Secuestros, acoso, violencia sexual y personajes de cómic acaparan las tramas de las mejores series de streaming que vale la pena ver antes de que acabe el año. Cinco extranjeras y dos españolas. Tomen nota.
Disclaimer (Apple TV)
Inolvidable thriller dirigido por Alfonso Cuarón con Cate Blanchett y un excelente y reivindicable Sacha Baron Cohen como protagonista donde Kevin Kline, además, brilla y aterroriza a partes iguales. Merecen una mención especial las escenas eróticas rodadas con un talento y una belleza plástica que llaman la atención, así como la actriz que interpreta a una joven Cate Blanchett, la australiana Leila George que llena la pantalla cada vez que hace aparición. Una serie oscura y hermosa sobre las heridas y los errores del pasado.
Reina Roja (Prime Video)
La adaptación de la novela homónima de Juan Gómez Jurado ha sido uno de los mejores estrenos españoles del año. El secreto: Una historia apasionante y unos intérpretes de categoría que saben combinar la resolución del conflicto con el desarrollo dramático de los personajes, algo que va in crescendo a medida que avanza la historia de modo que uno no sabe cuál de las dos narraciones, la de la joven heredera secuestrada o la de la superdotada Antonia Scott, le interesa más. Un diez.
Chacal (Movistar)
El popular personaje creado por Frederick Forsyth ha vuelto a la pantalla. En esta ocasión a una ambiciosa serie británica en la que el polivalente actor Eddie Redmayne da vida al legendario asesino a sueldo, solitario, letal y de pocas palabras con una excelente factura. Las persecuciones y el despliegue de medios a lo largo de varios países europeos eleba la serie a uno de los mejores thrillers en lo que va de año. Elegante, meticulosa y absolutamente moderna.
El caso Asunta (Netflix)
Candela Peña y Tristán Ulloa pasarán a la historia por sus respectivas y espectaculares interpretaciones de Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres de la pequeña Asunta que en 2013 fue asesinada en uno de los casos más mediáticos de la historia reciente de España. Nada de lo que se diga de sus trabajos, su espléndido montaje y un diseño de producción cuidado y meticuloso pueden reflejar la cantidad de sensaciones terribles que se sienten cuando se ve. Por eso es tan buena y tan indispensable.
Ripley (Netflix)
Ocho episodios de pura tensión en los que Thomas Ripley, el famoso estafador de las novelas de Patricia Highsmith, se nos presenta en la piel del asombroso actor Andrew Scott. Un blanco y negro elegante y la apacible elegancia de las costas italianas son el contexto en el que se construye una serie adictiva que parece salir de otra época una en la que el noir era la tónica dominante. Ahora es una rara avis, lo que hace de Ripley algo más especial aún. Única en su especie.
El pingüino (Max)
Esta versión televisiva del famoso personaje de DC de los cómics de Batman ha sido, con mucho, uno de los grandes estrenos del año. El estudio del mal, de la marginalidad, del crimen mismo de este espléndido spin off está abordado con mano maestra. Detrás del milagro están Lauren LeFranc en la dirección y un siempre eficaz Colin Farrell que convierte en oro todo lo que toca. No se puede acabar el año sin darle una oportunidad a este viaje oscuro hacia uno de los secundarios más fascinantes del mundo del cómic.
Mi reno de peluche (Netflix)
Una de las grandes producciones británicas del año es esta serie en que un hombre es el acosado. Aterradora, escalofriante y oscura, esta serie de siete episodios de media hora se consume casi compulsivamente, pues no se puede uno desenganchar de esta historia de personajes extremos absorbente y brutal. El éxito, en parte, está en el excelente castin donde acosador y acosada hacen unas interpretaciones inolvidables que estremecen más aún cuando sabemos que todo está basado en un caso real.