Rozó la gloria con el Deportivo Alavés en aquella memorable final de la UEFA ante el Liverpool de Michael Owen y formó parte de la historia del conjunto vitoriano. La historia de Óscar Téllez (Madrid, 1975) cuenta con una montaña rusa de emociones que, en muchas ocasiones, sufren los deportistas. Tras alcanzar la cima del fútbol español como defensa central y ser incluso internacional con la Selección Española, su vida una vez retirado cambió por completo.
Durante su carrera, Téllez no tuvo tanta conciencia a la hora de gestionar su día a día una vez que el fútbol dejó de formar parte de su rutina. Después de percibir 100.000 euros al mes en la élite, su falta de gestión económica y malas decisiones junto a la compra de coches de lujo y un estilo de vida excesivo le llevaron a trabajar como camionero o portamaletas en el aeropuerto de Barajas.
El final de su carrera estuvo marcado por un conflicto con Piterman, que cuestionó su estado físico y terminó rescindiendo su contrato en 2005
De hecho, el final de su carrera deportiva estuvo marcado por un conflicto con Dmitry Piterman, el controvertido propietario del Deportivo Alavés, que cuestionó su estado físico y terminó rescindiendo su contrato en 2005, lo que precipitaría su retiro oficial en 2006 sin alternativa para continuar profesionalmente.
Esto dejó a Téllez en una posición vulnerable, sin un plan de reinserción ni recursos suficientes para mantener su antiguo nivel económico.
Téllez, durante la final de la UEFA.
De 100.000 a 2.000 euros al mes
En su intento de reconstrucción personal y profesional, Téllez optó por la formación como entrenador, dirigiendo equipos modestos como el CD Aurrera de Vitoria, donde pudo transmitir su experiencia a nuevas generaciones, aunque con ingresos muy inferiores a los que había tenido como futbolista.
El propio Téllez ha reconocido públicamente que se siente como un "juguete roto" por la falta de previsión y apoyo externo en su transición
Además, emprendió un negocio propio, aceptando una vida más modesta y aprendiendo a manejar sus recursos de forma responsable, lo que le ha otorgado cierta tranquilidad aunque lejos de los lujos pasados, ya que sus ganancias mensuales son de 2.000 euros aproximadamente.
El propio Tellez ha reconocido públicamente que se siente como un "juguete roto" por la falta de previsión y apoyo externo en su transición, un ejemplo claro de las dificultades que enfrentan muchos deportistas tras dejar el deporte profesional sin herramientas para adaptarse a la nueva realidad.
Su historia es hoy un llamado de atención para la importancia de la educación financiera y la planificación de carrera en el deporte de alto nivel, buscando evitar que otros sufran un destino similar.
Téllez, durante la final ante el Liverpool.
