy importantes, con un lingüista, por lo que tenía que ser una novela. Es mi primer thriller, que es realista, contemporáneo, y escribirlo me apetecía mucho.
¿Piensa alguna vez escribir sobre Euskadi ahora que está tan de moda?
Ahora mismo estoy pugnando entre tres ideas. Y una de ellas se ambienta en Euskadi, sí, pero hay tal cantidad de novelas ambientadas aquí que no sé, porque no quiero sumarme a la tentencia.
Por último, su libro también se adentra de alguna manera en las cloacas del estado...
Sí, porque el malo de esta novela no está basado en alguien concreto pero sí tiene componentes de muchos titulares que hemos leído en los últimos años.