Se armó el Belén... de arena. Entre mis falanges la arena huía temerosa de no encontrar el camino de regreso al inexistente receptáculo de un imaginario reloj de cristal del que nunca debería de haber salido.
Sin embargo, solo se trataba de un puñado recogido con la ilusoria intención de emular, malamente, la parte más básica del trabajo que, cada año, renombrados artistas internacionales realizan de forma paciente y meticulosa en la playa palmense de Las Canteras.
Un milagro elaborado con solo dos elementos, arena y agua, transformados en apenas diez días de un agotador trabajo en arte efímero que hace a Miguel Rodríguez, fundador del Belén, reafirmarse en su apuesta por la cultura en espacios abiertos.
El arenal de la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, se convierte en un museo efímero de 2.000 metros cuadrados que expuesto al sol, viento o lluvia, deja perplejos a los visitantes cuando caminan asombrados entre el minucioso trabajo que los artistas llevan a cabo sobre moles de arena.
Temo que aunque los talleres de modelaje que imparten tienen como objetivo crear cantera, nunca seré capaz de superar mi destartalado e infantil castillo de arena del que sus pequeñas almenas se precipitan al vacío constantemente.
Evitar que algo tan habitual ocurra con las altas esculturas de Las Canteras conlleva una técnica precisa de trabajo, casi arquitectónica, con cálculos exactos sobre la profundidad que deben tener las ventanas, puentes o cualquier oquedad en los monumentos diseñados.
Para ello es imprescindible mantener una constante humedad en las tallas y si se borran los detalles u ocurre un "derrumbe parcial" ocasionado por el viento, principal enemigo, proceder a "la cura" inmediata.
Porque aunque el belén nace a sabiendas de que sus días de vida concluyen este
año el 7 de enero, su fugacidad, tan real como los frecuentes desprendimientos
de arena, puede ser incluso mayor.
Desde 2006, y durante solo un par de meses al año, la playa más conocida de
la isla se convierte en el taller en el que trabajan los mejores escultores de arena en el mundo que, tiempo al tiempo, convertirán el Belén de Arena en el referente de la Navidad no sólo en Canarias.
El empeño, la tenacidad, los contactos, la generosidad, la habilidad, la capacidad, el amor por la isla, por el arte en general de Miguel Rodríguez, fundador y creador artístico, han logrado que este arenal se haya convertido en el museo al aire libre más grande de Europa y el tercer espacio museístico de España más visitado en estas fechas, sólo detrás del Prado y del Reina Sofía.
Maestros escultores de todo el mundo esperan la llamada que les vuelva a citar en Las Canteras. Tan deseosos como ellos están los visitantes que se acercan hasta la entrada horas antes de la apertura logrando año tras año, batir récord de asistencia desde el primer fin de semana.
Varias grúas mueven durante los días previos 2.000 metros cúbicos de arena con los que artistas locales e internacionales han conformado este año nueve escenas. La décima y última se trabajará en el espacio destinado a talleres en el transcurso de la edición.
Como se hace con las tallas de los maestros, se trabajará de arriba abajo y de izquierda a derecha y ante alguna de ellas volverán a producirse emotivas escenas que harán saltar las lágrimas de los presentes.
Aún se recuerdan las monjas postradas rezando ante el belén, la abuela cantando una nana al recién nacido o la pedida de mano con rodilla hincada en la arena incluida.
Cada edición incluye un reconocimiento a algún colectivo: niños, ancianos, cuidadores… En esta, la enorme pieza del Buen Samaritano realizada por Gresham Glover, reconoce el trabajo de los voluntarios con las víctimas de la Dana.
Si no posee oficialmente el título, la isla de Gran Canaria ostenta de manera extraoficial el título de capital mundial de arte con arena y en el viento ondea la bandera de la poco frecuente cualidad de generosidad.
La visita al belén es totalmente gratuita y tanto la recaudación por merchandising como totalidad de los donativos que depositan los visitantes, se destinan a los comedores sociales.
La isla es más que playas y paisajes y pese a que en unas semanas la arena volverá a ser solo arena sin forma, la imagen de las esculturas permanecerá para siempre en el recuerdo. Y lo mismo sucederá con la banda sonora que el compositor grancanario Enrique Mateu ha creado específicamente para el belén.
Las Palmas de Gran Canaria, la isla culta
Siglos de historia tienen los barrios Triana y Vegueta, perfectos para disfrutar del ocio y la cultura que acumulan sus estrechas calles. Muchos conocen su obra pero desconocen que el autor de Los episodios nacionales, Benito Pérez Galdós, nació en la calle Cano del barrio de Triana.
El edificio es ahora una casa museo dedicada al escritor al que también se le ha dedicado la ruta galdosiana con citas literarias de sus obras inscritas en placas de bronce y losetas.
El Museo de Colón, antigua sede del gobernador, aglutina buena parte del tejido cultural de la isla. Fue sede de la primera universidad de canaria actuando también como museo de Bellas es visita obligatoria.
Dónde dormir
Un lujo poder hacerlo en el Hotel Santa Catalina. Un proyecto de los años 30 llevado a cabo por el pintor modernista Néstor Fernández La Torre, nacido en la isla. Una reciente inversión de más de 20 millones ha realzado este establecimiento de estilo colonial inglés por el que han pasado Gregory Peck, Agatha Christie, Winston Churchill o María Callas que han dejado curiosas historias en sus paredes
Dónde comer
Restaurante Origen. Si lo que te gusta es la carne, reserva una mesa y escoge bocado. Rincón de Triana, La Pepa de Triana y La Perpleja son otros buenos descubrimientos.