Desde el año 2010, la audiencia televisiva de los Oscar no ha hecho otra cosa más que descender. Los Globos de Oro, por el contrario, han ido logrando poco a poco una atención por parte de los medios y el público cada vez más estimulante. La razón (seguramente): La tercera edad de oro de las series de televisión en que nos hallamos inmersos ha hecho que el interés del público por las producciones en streaming aumente de año en año.

Con todo, sigue siendo el cine el plato fuerte de los premios por su importancia y categoría dentro de una industria que sigue pasando por sus horas bajas. En la quiniela de todo el mundo estaba Oppenheimer y Barbie, que se repartieron las estatuillas cada una en su categoría: la película de Nolan se hizo con el galardón que otorga la prensa extranjera de Hollywood al mejor drama, director, actor secundario - Robert Downey Jr.-, banda sonora y actor -Cillian Murphy-. Nada sorprendente, pese a que muchos apostaban por Leonardo DiCaprio o Bradley Cooper como vencedores. Lo que sí llamó la atención fue que Barbie fuera desbancada por Pobres criaturas de Yorgos Lanthimos que se llevó el galardón a la mejor comedia o musical y actriz -Emma Stone-, aunque la película de Greta Gerwig, eso sí, se hizo con el Globo de Oro al mejor Logro en Taquilla y a la mejor canción, What Was I Made For? de Billie Eilish y Finneas.

No hubo sorpresas en cuanto a la mejor actriz dramática, ya que todo el mundo contaba con que la hipnótica Lily Gladstone se llevaría el Globo de Oro por Los asesinos de la luna, y a muchos sorprendió que Paul Giamatti dejara fuera a Timothée Chalamet y Wonka con el premio al mejor actor de comedia por Los que se quedan, la película de Alexander Payne por la que Da’Vine Joy Randolph se llevó el premio a la mejor actriz de reparto.

La mejor película de animación fue la indescriptiblemente bella El chico y la garza de Hayao Miyazaki y la mejor película de habla no inglesa, la francesa Anatomía de una caída de Justine Triet, quedándose fuera la española La sociedad de la nieve de J.A. Bayona y la finesa Fallen leaves de Aki Kaurismaki, muy por encima ambas de la cinta gala.

Actores de Sucession/EFE

Premios de televisión

Este año, Succesion y The Bear han sido las dos series premiadas en la gala celebrada el pasado 7 de enero. La primera, de HBO Max y protagonizada por Brian Cox, cuenta la vida de magnate de la comunicación -maravilloso Brian Cox- y sus cuatro hijos, a cual más disfuncional. La producción de Jesse Armstrong, se llevó el Globo de Oro a la mejor serie dramática, a la mejor actriz -Sarah Snook- y al mejor actor -Kieran Culkin-. La segunda, de Disney +, tuvo idéntico recorrido: Mejor serie de comedia o musical, mejor actor -Jeremy Allen White- y mejor actriz -Elizabeth Debicki-. Y es que la segunda temporada de la serie centrada en el joven chef que vuelve a su Chicago natal del mundo de la alta cocina para regentar la tienda de sándwiches de su familia ha robado el corazón a medio mundo. Además, Matthew Macfadyen se llevó por Succesion el premio al mejor actor de reparto y Elizabeth Debicki a la mejor actriz de reparto por The Crown donde hizo de Lady Di.

En la categoría de Miniserie, la arrebatada Bronca se llevó tres Globos de Oro: mejor miniserie o película para la televisión, mejor actriz -Ali Wong- y mejor actor -Steven Yeun-, y es que la historia de dos desconocidos cuya vida se cruza por un accidente de tráfico que saca a relucir su lado más oscuro, ha sido la verdadera sorpresa de la temporada.

Si bien los Globos de Oro de televisión siguen siendo estimulantes y consiguen que la audiencia descubra buenos y grandes trabajos, no ocurre lo mismo con los de cine, donde todo sigue siendo plano, previsible y convencional y donde lucen más las joyas prestadas que las grandes sorpresas o apuestas. Todo esto nos hace prever unos Oscar igual de repartidos y predecibles que los de los últimos años tras los que se hablará más de los vestidos de las estrellas y de alguna broma de mal gusto que cine, que es de lo que debería ir todo esto.