Las Haciendas forales vascas mantienen en los impuestos de Patrimonio y Sucesiones unos tipos impositivos que son los más bajos de su entorno. Una situación que se convierte en paradójica dado el respaldo que el PNV, que gobierna las tres Diputaciones, ha dado a la armonización fiscal en territorio común que se ha ligado a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Aunque la medida no afecta al País Vasco, sí abre un debate político que vuelve a poner la fiscalidad vasca en el disparadero, de hecho en los últimos días han sido varias las voces que han reclamado que la medida afecte también a las haciendas vascas. Más cuando, en la comparativa, la situación de presión fiscal de las provincias vascas presenta menos presión que en el entorno. Así lo ha reclamado el presidente de Aragón, Javier Lambán, en una reclamación que se añade a la de partidos políticos, como Ciudadanos y que se acumula en un clima de debate sobre la fiscalidad vasca que ya estuvo expuesta a recursos de Comunidades Autónomas limítrofes no hace mucho. 

Y es que para un patrimonio de 700.000 euros, el contribuyente de Bizkaia, Gipuzkoa o Álava está exento de pagar el Impuesto de Patrimonio, siendo los únicos territorios de su entorno con estas condiciones. Del mismo modo, en cuanto herencias y donaciones, los vascos vemos menos gravados esos movimientos que los riojanos, castellanos, aragoneses o incluso, los navarros. Una paradoja que agita el peligroso avispero fiscal y que deja al PNV en una contradicción al verse encerrado en un acuerdo sobre los PGE que va ligado a una demanda de armonización fiscal que busca impedir que Madrid mantenga unos tipos impositivos que, en muchos casos, son muy parecidos a los de Euskadi.

 

La reclamación de ERC incorporada al acuerdo sobre las cuentas del Gobierno de Pedro Sánchez, en un movimiento contra Madrid, comunidad que reivindica la bajada de impuestos en la gestión de los tramos que les corresponden a las Comunidades Autónomas, y la demanda de elevar la recaudación para hacer frente a la crisis que reclaman partidos de izquierda ha generado una tormenta perfecta. Y el PNV, como actor de la mayoría que ha respaldado los PGE, se ha visto apoyando una medida incompatible con el Concierto que, aunque dirigida a Madrid, puede revolverse contra Euskadi.

Desde el Partido Nacionalista Vasco se defiende que la medida no tiene ningún efecto jurídico sobre el País Vasco, es más, el propio Gobierno de España y uno de los adalides de la propuesta, el vicepresidente, Pablo Iglesias, han señalado que el Concierto Económico es una figura recogida en la Constitución y que no se pone en tela de juicio. Si bien es verdad que la propuesta no tiene ninguna consecuencia legal sobre las Haciendas forales, es cierto que el movimiento ha supuesto abrir un melón político sobre una cuestión de alta tensión y que ya en su día abrió una batalla fiscal con recursos de las Comunidades Autónomas limítrofes, principalmente La Rioja, Castila y León y Cantabria, que pusieron en jaque la autonomía fiscal de las Diputaciones vascas.

Aragón reclama revisar la fiscalidad vasca

Este pasado fin de semana, el presidente de Aragón, Javier Lambán, reclamaba la necesidad de que la medida presentada encima de la mesa para armonizar las fiscalidad en el conjunto de España afectara también a las Haciendas del País Vasco. Una demanda que en diferentes foros económicos también ha salido como línea de trabajo en los últimos días. Y es que es difícil limitar el debate en un terreno tan delicado. También desde el sector empresarial, el Círculo de Empresarios Vasco alertó la semana pasada de su preocupación ante los posibles riesgos que acechen al regímen fiscal vasco, tras la propuesta de armonización unida al acuerdo presupuestario. 

A los pocos años de la renovación indefinida del Concierto Económico, alcanzada en 2002, desde las comunidades autónomas de La Rioja, Castilla y León y Cantabria se recurrieron las normativas vascas referidas al Impuesto de Sociedades en un conflicto que llegó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea y que pudo salvarse in extremis gracias al caso de las islas Azores que, siendo portuguesas, mantenían un régimen fiscal diferente al del conjunto del país luso. En esta situación, además de las llamadas para que el País Vasco se vea sujeto también por esta armonización planteada, podría reavivarse el riesgo de que la paz fiscal se rompiera con nuevos recursos planteados desde las Comunidades limítrofes, impulsados, bien desde sus Gobiernos, bien desde sus Parlamentos, como ocurrió entonces. 

Patrimonio, sucesiones y donaciones en Euskadi

Si analizamos la realidad de estos impuestos, en primer lugar vemos que suponen en torno al 0.8% de la recaudación total en el caso de Sucesiones y Donaciones y un 1,15% en el caso del Patrimonio. Unos 165 millones en el caso de Patrimonio y 115 millones en Sucesiones y Donaciones. En Euskadi, Álava y Bizkaia cobran el Impuesto de Patrimonio a los ciudadanos que en el IRPF superan la base imponible de 800.000 euros o si el valor de sus bienes supera los 2 millones de euros. En cambio, en Gipuzkoa, el límite en el IRPF se fija en 700.000 euros. En Euskadi, cerca de 17.000 vascos han declarado por encima de estos límites en el último ejercicio.

Si bien hay matices importantes a tener en cuenta, como el hecho de que  las Haciendas forales suprimieron el tratamiento de privilegio fiscal a las Sicav, coincidió con la caída en la recaudación que Patrimonio registró en 2019, cuando apareció la preocupación por una posible huida de capitales de Euskadi, provocada también, es cierto, por un sistema fiscal que, respecto al entorno, si bien es más benévolo con las rentas bajas y medias, es más exigente con las altas.

Así el pasado mes de enero, cuando las Diputaciones analizaban una reforma fiscal, antes de la crisis de la pandemia, Bizkaia y Álava se mostraban más propicias a rebajar, o incluso hacer desaparecer, el Impuesto de Patrimonio, mientras que Gipuzkoa mantenía una posición más divergente e, incluso, barajaba la posibilidad de mantener un perfil propio en su regulación. Y es que esta Diputación ya se había desmarcado de las otras dos haciendas para reforzar el Impuesto de Patrimonio.

En cuanto al IRPF, y como ocurre en las demás figuras impositivas, Euskadi tiende a presentar menos presión fiscal en las rentas más bajas que el entorno, aunque en la medida en que la base imponible crece, los impuestos son más altos en Euskadi que en el entorno. De todos modos las comparaciones son difíciles porque entran en juego deducciones que sí hay en País Vasco y que no hay en territorio común, como las aportaciones a fondos de pensiones y EPSV, las que corresponden a la compra y alquiler de vivienda. Se trata de una serie de medidas que terminan por afectar al tipo real. En cualquier caso, sin tener en cuenta esto, en las rentas medias y bajas, las haciendas vascas presentan condiciones más favorables que las del entorno.