Las patronales vascas han puesto de nuevo encima de la mesa el debate sobre los despidos durante los ERTE. Así, según explica el secretario general de SEA-Empresas Alavesas, Juan Ugarte, la necesidad está en salvar el tejido económico, sino las “empresas cerrarán”, y salvarlas es la mejor fórmula para proteger el empleo porque “no se puede mantener por decreto”, especialmente en referencia a la situación que vive la hostelería. El presidente de la patronal de Bizkaia, CEBEK, Iñaki Garcinuño, ha abierto también el melón de este debate solicitando abiertamente que una empresa que se haya acogido a un ERTE pueda rescindir contratos, ya que "a veces es necesario llegar a los despidos" para "mantener la empresas y resto de empleos".
La necesidad de revisar la normativa de los ERTE se centra en la prohibición de realizar despidos en los seis meses posteriores a acogerse a esta medida. Y es que se acerca el fin de la prórroga de este instrumento que, hasta enero, decretó el Gobierno de España junto a sindicatos y empresas. El tiempo pasa y las partonales alerta de que la realidad económica no alumbra un horizonte en el que se puedan recuperar los niveles de producción a corto plazo, y esa situación hace que determinadas plantillas queden sobredimensionadas, complicando la viabilidad de las empresas.
Las empresas vascas valoran el ERTE como una herramienta fundamental, muy buena para salvar empleo, y sobre la que el propio Garcinuño ha señalado que es un "instrumento muy bueno" que y terminará "seguramente en enero y se mantendrán unos meses más", pero el compromiso, impuesto por ley, de mantener los empleos durante seis meses es una "mala medida". Ha reconocido que es normal que si se recibe una ayuda se pongan condiciones pero hay que tener en cuenta que, con una "crisis grande" como la actual, el despido, "aunque sea duro a veces", puede ser "conveniente para salvar el barco y una empresa sufre mucho si su producción no se amolda a las ventas".
La coyuntura económica viene reflejando datos preocupantes que, tras la segunda ola de la pandemia, hacen complicada la vuelta a los niveles de producción previos al mes de marzo. El parón de este otoño ha empañado unas previsiones halagüeñas que se presentaban tras el segundo trimestre.
Las inyecciones de crédito a las empresas y los Ertes han salvado la situación a lo largo de este año, pero no han sido más que un parche asistencial para hacer frente a la caída de la demanda. La situación actual y el arranque del 2021 está poniendo a las empresas frente a la toma real de la temperatura del mercado económico y los datos no son buenos. La recuperación de la actividad ha evidenciado, además, un cambio drástico en la tendencia de los procesos concursales. De tal modo, que en el tercer trimestre del 2019, las empresas en es situación han sido un 24% más que las del mismo periodo del año pasado.
La recaudación de las haciendas forales ha caído 2.000 millones de euros sobre el año anterior, el PIB registrará un descenso en 2020 de más de dos dígitos y, si bien se recuperó en septiembre la exportación en determinados sectores, como la automoción, los asociados a la energía siguen con pérdidas del 45%, como es el caso de los combustibles, debido al Efecto Petronor, o del 25% en el caso de la energía.