Las haciendas vascas están consolidando un modelo fiscal en el que el peso de los tributos indirectos, aquellos como el IVA y los que gravan el consumo independientemente del nivel de renta del que compra, aumentan y son más importantes en la recaudación que los impuestos directos. Éstos últimos, en los que, efectivamente, quien más tiene más paga, como el caso del IRPF o el impuesto de Sociedades.

Se trata de un modelo que se está consolidando por la participación de varios factores, pero que, de cualquier manera, viene a establecer un sistema fiscal que, según los expertos, no responde a un modelo equitativo y transparente. El continuo recurso al incremento de los impuestos indirectos, competencia exclusiva del Estado (IVA, hidrocarburos…), junto a la especificidad de nuestro Concierto y cómo en él se establecen los ajustes de estos tributos, dibuja un sistema que agrava esta situación. Así siempre es más el dinero que se recauda con impuestos indirectos que con IRPF o Sociedades. Una situación que las diputaciones y el Gobierno vasco ya han señalado que no van afrontar ahora en la reforma fiscal que se empezará a estudiar en primavera, tras aparcarla por el estallido de la crisis del coronavirus. En un primer momento, la propuesta se planteaba medidas que reequilibraran el sistema, pero la nueva coyuntura las ha aparcado. 

En la serie de la recaudación aprobada en el Consejo Vasco de Finanzas desde 2013, los impuestos indirectos siempre han aportado más recursos a las arcas forales que los directos. Este año 2020 presenta una excepción, dado que la crisis del coronavirus y el confinamiento produjo una parada en seco del consumo que la recaudación por IVA acusó de forma importante. Solo este fenómeno ha podido cambiar esta dinámica. En todo caso, en las previsiones para el año que viene, se pagará más por lo que se compra que por lo que se gana. Así, de los 14.250 millones que las Haciendas vascas han previsto recaudar en 2021, 6.500 millones corresponderán al IRPF y a Sociedades, por 6.960 millones de euros que se espera recaudar con el IVA y otros impuestos asociados al consumo. 

 

 

 

La posición del País Vasco en el ratio de la recaudación de impuestos directos por cada euro recaudado en los tributos que gravan el consumo lo deja en los países del grupo de cola, junto a Grecia o Portugal, y a más de dos décimas de la media europea.

 

 

Para analizar las causas de esta realidad es importante tener en cuenta que las competencias fiscales de las diputaciones se centran exclusivamente en los tributos directos, IRPF y Sociedades, ya que los impuestos indirectos se regulan desde el Congreso de los Diputados. Las Haciendas vascas, en este punto, se limitan a su recaudación. A esta situación se añade el ajuste que se hace, en el marco del Concierto, entre el conjunto del Estado y el País Vasco para establecer la cantidad de IVA que corresponde a Euskadi.

Recaudación sobredimensionada del IVA

El mecanismo favorece a las administraciones vascas, que reciben el 7,5% del IVA recaudado en el conjunto de España, dado que es ése el porcentaje acordado en función del cálculo del peso de la economía vasca en relación a todo el país. En cambio, el consumo privado del País Vasco alcanzó  en 2016 el 5,2% del conjunto de España.

Euskadi, por lo tanto, cuenta con un modelo de recaudación que engorda esta redistribución que da más importancia a los impuestos que gravan el consumo. Un hecho que como explica a `Crónica Vasca` el catedrático de Hacienda Pública de la UPV-EHU, Ignacio Zubiri, viene “reforzándose con las subidas en el IVA, sobretodo la de 2013, y por la falta de acción sobre los tributos directos”. Para los gobiernos, señala el doctor en Economía por la Universidad de Princeton, “es más cómodo recurrir a la subida del IVA o del diésel, antes que regular los tributos directos y sus exenciones. De este modo, estamos consolidando un sistema regresivo”.

Zubiri señala la necesidad de actuar sobre el IPRF y Sociedades que, además, “es donde sí tenemos marco competencial”. Pero, en su opinión falta “un debate auténtico” para afrontar desde la política un ajuste en los impuestos directos que les permita ganar peso. “Se ha establecido”, dice el catedrático, “un estado de las cosas en el que no se pueden tocar las exenciones y deducciones que tienen estos impuestos. Esta revisión, y un mayor esfuerzo contra la elusión fiscal, permitirían equilibrar el sistema”, evitando así el recurso “fácil” de subir los impuestos indirectos que, parece “que la gente nota menos”, pero que nos lleva a un modelo regresivo, denuncia el economista.

Desde esta perspectiva, diputaciones y Gobierno vasco afrontan este año, a partir de primavera, una reflexión sobre las modificaciones del sistema fiscal vasco que dejaron aparcadas con el estallido de la crisis del coronavirus. En un primer momento, las líneas que había encima de la mesa sí establecían ajustes para corregir esta situación, ya que se hablaba de bajadas en algunos impuestos, como el caso de Patrimonio, pero alzas en tributos directos, como la subida para las rentas altas del IRPF o la supresión de deducciones en el Impuesto de Sociedades.  Pero la Covid-19 ha cambiado los planes, así, el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, ya ha señalado que ahora la prioridad es salir de la crisis y que, “subir los impuestos tendría un efecto contractivo en la economía”. Así pues, parece que la línea es clara: recurrir a endeudamiento público para mantener la actividad y congelación del modelo tributario.

Desde el departamento de Estudios Económicos de Laboral Kutxa, alertan a ´Crónica Vasca` de que “la pandemia obliga a tomar medidas que afectan particularmente al sector servicios y, a pesar de las últimas noticias sobre la vacuna, las perspectivas acorto plazo siguen siendo difíciles”. Por ello, y ante un escenario de subida de impuestos indirectos, señalan que es necesario “tomar medidas de política que incentiven el consumo para que la recesión no se alimente a sí misma mediante un incremento del ahorro preventivo”.

Las empresas, por su parte, siguen señalando que la “clave reside en una actuación rápida que salve la falta de liquidez generada por la caída de la demanda”. Y eso pasa por congelar los impuestos y facilitar créditos, así como prolongar su moratoria en el pago. Así lo señalan desde el Departamento de Estudios Económicos de Sea-Empresas Alavesas.

Los sindicatos, no comparten el parón a algunas de las líneas generales que contemplaba la reforma y reclaman "dar una vuelta" a todos los impuestos, entre ellos, el IRPF y el Impuesto de Sociedades, con el objetivo de conseguir "más ingresos". Así lo defiende la secretaria general de CCOO en Euskadi, donde trabajan en una propuesta fiscal.