Casi el 30% de la producción económica vasca se refugia en dos sectores: el de la automoción y el de la aeronáutica. Dos gigantes que emplean a más de 50 mil trabajadores en Euskadi, según los datos de los cluster de las empresas de automoción y del sector aeronáutico, añadiendo la plantilla de la fábrica de Mercedes en Vitoria. Son dos pilares que, además, están sufriendo especialmente los efectos de la crisis derivadas del coronavirus y que los expertos no saben si evolucionará en forma de “V” o de “K”.
Estamos, por tanto, ante la enfermedad del corazón industrial vasco del que dependen, no sólo una parte muy importante de la recaudación de las haciendas forales, sino también una extensa red de industria auxiliar. Si a ese corazón se le reduce más de un 30% el riego sanguíneo, en forma de caída en la cartera de pedidos, el electrocardiograma puede encender todas las alarmas.
En el caso del empleo, los síntomas desvelan una especial sensibilidad a la caída de los beneficios empresariales, ya que, en lo que llevamos de año, el 55% de los trabajadores de estos sectores se han encontrado en ERTE, es decir más de 27 mil personas. Unos números que, en el mes de octubre según datos del Gobierno vasco, mejoraban ostensiblemente, pero no dejan de arrojar la preocupante cifra de 2.532 personas inmersas en un ERTE.
Ajustes en el empleo
A estas cifras deben sumarse el anuncio de los 230 trabajadores de Gestamp inmersos en un proceso de despido, el medio millar de eventuales que Mercedes no renovará en enero, los de Aernnova que pudieran verse implicados en el ERE anunciado por la empresa o los 121 empleados de la planta que tiene en Zamudio ITP Aero. Son, en total, 350 personas, más las que puedan verse aceptadas en Aernnova.
En la Automoción la caída de los pedidos en casi un 30% ha sido un freno que todavía no permite aventurar en cuanto caerán los 25.300 millones de euros de la facturación de las empresas en sus diversas plantas. Teniendo en cuenta que el 90% de la producción se exporta, principalmente a China, India, Brasil y México, la recuperación de estas economías es uno de los factores clave. La automoción, además, ha de digerir un doble problema: el de la crisis coyuntural generada por la pandemia y el estructural que viene años generándose con la transformación del motor eléctrico y la salida del diésel.
En cuanto al sector aeronáutico, la paralización de la fabricación de aeronaves ha hundido el saldo de pedidos un 50% en el caso de Airbus y Boeing. Así pues, la facturación de las empresas del sector quedará lejos de los 2.615 millones de euros de 2019, de los que 966 se facturaron en Euskadi, con la recaudación de impuestos correspondiente. Los 85 centros de producción aeronáuticos vascos precisan de la recuperación de los vuelos y de sus principales mercados: Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Alemania.
"Si han recibido ayudas, deben comprometerse"
Desde la representación sindical, Unai Martínez, de la Federación de industria de ELA, destaca que, si bien es cierto que la cartera de pedidos ha caído y este 2020 no ha sido nada favorable, “no es justo trasladar a los trabajadores directamente esta situación”. Para Martínez, es importante tener en cuenta que si las empresas “se han beneficiado de dinero público a través de los ERTE”, ahora deben responder con compromiso y manteniendo el empleo.
El representante de la central vasca destaca, además, que “el sector de la automoción viene arrastrando un problema de transformación desde hace años”, pero insiste en que "las cargas de trabajo actuales son buenas” y “las ventas no presentan malos números”. En cuanto al tejido aeronáutico, el representante de ELA pide “atender a los beneficios obtenidos en ejercicios anteriores, así como recurrir a soluciones como el ERTE, antes que a los despidos”.